Por Robiel Vega
El movimiento más sonado en el Tradeline para el público beisbolero cubano fue sin dudas el traspaso de Jorge Soler a los Bravos de Atlanta. El habanero de 29 años había tenido una temporada pobre ofensivamente hablando, aunque en las últimas semanas había visto un incremento considerable, sobre todo, en su producción de largometraje.
Los Bravos es el tercer equipo en el que se desempeña Soler, quien en sus 29 años, además de los Reales, había formado parte de la franquicia de los Cubs, equipo con el que ganó una Serie Mundial.
En el choque del sábado 31 de julio, efectuado en el Truist Park entre los conjuntos de los Bravos y los Brewers, Jorge Soler hizo su debut como parte de su nuevo equipo y lo hizo por la puerta grande, conectando imparable en su primera vez al bate.
La conexión llegó en la baja de la segunda, con las bases limpias y en conteo de 3 y 2. Fue un hit a bate partido, Soler le pegó con el mango del madero y con un «texas» detrás del torpedero, se anotó el inatrapable número 499 en su carrera en Grandes Ligas, quedándose a las puertas de ingresar en un club al que sólo otros 35 cubanos pertenecen, el de los 500 hits.
En la baja de la cuarta, con hombre en primera, conectó su segundo inatrapable de la noche, un cañonazo durísimo al central que sirvió para llevar hasta tercera a Austin Riley, quien después anotaría el empate por sencillo de Dansby Swanson.
De esa manera Soler se convirtió en el cubano número 36 en conectar 500 imparables en Grandes Ligas y responde a la confianza depositada en él por la dirección de la franquicia a pesar de sus bajos números ofensivos en la temporada.
Hasta el cierre de esta nota, el partido marchaba en la baja de la sexta empatado a una carrera y Soler bateaba de 3-2, dejando una línea ofensiva de (196/291/373/664) (AVE/OBP/SLG/OPS).
Gran debut de Soler, esperemos que sea el inicio de una nueva etapa para él, una donde nos vuelva a mostrar toda su calidad y su poder al bate, aquel que nos enamoró en 2019.