Por Aliet Arzola Lima
Mitch Keller, un lanzador de 26 años y solo cuatro campañas de experiencia en Grandes Ligas, se paró confiado frente a Albert Pujols este lunes en el PNC Park de Pittsburgh. El derecho, que era solo un niño de cinco años cuando el dominicano debutó en las Mayores, creció viéndolo dar palos sin piedad a cuanto tirador lo retaba en los diamantes, pero frente a él nada había podido hacer en seis enfrentamientos previos.
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En seis duelos particulares, en seis turnos oficiales, ni un solitario imparable había logrado Pujols frente a Keller, quien presumía de dos ponches contra el legendario inicialista de los Cardinals. Sin embargo, “La Máquina” no quiere dejar cuentas pendientes antes de despedirse para siempre de MLB, y así se lo hizo saber al serpentinero de los Pirates.
A la altura de la sexta entrada del partido de este lunes entre Pittsburgh y St. Louis, Pujols le desapareció una curva mansa de 76 millas a Keller con un corredor a bordo y puso delante a su equipo en la pizarra. En conteo de dos strikes y dos bolas, el dominicano esperó pacientemente por un pitcheo que quedó colgado a la altura de las letras, ideal para masacrarlo con un swing demoledor.
La pelota salió disparada (99.4 millas) de línea en dirección a las gradas del jardín izquierdo, donde un fanático la capturó, a 361 pies de la goma. En sus manos, este afortunado tenía un tesoro: el jonrón 703 de la gloriosa carrera de Albert Pujols, quien con ese batazo superaba al mítico Babe Ruth como el segundo mayor empujador en la historia de Grandes Ligas.
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El hombre, que llevaba una camiseta y una gorra roja de los Cardinals, se llama Mike Hutcheson y, según sus propias palabras, hizo un viaje de más de 600 millas con el objetivo de capturar un cuadrangular de Pujols en las tribunas.
Hutcheson se desplazó desde su natal Belleville, en Illinois, hasta el PNC Park de Pittsburgh para presenciar los últimos partidos en la carrera profesional del slugger quisqueyano, y con el sueño de llevarse un recuerdo histórico.
“Es maravilloso, no tengo palabras para describir este momento. Vine hasta aquí para capturar este jonrón”, dijo Hutcheson en una entrevista en medio del partido de este lunes en la casa de los Pirates. Rodeado de decenas de fanáticos que hicieron fila para tomarse una foto con él y con la pelota del batazo, uno de los que más se recordarán en la carrera de Pujols.
Esa bola, desde el momento que salió disparada del bate del dominicano, adquirió un incalculable valor sentimental. Sin embargo, no está claro si Hutcheson optará por devolver este tesoro a Pujols o si seguirá la misma hoja de ruta del fanático que capturó el jonrón 700 del dominicano en Los Ángeles y se quedó con la pelota.
Durante las últimas jornadas, se han producido varias polémicas sobre este asunto. Hace solo unos días, cuando Albert superó a Alex Rodríguez como el cuarto jonronero en la historia de Grandes Ligas, también dos fanáticos en el PNC Park de Pittsburgh capturaron la pelota y decidieron devolverla. A modo de agradecimiento, Pujols le dejó la bola como obsequio y les dio otras pelotas autografiadas.