Deporte y política: “participa pero no te destaques”

Por Jerry Díaz En muchas ocasiones (muchísimas diría yo) se escuchan o leen frases negando la relación entre el deporte y la política. El deporte es una actividad maravillosa que además de contener el componente artístico (es apreciable) posee un plus de pasión, pues es competitivo. La política por su parte tiene varias acepciones. Mi […]

Por Jerry Díaz

En muchas ocasiones (muchísimas diría yo) se escuchan o leen frases negando la relación entre el deporte y la política.

El deporte es una actividad maravillosa que además de contener el componente artístico (es apreciable) posee un plus de pasión, pues es competitivo.

La política por su parte tiene varias acepciones. Mi favorita y la que creo define mejor el término es “la política es el arte de lo posible”.

Se escuchan frases también (muchas veces con razón) aludiendo a la “suciedad de la política”.

Desde mi perspectiva no es sucia. Sucios son los falsos políticos (desgraciadamente la mayoría) que se anuncian como profetas y salvadores, es decir, los que prometen sabiendo que no pueden (en algunos casos no quieren) cumplir.

No pretendo hacer una defensa del término, ni de la política en sí.

Haciendo analogías, no podemos decir que el béisbol es un deporte sucio por que haya tenidos momentos delicados.

Ni las apuestas, ni los esteroides, ni el robo de señas ilegal hacen al béisbol un deporte sucio.

Creo que era necesario explicar esto antes de comenzar mi artículo.

A los que dicen que la política no se debe mezclar con deporte los apoyo, estoy de acuerdo, aunque no todo es malo.

Les traigo una serie de ejemplos en los que la política interfirió en el funcionamiento deportivo a través de la historia. Luego de mencionarlos intentaremos llegar a alguna conclusión.

Lo primero que pienso es en las 2 Guerras Mundiales. La  I GM (Primera Guerra Mundial) de 1914 a 1918 impidió la continuidad de las Olimpiadas que habían estado celebrándose ininterrumpidamente cada 4 años desde 1896.

En el caso de la II GM (Segunda Guerra Mundial) de 1939 a 1945 fue aún peor. A los Juegos Olímpicos se suman las Copas Mundiales de Fútbol.

Copa Mundial de Fútbol 1938

Precisamente el Mundial de 1938 celebrado en Francia es otro ejemplo muy claro. Los alemanes (con Hitler en el poder) tenían la pretensión de ganar el campeonato. Los futbolistas fueron entrenados como tropas que iban a una guerra.

No aguantaron la presión e hicieron un ridículo horrible en aquel Mundial, sí, el mismo al que asistió Cuba.

El caso italiano fue igual y diferente.

La Italia de Benito Mussolini venía de ganar como locales en 1934. La previa fue parecida a la de los alemanes pero con desenlace distinto.

Italia ganó el torneo venciendo en la Final a la increíble Hungría 4 goles por 2.

Lo llamativo es que el dictador italiano envió un mensaje a sus jugadores: “Venced o morir”.

Mussolini hablaba literalmente. El portero húngaro declaró estar feliz de haber permitido esos 4 goles porque salvó la vida de 22 futbolistas.

De solo pensar en la presión a la que estaban sometidos aquellos deportistas me erizo.

Juegos Olímpicos Berlín 1936

Los Juegos Olímpicos de Berlín 1936 han sido probablemente (junto a Moscú) los juegos más politizados de la historia.

La swastika nazi ”adornaba” el recién contruído estadio Olímpico de Berlín y cada medalla alemana era dedicada al Führer.

Sí, fueron los Juegos en que Jesse Owens, un hombre negro, lo hizo enfurecer por contradecir su teoría de superioridad aria al ganar 4 metales dorados.

Ferenc Puskas

Seguramente los que siguen el fútbol han oído hablar de Ferenc Puskas. Un jugador húngaro que maravilló al mundo con su selección y luego fue parte de una de las mejores épocas del Real Madrid.

Pues la política excesivamente inmiscuida en el deporte hizo mella en la carrera de este futbolista.

Puskas jugó por Hungría desde 1945 hasta 1956 a pesar de que aún estaba en plenitud. De hecho, estuvo en el Real Madrid desde 1958 a 1966 y llegó a vestir la camiseta de la selección española.

Si nos fijamos en los años vemos que no coinciden. Puskas al decidir no regresar a su país en 1956 fue tildado de traidor a la patria, no se le permitió entrar más y obviamnete mucho menos jugar por su bandera.

Guerra Fría: Moscú 80 y Los Ángeles 84

La Guerra Fría fue uno de los momentos de mayor tensión política en la historia. Sin embargo hubo un momento de distensión a finales de la década de 1970 entre las dos grandes potencias: Estados Unidos y la Unión Soviética.

A pesar de eso (y debido a un nuevo conflicto) en 1980 el deporte sufrió nuevamente las consecuencias de la intromisión excesiva de la política.

Cincuenta y ocho países del bloque occidental (también llamado capitalista) boicoteó la competencia y Moscú 1980 contó con 80 países participantes solamente.

Por tanto se quedaron sin Olimpiada los excelentes deportistas estadounidenses, alemanes y de las demás naciones.

La respuesta fue parecida. En Los Ángeles 1984 el boicot fue a la inversa.

Los países del bloque socialista no asistieron a los Juegos. Un total de 18 naciones se sumaron y las consecuencias para sus deportistas fueron las mismas, se quedaron sin poder competir en las Olimpiadas a causa de los conflictos políticos.

Sin embargo, como decía al inicio, no toda la mezcla entre el deporte y la política viene acompañada de negativismo.

Por ejemplo, el partido de fútbol más mediático y seguido en el mundo es el Clásico Real Madrid – Barcelona. Esta rivalidad trasciende el plano deportivo.

Los catalanes aprovechan las visitas del equipo de la capital para lanzar gritos de “¡Independencia!” en pleno juego. Ha sucedido de igual forma a la inversa. La visita del conjunto catalán a Madrid es aprovechada para exhibir banderas españolas (esto sucede menos pero ha pasado).

Sin embargo, ningún futbolista siente una presión extrema por el contexto político. Ninguno (o casi, para no ser absolutos) cree que ganar sería una victoria en lo político, sino solo en lo deportivo.

Para no aburrirlos, mi conclusión. La política y el deporte pueden estar mezclados en muchos momentos, a veces para bien (incluso hay ejemplos de eventos que se llevan a cabo gracias a voluntad política), a veces para mal (como los ejemplos expuestos anteriormente).

Pero hay una constante: la intromisión excesiva de los gobiernos suele hacer daño a la actividad deportiva.

Seguramente algunos de los casos expuestos le recordó a otros que sucedieron o suceden en nuestra Cuba. Pronto estaremos abordando el tema con el caso cubano, aunque advierto, no es una situación exclusiva de los últimos 60 años, sino de más de 150.