Sólo dos jugadores en nuestro béisbol, han logrado la impresionante dualidad de batear por encima de 400 y conectar más de 30 jonrones en una Serie Nacional. Son dos aspectos de juego que normalmente no compaginan; lo usual es que los sluggers no tengan tan altos promedios. Pero siempre hay sus excepciones, en este caso, dos extraclases bateadores que aún se mantienen en activos, José Dariel “Pito” Abreu y Alfredo Despaigne.
Un dato ilustrativo: sólo 6 bateadores han logrado despachar 30 o más jonrones en cualquier Torneo Nacional, dígase Serie Nacional, Selectivas, Copas Revolución, Súper Ligas o la Serie Especial de los 10 Millones; y de ellos, únicamente 2 lo han hecho bateando para .400 o más.
En el marco de la Serie 49, hace ya 10 años, el santiaguero naturalizado granmense, Alfredo Despaigne, logró la friolera de 31 para la calle, con un average de Bateo de .404, producto de 128 hits en .317 veces al bate. Era la primera vez que un bateador en una Serie Nacional se atrevía a tanto, ni siquiera con el aluminio.
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Un año después, en la Serie de Oro, el inicialista de los Medias Blancas de Chicago y MVP de la Liga Americana del año 2020, José Dariel “Pito” Abreu logró una marca aún mejor cuando disparó 33 batazos de vuelta completa, con promedio astronómico ofensivo de .453, con 96 inatrapables en 212 turnos oficiales al home plate.
Lo que hace aún más espectacular la marca de Pito, es que, además de todo lo antes expresado; tuvo una frecuencia jonronera de un cuadrangular cada 6,42 veces al bate: de otro planeta. Sin dudas una de las mejores temporadas ofensivas para cualquier bateador en Series Nacionales. En la opinión del que suscribe; la mejor en lo que a bateo se refiere.
Para que se tenga una mayor dimensión de lo extraordinario de la hazaña de Pito y Despaigne, voy a agregar que sólo otros dos peloteros en nuestros torneos domésticos llegaron a conectar, no 30, sino 20 jonrones y batear para 400; fueron dos leyendas de nuestro béisbol.
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En 1989, en la XXXVIII Serie, Orestes Kindelán logró lo que ningún bateador cubano logró hasta entonces, la triple corona de Bateo, en su caso en la llamada Liga Oriental. En ese torneo su average fue de .404 y conectó 24 jonrones.
El otro en lograrlo fue el niño prodigio de nuestro béisbol, Omar Linares Izquierdo, pero en su caso; por partida doble. En 1990, durante la XVI Serie Selectiva, igualó la hazaña del palmero y en esa ocasión bateó para .411 y conectó 20 bambinazos. Seis años después, pero ahora en una Serie Nacional, la XXXV, conectó para 403 y volvió a despachar 20 para la calle. Sólo para extraclases.