Por Daniel De Malas Andreu
Dariel Fernández anda en su tercera Serie Nacional, es lanzador, lo hace a la zurda para Pinar del Río, la primera victoria de su carrera la logró en esta campaña ante Sancti Spíritus, era su primera apertura, su labor se había centrado al trabajo ante bateadores zurdos, pero sus metas individuales y colectivas comienzan a ir más allá.
«Quiero mantenerme en el staff de abridores, contar con la confianza de mis entrenadores y el director Alexander Urquiola y así poder aportarle triunfos a mi equipo, que en medio de toda esta situación somos una vía de motivación para el pueblo pinareño, siempre con la meta de clasificar, como aspiración personal la más grande es formar parte del equipo Cuba y regalarle triunfos al país».
Su camino en el béisbol lo inició en la categoría 9-10 años con el profesor Luis Alberto Beunes pero ya desde antes junto a su padre disfrutaba de los juegos del barrio, en el 11-12 comenzó a iniciarse como lanzador, en este nivel llegó su primer título como atleta.
Estoy seguro que más adelante la entrevista con Dariel sea para hablar de los logros que comenzarán a llegar, esta primera no se centra de algún resultado en específico, va de ese gesto que traspasa los terrenos de juegos, es esa virtud humana de saber recordar.
Compartir apellido con el desaparecido lanzador José Fernández fue el primer llamado de atención a su figura, que luego ha ido mucho más allá.
«Comencé a seguir sus juegos, observaba el carisma que tenía entre sus compañeros y sobre la lomita se notaba que lo entregaba todo en cada lanzamiento, guapeaba su juego hablando a lo cubano, me llamó mucho la atención su forma de disfrutar el mismo juego que yo amo y práctico, veía fotos también de su familia, se notaba sobre todas las cosas un amor inmenso entre ellos y todo eso que veía me reflejaba en el, sin aún saber tanto de béisbol disfrutaba su juego y ver cómo desbordaba ese talento que traía consigo».
En sus primero pasos como lanzador la influencia de José Fernández ya estaba ahí, su carisma y ganas fueron parte de la influencia que el pinareño intentaba llevar a sus actuaciones, lo siguiente sería portar su número.
«Enseguida que pude pedir el 16 y así lo hice y siempre que miro mi camisa recuerdo la de ese gran picher que a pesar de no tener los mismos colores en el uniforme que el usó, si tenemos las mismas ganas de triunfar en el béisbol y seguirá siempre siendo un orgullo llevar el mismo número y apellido, porque sé que también hubo una gran persona que los llevó en el más alto nivel del béisbol».
Este homenaje no ha pasado desapercibido para la mamá de José Fernández quién se ha establecido comunicación con Dariel. «Gracias al amigo Osvaldo Acosta me han llegado algunos mensajes en los que motiva y me da buenos consejos, la verdad nunca pensé tener la gran satisfacción de saber de ella y que me agradeciera este gesto, la cual aún no lo creo a pesar que directamente no he hablado con ella, pues sería un grandísimo honor para mí poder hacerlo y agradecerle por estar pendiente a mí y al equipo».
Dariel recuerda del momento en que le llegó la noticia del fallecimiento de José Fernández. «Saber que era un joven al que le quedaba un gran futuro por delante, llamado a ser de los mejores lanzadores de la MLB desapareciera conmovió hasta al más duro y aún más porque se le notaba la gran persona que llevaba dentro y lo genial que era con sus compañeros, era muy querido de eso nunca tuve la menor duda».
De aquellos días hay varios momentos que todavía recuerda. «Fue el de ver a cada persona en su estadio la noche del homenaje con lágrimas en los ojos, cada pelotero con su número y apellido, aquel cuadrangular en el juego y observar al bateador llegar lleno de lágrimas al home, la verdad fui uno más de esos espectadores que lloró en esos momentos».
En cada salida Dariel cierra los ojos para pedirle protección a Dios, para que lo guíe a la victoria a él y al equipo y también lo cuide de lesiones. «Se que Dios lo tiene junto a él y que ahí uno al lado de otro me oyen y me ayudan a crecer cada día como persona y como beisbolista».
La oportunidad de un encuentro nunca ocurrió, aun así guarda las palabras que le hubiese gustado decirle. «GRACIAS por regalarnos tanto talento y carisma en cada juego y por hacer del béisbol junto con cada beisbolista del mundo un lugar único, donde los de buen corazón y talento son los que llegan lejos porque Dios siempre estará con cada uno».
Si tuviese que definir un punto de unión entre José Fernández y Dariel, es el amor al juego, dos historias diferentes pero un mismo escenario el terreno de béisbol. «Yo solo quiero darle gracias a Dios por darme este don y a cada uno de esas personas que aman al béisbol y luchan por él y a los que me apoyan a mi familia principalmente, mis amigos, pues como muchos que practican este deporte entrego mi vida al béisbol cada día porque para mí lo es todo, lo amo».
El legado de José Fernández no terminó aquella trágica noche del 25 de septiembre de 2016, su historia sigue motivando aquí en la tierra que lo vio nacer.