Por Jesús Alaín Fernández/@JesusLCA2017
El 2020 fue, muy a pesar de la temporada recortada, un año de pruebas y experimentos.
Se jugó por primera vez con un formato de playoff expandido que hizo más larga y $BENEFICIOSA$ la postemporada, se aplicó la regla del corredor en segunda para los extrainnings con el objetivo de reducir el tiempo de juego y los lanzadores no necesitaron mirar hacia las bateras de los dogouts para tomar turnos al bate.
La segunda de las medidas ya parece haber quedado atrás y según ha trascendido no estará de regreso para el 2022. Las otras dos están en el ojo de la negociación del nuevo CBA (Convenio Colectivo de Trabajo) y las probabilidades de su formalización parecen, a todas luces, bien altas.
En el 2021 los lanzadores consumieron, en la Liga Nacional, 3850 turnos validos de los cuales 424 fueron imparables para una línea ofensiva de .110/.140/.290 y un OPS+ de -19. En el 2020 los bateadores designados que tomaron los turnos de los lanzadores en la propia Liga vieron 3275 turnos con 768 hits, 135 jonrones, 471 carreras empujadas y un OPS+ de 95. ¿Nota usted alguna diferencia?
Mientras en la historia el OPS de los lanzadores que toman turnos al bate ha ido disminuyendo drásticamente desde casi un OPS+ de 20 en los primeros años de la década del 70 hasta el -19 de la recién concluida temporada, el porciento de estos turnos que terminan en chocolate se ha incrementado hasta casi el 45%. Para establecer una referencia, en el 1993 este valor no superó el 30%.
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Salvo sanas y escasas excepciones, y por supuesto no hablamos del unicornio del béisbol Shohei Ohtani, en las que los lanzadores no son “tan” malos bateando (Zack Greinke, Julio Urías, Walker Buehler, German Márquez, Max Fried, Jacob de Grom y Madison Bumgarner) los hombres del box son más dados a comportarse a lo Max Scherzer (59-0 en 28 partidos en el 2021). ¿Le resta al show?
Las voces a favor van con la razón y el espectáculo. La ofensiva extra será beneficiosa para el juego. Los dueños lo saben. Concentrarse en lanzar y evitar lesiones participando a la ofensiva será beneficioso para el juego y los lanzadores lo saben. Y aun cuando parece haber acuerdo ahí no se queda todo.
Las voces conservadoras hablan de la tradición, la historia. Incluso de la salsa estratégica que se arma cuando de quitar a un lanzador que lo está haciendo bien y necesitas bateo se trata. Pero por allí no está el mayor riesgo de que todo quede en intensiones.
En la carta de Rob Manfred a los aficionados al inicio del paro el Comisionado escribió: “cuando las negociaciones se estancaron tratamos de ayudar ofreciendo aceptar el bateador designado universal”. Entre líneas está el secreto. El mayor riesgo es que se use como moneda de cambio en la negociación más que como un punto sólido de acuerdo. Aun cuando hay un consenso no expresado a partir de la ganancia mutua en la aplicación de la medida.
Y tú, ¿prefieres ver al lanzador batear o te acomodas en el bateador designado?