Alexander García Milián
Ya han quedado como sepultados y en verdad fue la peor de las despedidas, pero igual merecían un mejor tratamiento mediático, pues rindieron un buen campeonato, terminando incluso la fase clasificatoria entre los cuatro primeros.
Luego de once años, las Avispas de Santiago de Cuba regresaron al ruedo competitivo como los grandes y ahora mismo, mirando en retrospectiva, de haber seguido el curso normal su duelo ante los Leñadores de Las Tunas, tal como estaba planificado antes del brote de coronavirus en sus filas, las cosas hubieran sido diferentes, pues los santiagueros se veían en mejor forma, más con el factor psicológico de su lado, tras la victoria del primer juego.
Pero el impacto de la Covid hizo mella en el equipo y luego de un mes fuera de los terrenos, el tiempo de entrenamiento que les fue otorgado a las Avispas no pudo suplir las necesidades reales.
Tras la reanudación se vio un elenco diezmado, desajustado, fuera de training y si bien fue meritoria la faena de los tuneros, es preciso resaltar que en el terreno se pudo ver una marcada desproporción entre ambos elencos.
En este punto, cabe resaltar la actitud de Carlos Font, quien abrió el tercer partido y explotó, pero en el cuarto enfrentamiento volvió a pedir la bola.
La labor del manager Heriberto Rosales es digna de reconocimiento pues tuvo que ajustarse durante todo el evento a acomodar sus piezas disponibles en función de los objetivos, siempre sacando buen provecho de sus movimientos.
Cuando las Avispas lograron empatar a dos carreras en el sexto inning del cuarto choque, todos miraban expectantes la posibilidad de un quinto juego y, con ello la tan ansiada clasificación a semifinales, pero entonces el pitcheo relevo se vino abajo.
Hablamos de un elenco bien armado, con hombres como Santiago Torres y Yoelkis Gibert, ambos con sobrado talento y proyecciones de extraclase a pesar de su edad. De igual modo, sin tantos bombos y platillos, el capitán, Adriel Labrada rindió excelente campaña y no menos despreciable resultaron los números de Edilse Silva y Ruden Sánchez.
El punto débil del equipo estuvo en su pitcheo, pues un alto porciento de responsabilidad recayó en los veteranos Alberto Bisset y Dany Betancourt.
Pero como quiera que se mire, la temporada que tuvieron las Avispas, merece todos los elogios, el respeto de la afición y de la prensa, pues uno de los cuatro grandes regreso y dejó claro que lo mejor está por venir.
Nos vemos a la vuelta.