Delegación cubana a los Juegos Panamericanos de Lima: Fantasmas y otras historias

Por Alexander García Milián

Entre Conversación en la Catedral y las Tradiciones Peruanas, entre Vargas Llosa y Ricardo Palma, en medio de este universo emerge un cálido aroma y todo sabe a cosas del Perú, a la milenaria cultura inca, entonces los venideros Juegos Panamericanos de Lima harán sentir como pez en el agua  a los amantes del deporte y es algo que suena genial.

Cuando este 26 de julio, comience las acciones en la cita continental, para muchos comienza una fiesta y buena parte de las vacaciones quedará amenizada por este período de actividad muscular.

Para Cuba y el deporte antillano, la justa será un reto, quizás el más grande y lo digo sentando el precedente de los Centroamericanos de Barranquilla, donde México nos vapuleó con saña.

Estos Juegos Panamericanos mostrarán en buena medida el verdadero rostro que tiene el deporte en la Isla. Para ir más allá, creo que si hablamos de tercer lugar, cierto rasgo de esquizofrenia nos roe, pues el quinto o el sexto puesto salen ahora mismo como la mejor opción.

En suelo peruano, estará una buena porción de los mejor del deporte en América y dejando a un lado a Estados Unidos, las mejores opciones para copar el medallero la tienen y creo por ese orden, Canadá, México, Brasil y después entre Cuba y Colombia se disputaría el puesto cinco.

Pienso que serán los juegos donde emergerán con más luz las carencias de nuestro deporte, la necesidad de abrirnos sin tapujos a los conceptos actuales que impone el mercado y no esperar con engreimiento que las cosas no caigan del cielo, pues cuando todos avanzan con pasos agigantados, nosotros no hacemos más que ceder espacio.

Si queremos soñar con copar el medallero, es más que necesaria una efectividad, casi utópica, en deportes como atletismo, boxeo, judo y lucha; igual pienso que la cuestión se torna color de hormiga.

No obstante, de la misma manera, pienso que la cuestión queda en eso, en meros sueños y entonces para comienzos de agosto, cuando terminen los Panamericanos, tal vez comience a releer La Ciudad y los Perros.

Nos vemos a la vuelta.

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