Por Pablo Pichardo.
La semana que viene, después de regresar del tope con la selección nacional de Nicaragua, la Comisión Nacional de Béisbol dará a conocer la nómina definitiva del equipo Cuba que asistirá a los Juegos Panamericanos.
Su mentor, Rey Vicente Anglada, ha dejado claro en reciente entrevista al diario Granma (órgano oficial del Partido Comunista de Cuba) que formarán parte de ella los atletas Yurisbel Gracial, Liván Moinelo y Raidel Martínez, provenientes de la Liga Profesional de Japón; Yordan Manduley, Stayler Hernández y Vladimir Garcia (Liga Can-Am); Roel Santos (Liga Mexicana) y Yoanni Yera (Liga independiente canadiense)
Esto representa exactamente el treinta por ciento del equipo que asistirá en la cita continental, casi la mitad de sus regulares al campo, la entrada de dos abridores de puntería y de los dos mejores relevistas cubanos disponibles de la actualidad.
Las preguntas son obligatorias: Si esto es así, ¿con que objetivo se ha diseñado esta larga preparación con más de 60 atletas convocados durante estos meses? ¿Qué beneficios reales trajo el entrenamiento de altura, la participación en la Liga Can-Am, los topes bilaterales con los universitarios norteamericanos y la selección nacional de Nicaragua?
No se ha escatimado en gastos. Si empezamos a sumar lo que gasta un nutrido grupo de peloteros concentrados en la capital del país durante tres meses (alimentación, hospedaje, transporte, etc), y los gastos de todos estos viajes al extranjero; la cifra es bien alta, mucho más teniendo en cuenta que la situación económica del país, y la base misma de este deporte en todas las categorías, se mueven bajo los efectos de crisis financieras.
Si a esto le sumamos, el nivel de calidad que tendrán que enfrentar en esos juegos, para nada comparado con series del caribe y clásicos mundiales; llegamos a una sola verdad: estamos derrochando el dinero de los contribuyentes para beneficio de unos pocos.
¿De verdad vale la pena todo este andamiaje para una competencia de sólo seis partidos donde compiten conjuntos de dudosas calidades?
Los directivos hablarán de jóvenes talentos, de necesarios fogueos internacionales y de desarrollos futuros para defender sus tesis y seguir de turistas por el mundo, pero ¿acaso no ganamos más invirtiendo ese dinero en las categorías infantiles, eslabón de la cadena sustentado por los padres de los muchachos? ¿No es más factible comprar guantes, bates y pelotas o promover la producción nacional de estos utensilios, arreglar los terrenos, o mejorar las condiciones de vida de los atletas en las EIDE y academias provinciales?
Al final de la jornada se podrá ganar la medalla de oro en la cita regional, los convocados de otras ligas llevarán en sus espaldas el peso de las victorias, pero la derrota es nuestra, seguirá viviendo aquí, en el bolsillo de todos nosotros.