Por Kiara González
Uno de los temas más debatidos y crecientes en el acontecer del béisbol cubano de hoy es el cambio de equipo por parte de jugadores que por determinadas razones han solicitado la carta de liberación para irse a para otra provincia y que en no pocas ocasiones se ha convertido en un gran problema.
A propósito del debut de Yordanis Samón con Camagüey al encontrar allí una mejor opción para vivir que en La Habana, el debate alrededor de la controvertida figura del inicialista granmense volvió a avivarse. Y fue alguien para quien la polémica forma parte de su ADN quien decidió hablar incluso más allá del propio ex industralista y volver a señalar todas las adversidades que ha tenido que vencer pese a su trascendencia.
Convertido en el lanzador capitalino con más victorias en Series Nacionales, Lázaro de la Torre considera que las atenciones durante y después de su desempeño como jugador activo ha estado muy por debajo de sus méritos.
«Yo soy el mejor de la capital y aquí me dieron una sola casa hace muchos años cuando aquí ha habido pila de gente que se la han cambiado cuarenta veces y por eso digo que no ha habido justeza. Actualmente yo tengo que vivir en casa de mi mujer porque no tengo casa propia», nos asegura De la Torre, en exclusiva para el segmento Swing Caliente de nuestro canal de YouTube.
Según cuenta el bautizado “Brazo de Hierro”, a raíz de su memorable actuación con 43 años en el playoff de 2001 contra Pinar del Río le prometieron una vivienda pero finalmente se la otorgaron al entonces novato Kendrys Morales y posteriormente pasó algo similar con Yasmany Tomás. En ambos casos cuenta que existía el mismo motivo de tenerlos contentos y evitar así que se fueran a jugar a Estados Unidos.
«Siempre ha habido todo de tipo de “peros”, y al final le han resuelto a miles de personas aquí en La Habana. Resulta que yo soy el primero de la capital de todos los tiempos, no tengo nada y, sin embargo, a diferencia de otros yo no estoy protestando. Voy a esperar a cuando a ellos les de la gana aunque a lo mejor me muero y nunca me la dan. Ha habido peloteros que le han dado casas enormes y hasta pent-house sin habérselo ganado en el momento que recibieron», agrega.
Más adelante el jugador que ha actuado con más edad en nuestros clásicos (47 años) manifestó que quizá nunca le dieron nada porque a pesar de no ser satisfecho su pedido nunca dejó de rendir y mantener la disciplina. «A lo mejor si yo hubiera dejado de hacer lo que tenía que hacer yo no estuviera viviendo hoy así».
Igualmente se refirió a dos temas que lo golpearon duramente como el pobre reconocimiento cuando se convirtió en el primer capitalino con 200 victorias más el hecho de nunca recibir un retiro oficial.
«No me han hecho retiro mientras se desviven por hacerle el homenaje de retiro a fulano y mengano, y algunos hasta dos retiros, cuando muchos de ellos han tenido sus situaciones de indisciplina y abucheados por el público. Yo por el contrario nunca fui abucheado porque la gente sabe que yo jugaba con el corazón. A mí en toda Cuba me quieren y yo sigo aquí sin protestar por esto o por aquello», sentenció el mítico número 27 de los equipos habaneros.
También consideró muy injusta su salida del béisbol por encontrarse en condiciones para seguir activo pese a estar a un paso de los cincuenta años en ese momento. «Todavía hoy con 62 años soy capaz de tirar más duro que muchos lanzadores de la Serie Nacional. Si no me hubieran privado de seguir quién sabe hasta donde hubiera podido llegar».
Sobre la obligatoriedad de recibir la carta de permiso para irse a jugar a otro equipo manifestó estar en contra completamente de la emisión de ese documento sobre todo por los tiempos que corren, en los que según sus propias palabras hay más éxodo interprovincial que internacional. Y en el caso de Samón consideró que debía irse para donde creyera porque cada persona debe ser dueña de sí misma. «Deben entenderlo porque ya él tiene una edad complicada y tiene que garantizar su futuro».
A pesar de la rudeza de sus palabras De la Torre finalizó diciendo que a pesar de todas esas situaciones su deber seguía siendo el trabajar para su capital reconociendo no obstante el lugar donde debe estar sin dejarse humillarse por nadie.
Lázaro ganó 205 partidos entre 1978 y 2005, aunque es válido decir que perdió varios años por decisiones ajenas a su voluntad, especialmente entre 1995 y 1999 cuando fue parte del grupo de peloteros a los que obligaron a retirarse si querían jugar como profesionales fuera de la Isla en países como Colombia, Nicaragua o Japón.
Desde hace más de una década ha estado trabajando como entrenador principal del equipo Plaza de la Revolución y al frente del estadio 50 Aniversario donde ha desarrollado una labor destacada a criterio de la mayoría de las personas.