¿Cuándo se rompió el béisbol cubano?

Por Alexander García Milián Camina despacio, medita sus pasos, ralentiza más la marcha, calcula cada milímetro de sus zancadas, ve las gradas vacías, la madera roída, basura por todos lados, incluso al mirar al terreno ve la hierba árida, demasiado seca aunque esta podada luce seca, como quemada, alarga su mirada y a lo lejos, […]

Por Alexander García Milián

Camina despacio, medita sus pasos, ralentiza más la marcha, calcula cada milímetro de sus zancadas, ve las gradas vacías, la madera roída, basura por todos lados, incluso al mirar al terreno ve la hierba árida, demasiado seca aunque esta podada luce seca, como quemada, alarga su mirada y a lo lejos, allá esta la pizarra, la vieja pizarra medio oxidada con tres edificios a su izquierda y dos a la derecha; edificios también viejos, edificios como salidos de un cuadro surrealista, de pronto todo se vuelve una pintura surrealista o quizás un poema de Paul Elouard, todo ocurre en su mente  y entonces él se pregunta- ¿ cuándo se jodió el béisbol cubano?-…

Bueno, digo el, pero pudiera ser yo lector o tú, pudiera ser cualquier cubano, cualquiera que ame este deporte que nos hace y deshace siempre, nos reconstruye, nos absorbe, nos quita el sueño y nos lleva de Hide a Jekyl  en fracciones de segundos.

El célebre comienzo de Conversación en la Catedral me lleva a este punto y como Santiago Zavala pudiera preguntarme y meditar tantas cosas, pero…no me pregunto por Perú, ni por la avenida Tacna, me pregunto por el béisbol cubano, palpito por la prosa de Vargas Llosa pero soy cubano, me gusta el futbol y se sobre Cubillas, Claudio Pizarro y Paolo Guerrero, pero en mis venas va la pelota, el diamante, la caña de azúcar… el café.

Sí digo que el beisbol cubano se jodió hace diez años o doce, si digo eso pudiera sesgar el análisis y ser reiterativo respecto a un tema machacado dese hace ratos; si digo que desde finales de los 90, desde 1998, cuando entran los profesionales al circuito amateur y perdimos en una Copa Intercontinental contra Holanda o Australia- no preciso, la memoria me traiciona pero fue uno de los dos- si pauso aquí, las cosas toman seriedad y los hechos validan de a poco mi opinión.

La burbuja de cristal, el espejismo, la ficción se comenzó a derrumbar, Cuba era el “rey de la pelota”… ¿y entonces?, llego Sidney y muchos olvidan que además de perder contra Estados Unidos en la final, Holanda también nos ganó en la fase clasificatoria. La leña comenzó a arder y tras el tercer out cedido por Yasser Gómez en línea tendida hacia el left field, la cruz de Gólgota se irguió imponente ante nuestros ojos.

Luego de aquello, ganar ya no era pan comido, los Mundiales de 2001, 2003 y 2005 así lo atestiguan; la rivalidad aumentaba y a pesar de obtener en Atenas el oro olímpico, la confianza de antaño empezaba a desaparecer.

… ¡Flash back!…La Serie Nacional siempre se ha vendido como el gran evento, la cumbre de la pelota cubana, desde sus comienzos allá a comienzos de los 60 tras la suspensión del profesionalismo la burbuja de cristal comenzó a inflarse y los casi 30 campeonatos mundiales ganados en el circuito amateur le dio más vida al mito que empezaba a crecer.

Los equipos cubanos ganaban en cada torneo, imponían su clase y si se trataba de una Liga al trapo no importaba, la cuestión era ganar y el “nivel” crecía; Quisqueya, Parma, Nicaragua, el melado era pegajoso pero contra los Senadores de San Juan todo empezó a cambiar, ya la realidad nos pegaba de frente.

Y… a finales de los 90 llegó el día D; en La Habana un equipo Cuba armado hasta los dientes perdía contra los Orioles de Baltimore, uno de los equipos más mediocres en las Grandes Ligas.

Cuando en suelo estadounidense se obtuvo la victoria, parecía que se había descubierto América, hasta que todo vuelve a Sidney y la historia empieza a torcerse.

El hecho de renegar del profesionalismo fue y es usado como bandera; en un momento creíamos que éramos todo pero en verdad los hechos se sobredimensionaron siempre y aquello que en su momento fue desterrado ahora se torna como solución viable.

No es menos cierto que tenemos nivel y estamos ranqueados, pues la cantidad de peloteros cubanos en el circuito MLB así lo demuestran pero hasta ahí, hasta tener nivel, en la élite mundial ni entre los 8 primeros ya clasificamos; la cosa no es de ahora, vivíamos en un mundo irreal y al despertar chocamos con el vino amargo de no saber qué hacer.

Si me preguntan- ¿Cuándo se jodió el béisbol cubano?- diría que el día en que nos creímos los dueños del universo.

Nos vemos a la vuelta.

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