El equipo Cuba de béisbol, la generación perdida y algo más…

Por Alexander García Milián Es la derrota- me digo; sí, la dinámica de funcionamiento de nuestro béisbol transita por ahí, por la senda del derrotismo, el querer todo sin contar con los elementos suficientes para alcanzarlo y entonces obtener nada. Es como una conciencia adquirida, un estatus quo que domina todos los hilos de este […]

Por Alexander García Milián

  • Es la derrota- me digo; sí, la dinámica de funcionamiento de nuestro béisbol transita por ahí, por la senda del derrotismo, el querer todo sin contar con los elementos suficientes para alcanzarlo y entonces obtener nada.

Es como una conciencia adquirida, un estatus quo que domina todos los hilos de este deporte; sin objeción,  otro matiz de esa cruda realidad que vive el cubano de hoy, ese que bota un poco de sus penas jugando domino, tomando ron y discutiendo de pelota.

Yo escribo y sé que no descubro el agua fría, escribo y trato de encontrar siempre los elementos necesarios para hilvanar la mejor historia, para dar con la clave que me permita decir de un modo diferente que la crisis en el béisbol cubano es real, que no ganamos nada serio desde el “machadato”, valga la metáfora, y que no podemos seguir soñando, ni mintiendo en algo tan sagrado.

Cuando unos hablan de generación perdida, le encuentro lógica y siento por ende que tienen parte de razón; es así, una generación perdida, desde hace unos diez años atrás.

Es una generación perdida, pero pudiera ser una estructura perdida, un sistema caduco, porque no se puede entender la esencia sin visualizar el fenómeno con todos sus componentes, no se puede decir – no ganaran- sin entender que todo parte de la base, de las EIDES, de las ESPA, de los juveniles, de los entrenadores, aunque lo quieran obviar.

Si saco a Urquiola, a Anglada y a Jorge Fuentes, no siento que pueda haber otro manager con el tino necesario para resolver el asunto, pero igual, son tres y no pueden inventarse un equipo para ganar el oro cuando el quinto lugar es lo que mejor suena.

Antes todo el mundo nos respetaba, ahora creo incluso que Haití si arma un equipo pudiera sacarnos un susto y no creo en esa máxima de que…el nivel esta parejo…no, sigo pensando que nosotros hemos bajado, y mucho, nuestro nivel.

Las soluciones pasan una y otra vez por cambiar los cimientos que sostienen el endeble techo del béisbol nacional; con más veras, transformar de a todas la Serie Nacional, que vengan empresas extranjeras a invertir en estadios, en equipos, en todo; no es esperar a la MLB, es buscar por este camino lógico, tocar las puertas del profesionalismo y empezar desde adentro a mirar las cosas con otros ojos.

No creo que echarse a llorar por las derrotas ante Nicaragua sea una solución, no, y tampoco esperar a la derrota, las cosas hay que llamarlas por su nombre y no esperar a analizar después de Lima, porque pasó esto y aquello.

Nos vemos a la vuelta.

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