Por Alexander García Milián
Este es un tema que me debía, como tantos, pero bueno, me lo debía y el hecho de comentar con ustedes señores es una cuestión casi de honor.
Cuando Cuba perdió su primer juego en la Liga Can Am, la nube en que los “publicistas” de hoy y de ayer habían sumido el éxito ante México- me refiero al tope bilateral de hace par de semanas- la nube de gloria más que pasajera, otra vez se desmoronó y el hedor a vacío y a falsedad comenzó a rondar el ambiente.
El tope con los mexicanos, con un elenco formado de su Liga- no la dura, no la del Pacífico- una selección alfa y valga el término; bueno, el tope nos llenó de todo, de ánimo, de esperanzas, nos levantó el ego y cierto destello de milagro empezó a merodear el ambiente.
Pero… nosotros no tenemos a nuestro principal equipo, ni por asomo; los mexicanos tampoco y si de juntar estelares se trata, solo en pitcheo- Joakim Soria, Héctor Velásquez, Roberto Ozuna, Marco Estrada, Julio Urías- solo así, México es favorito ante Cuba y ante varios equipos; de hecho, ya en el anterior torneo Premier 12, sacó la casta y ancló en semifinales, venciendo al mejor equipo de la clasificación, Canadá.
La salvedad la hago para aclarar los puntos, quizás ni un equipo unificado sería suficiente para un elenco mexicano de tal altura, recalco y miro otra vez la cara de los que están sentado en la esquina de mi casa hablando de béisbol, pienso entonces que debo seguir hablando claro y decir lo que pienso, como lo pienso, quiero hacer más pero ahora me conformo con el deporte y el béisbol.
Sí los gloriosos aduladores de siempre, comenzaron a llenar otra vez el panorama noticioso con epítetos triunfalistas y de gloria, si eso fue así, yo aquí hago la salvedad y creo poner los puntos sobre las íes, al menos algunos puntos.
Ahora en Lima, el equipo mexicano será poco más de esto que se vio en el tope, en el Premier, ya con una nómina anunciada, donde resaltan figuras del calibre que mencionamos, bueno ahí, cuidado y esa es buena parte de la realidad.
Por ahora, solo quiero hacer la pausa y aclarar el asunto; las cornetas del egocentrismo y el engreimiento suenan alto, tal vez como nunca, pero yo, ahora mismo, por aquí, solo digo, basta, hablemos claro de una vez… paro, miro hacia arriba, siento rabia, sé que es como un virus – Cuba le ganó a México- me río…!La hostia!
Nos vemos a la vuelta.