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El Barcelona venció 3×2 al Real Madrid en una final de Copa del Rey que estuvo repleta de emociones, atestiguó un cachumbambé en el score y no encontró definición hasta el segundo tiempo extra.
En el estadio sevillano “La Cartuja” se jugaba la segunda final de la temporada entre ambas escuadras (la primera fue la Supercopa de España y la ganó 5×2 el Barcelona), y en la previa la temperatura había subido cuando el equipo blanco se quejó de los árbitros designados -que cuestionaron el ambiente generado contra ellos por Real Madrid TV- e incluso se rumoró la posibilidad de que el club no se presentara al desafío.
No obstante, por fortuna hubo juego. Para la cita, Hansi Flick tuvo que prescindir de las bajas de larga duración (si bien Ter Stegen se contó entre los suplentes) y también de las más recientes (Balde y Lewandowski), le dio la titularidad a Dani Olmo y colocó a Gerard Martín en el lateral izquierdo.
Por su parte, Carlo Ancelotti debió prescindir de piezas importantes igualmente (Carvajal, Militao y Camavinga, que se ‘rompió’ el pasado miércoles), y tomó la decisión de dejar en el banquillo a Mbappé, el cual no llegó a tiempo tras acusar problemas en un tobillo hace poco más de una semana.
Confirmado: Barcelona es el Rey de Copas
Barcelona, máximo ganador histórico de la Copa con 31 trofeos anteriores, comenzó echando mano de su receta preferida, con la presión muy alta y alternando pasajes de vértigo con alardes de paciencia en la construcción de la jugada.
La primera llegada de peligro fue de los catalanes, y la primera mala noticia perjudicó al bando merengue cuando Ferland Mendy pidió el cambio apenas al minuto 10.
Así, el hombre encargado de marcar a Lamine salía de la cancha, y en su lugar entraba un Fran García menos diestro a la defensa. El niño prodigio azulgrana no tardaría en desatarse, y al rato de frisar el poste de Courtois con un disparo raso, asistió a Pedri para que éste soltara un cañonazo inapelable desde fuera del área al 28’.
La tónica del período inicial fue la de un Barcelona volcado al ataque y un Real Madrid apostando estérilmente a las descolgadas de Vinicius. En su cuenta de X, MisterChip lo resumió de este modo: “La sensación de baño del Barça es tremenda. El resultado puede indicar partido igualado, pero nada de eso. Es un partido entre dos equipos de categoría diferente”.
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— BarçaTimes (@BarcaTimes) April 26, 2025
El Barcelona hizo la remontada
Para el complementario, Mbappé entró por Rodrygo y los blancos empezaron a sentir (acaso por primera vez en el encuentro) que podían contender.
La intensidad del Madrid creció hasta el punto de que el Barcelona llegó a verse lucir acorralado. Buscando oxígeno, Fermín sustituyó a Olmo, la vida siguió igual, y en el cobro de un tiro libre Mbappé logró vencer a Szczęsny a la altura del 70’.
El equilibrio llegaba al marcador. Solo ocho minutos más tarde, Tchouameni ganaría de cabeza en un corner para poner delante al vigente campeón de Champions League. Quedaba poco tiempo, y la pregunta era si los azulgrana serían capaces de responder al batacazo.
Pero sí. Como mismo lo hicieron en varias ocasiones a lo largo del curso, los hombres de Flick lograron venir de atrás al 85’ en una jugada que nació en Lamine, Ferrán recogió la pelota, le ganó la espalda a Rudiger, dribló a un Courtois descolocado y anotó a puerta vacía.
A punto ya de escucharse el pitazo conclusivo de la hora y media de contienda, el referee De Burgos Bengoetxea decretó un penal que posteriormente anuló al consultar el monitor, de manera que el choque se fue a tiempos extras.
Entonces hubo otra vez dominio catalán, si bien el Madrid daba la sensación de estar en permanente acecho. Sin embargo, Koundé (uno de los mejores de toda la final) se encargó de mandar un zapatazo que puso delante a los suyos y les dio un nuevo trofeo de Copa del Rey.
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