Por Robiel Vega/@robielcuba87
Resulta casi imposible resumir en algunos párrafos la tremenda trayectoria de un pelotero que marcó una época en nuestras Series Nacionales y el equipo Cuba, es por eso que esta ocasión sólo me referiré a su trayectoria en los torneos domésticos, dejando su actuación en la selección de las 4 letras para otra ocasión.
Sin muchos preámbulos comienzo diciéndoles que Omar Linares Izquierdo el 23 de octubre de 1967, en la localidad pinareña de San Juan y Martínez, en una familia donde su padre, Fidel Linares, había sido uno de los peloteros que participó en la primera Serie Nacional, logrando, incluso, hacer algún que otro equipo Cuba, como por ejemplo, los Juegos Panamericanos de Sao Paolo 1963.
Debutó en Series Nacionales en la XXII Serie Nacional (1982-1983) con el equipo Forestales, en ese entonces el segundo elenco de la provincia Pinar del Río, desempeñándose como jugador de cuadro y jardinero, sin mostrar grandes resultados.
Un año después comenzó un periodo de nueve temporadas, en los cuales vistió la franela de Vegueros, siempre bajo las órdenes de Jorge Fuentes y con el cual conquistó tres títulos (1985, 1987 y 1988). En esa primera campaña, la 1983-1984, promedió para 316, producto de 86 hits en 272 turnos. Éste sería el preámbulo de lo que estaba por llegar.
Para la temporada siguiente, Omar Linares lo ganaría todo, el título de Cuba, el MVP de la Serie Nacional y se convertiría en el campeón de bateo más joven de la historia con apenas 18 años, además de hacerlo superando la barrera de los 400, primera vez que se lograba en un evento de este tipo, anteriormente sólo Héctor Olivera (padre) y Agustín Arias lo habían conseguido en Series Selectivas.
“El Niño” como ya se le conocía, bateó para 409 (264-108), en una temporada de 75 juegos, llevándose, además, los lideratos en anotadas con 65 y triples con nueve. El joven infielder pinareño conectaría, además, 19 dobles y nueve jonrones, empujó 39 carreras y recibió 46 boletos.
En la campaña siguiente repetiría la hazaña y otra vez sería campeón de bateo sobre 400, en esa ocasión con promedio de 426 (148-63) en un formato de 48 partidos. Omar conectó 19 extrabases (8-3-8), con 36 anotadas, 33 empujadas y 32 boletos; su slugging fue de 682.
Para su quinta serie bajó un poco su rendimiento, saliendo del top ten de los principales bateadores, pero aun así, se agenció el liderato de carreras anotadas con 40, igualado con el “Capitán de Capitanes” Antonio Pacheco.
Sus totales en average en las primeras cinco campañas, contemplando Series Nacionales y Selectivas, eran 359 y 321 respectivamente. Sumados ambos torneos, promedió para .343 (564 hits en 1646 veces al bate), conectando, además, 73 bambinazos y empujando 226 carreras.
Para su sexta campaña volvió a promediar para más de 400, llegando hasta 431 (116-50), tercero de los bateadores de la Zona Occidental y también incluyendo ambas zonas, pues el líder del Oeste fue Luis Ulacia con 427. Linares no logró lideratos individuales, pero sí dejó excelentes números, anotando 42 carreras, conectando 20 extrabases (8-3-9) para slugging de 784.
Ya en 1989, volvió a meterse en el top ten de los bateadores de su zona, ocupando la sexta plaza con 373 (185-69), volviendo a liderar a los anotadores con 53 y conectando, por primera vez en su carrera, más de 10 cuadrangulares, llegando a 19, una de las mayores producciones de su carrera, teniendo en cuenta que fue en 48 desafíos.
La década del 90 comenzaría por todo lo alto para Omar, recuperó la corona de bateo y volvió a batear sobre 400, esta vez llevando su marca personal hasta los 442 (172-76), liderando una vez más a los anotadores con 52 y también recibió más boletos que nadie con 40.
Linares completó su tremenda actuación con 24 extrabases, 15 de ellos jonrones, empujó 43 y sólo se tomó 14 ponches. En la Selectiva de ese año fue el máximo acumulador de hits con 90. Precisamente su imparable 1 000 llegó ese propio año; y se lo conectó al santiaguero José Luís Alemán.
En el 91 fue segundo de los bateadores con 369 (157-58), sólo superado por su compañero de equipo Lázaro Madera con 400, además de comandar los boletos intencionales con siete. En la Selectiva también brilló, logrando el título del torneo y siendo el máximo anotador con 66 y el que más boletos recibió con 68, maraca ésta que constituyó récord absoluto para ese tipo de eventos ya extintos en nuestro béisbol.
Hasta ese momento y tras nueve temporadas, ya Linares mostraba números para estar entre los grandes, con promedio de 366 (3173-1161), OBP de 463, slugging de 626, producto de 158 dobles, 32 triples y 201 jonrones, 570 impulsadas y OPS de 1089 y apenas contaba con 24 años.
El 1992 fue el mejor año a nivel nacional en toda su carrera, logrando un doblón histórico, llevándose la corona de bateo tanto en la Serie Nacional como en la Selectiva. En el primero promedió para 386 (140-54), siendo el pelotero que más bases recibió con 51 y boletos intencionales con ocho.
Para el torneo selectivo, logró algo histórico e irrepetible, al convertirse en el único bateador en la historia de esos eventos en lograr la triple corona de bateo. Linares comandó los bateadores con 398 (216-86), los jonrones con 23 y las empujadas con 58. El pinareño se llevó, de igual forma, el liderato en anotadas con 65, boletos, con 56 y bases intencionales con 14.
Al año siguiente logró su quinto y último título de bateo en Series Nacionales (sexto contando el de la Selectiva) y llevó su marca personal a 446 y además igualó el récord de mayor average para un torneo de Serie Nacional, que databa de 1988, perteneciente a Pedro Luis Rodríguez, aunque el pinareño lo logró en 11 veces al bate menos.
En sus últimos 10 años de carrera mantuvo rendimientos destacados, sobre todo en la temporada de 1996, en la que batearía por última ocasión en su carrera para 400 y conectaría, por única vez en una Serie Nacional, 20 cuadrangulares. En la II Copa Revolución realizó la hombrada de sacar cuatro pelotas del parque el 8 de abril de 1997, en un choque entre Pinar del Río y Villa Clara, para empatar la marca antes impuesta por el camagüeyano Leonel Moa y el matancero Alberto Díaz
En los años 1997 y 1998 logró la corona con el equipo de Pinar del Río, primero bajo la batuta de Jorge Fuentes y luego de Alfonso Urquiola, ya para esos años y hasta su retiro en 2002, vería reducida su participación en las diferentes series debido a distintas lesiones, a pesar de la falta de continuidad, logró buenos averages en los años 1998, 2001 y 2002, siendo la Serie 40 la de mejores números, ocupando la cuarta plaza entre los bateadores con 390 y alcanzando un OBP brutal de 562, producto de 78 boletos.
Linares fue un “cinco herramientas” natural, combinando la velocidad y el poder como nadie. Uno de los dos únicos peloteros 200-200 en Series Nacionales (200 o más jonrones y 200 o más bases robadas), alcanzando los 404 bambinazos y las 246 estafas, aunque hay que recalcar que 216 de ellas las logró en sus 11 primeras temporadas. De 1994 en adelante nunca superó los 5 robos en una temporada.
Los serpentineros, una vez retirado Casanova, preferían quitarse a Linares de encima otorgándole la primera base; razón por la que encabezó las transferencias recibidas en 1990 (40), 1992 (51), 1993 (66), 1994 (54), 1995 (64), 1996 (70) y 2000 (69). Tan sobresaliente número de boletos le hizo tomar 1327 en total, segundo, a la hora de su retiro, detrás de Antonio Muñoz (1551). En este momento ocupa la cuarta plaza, pues Frederich Cepeda, con 1834 y Enrique Díaz, con 1441, ocupan los lugares 1 y 3 respectivamente.
Un hecho que retrata a la perfección cuanto se cuidaban los lanzadores de Linares se refleja en las dos veces que recibió cinco bases por bolas en un juego: el 25 de abril de 1991 frente a Mineros y el 31 de enero de 1996 ante Matanzas.
No menos impresionantes resultaron sus lideratos en bases por bolas intencionales: 1986 (8), 1990 (6), 1991 (7), 1992 (8), 1993 (16), 1994 (22), 2000 (16) y 2001 (17). Totalizando 235, igualmente cuarto de todos los tiempos, superado por Cepeda (309), Antonio Muñoz (273) y Alexander Mayeta (251).
Omar “El Grande”, como muchos también le conocen, es, a día de hoy, el bateador de más alto average en Series Nacionales con 368 (5952-2195); también es líder en OBP con 487, segundo en anotadas (1547), cuarto en jonrones (404), segundo en total de bases (3842), segundo en slugging (644), líder en OPS (1.131), octavo en impulsada, 1221, segundo en producidas (2364) y décimo en bases robadas (246).
Toda esta trayectoria, sumada a su impresionante expediente internacional, al cual haremos referencia en otro trabajo, le valieron para formar parte del refundado Salón de la Fama del Béisbol Cubano, a partir de diciembre de 2014, con la más alta votación entre los jugadores de la era post 1959.
Para muchos, Omar es el mejor jugador cubano de todos los tiempos, para otros, la elección no es tan clara; pero lo que es innegable es que su calidad lo hubiera hecho triunfar en cualquier béisbol del mundo, incluyendo la MLB, pero nunca lo hizo. Aún así, tiene méritos suficiente para estar entre los mejores de la historia, no importa la liga y en lo referente a las Series Nacionales, nadie siquiera se le acerca a la integralidad y calidad de sus números. Por hoy es todo, ya nos veremos en la próxima.
IMPRESIONANTE!!!, ninguno de los que jugaron SN. y hoy juegan MLB lo igualaron en su integralidad, es que es simplemente de otro planeta. Yo no sé qué categoría tendría la liga cubana de aquellos años, si A, AA, AAA, no sé, pero si se puede afirmar que era durísima….Salud que haya!. Gracias por el trabajo!!…
Estas en lo cierto, la mayor parte de esas estadista las logro con el bate de aluminio, por eso sigo diciendo que Yulieski Guriel es mejor que el . Si Yulieski se hubiese quedado en Cuba creeme que le rompia todos los records a Linares.
Linares no jugo las MLB por ser un perro de Fidel Castro.
Aclaro . Yo soy pinareño , pero hay que decir las cosas como son.
Atlanta gana en el 7mo juego jajaaajajjaj
Ganan los astros en 7 juegos
Ganará los bravos en el 6to juego
En mi opinión el talento más grande q ha dado el béisbol cubano, hace poco tiempo leía una entrevista a Miguel Valdés y decía q en su opinión era el talento más grande con el cual ha trabajado incluido su paso como entrenador por el béisbol tentado, era un 5 herramientas natural, capaz de hacer 3.5 home-primera, bajar de 14 en la vuelta al cuadro, promediar mas de 350 de average, dar batazos a 450 pies, lanzar a 95 millas, en fin, un verdadero crack. Que no lucio en Japon es verdad, pero ya desde finales de los 90 debido a q el béisbol cubano se le quedó chiquito se desmotivo y comenzaron a perseguirlo las lesiones, por eso al llegar a Japón con 35 años una edad no tan avanzada ya no quedaban casi rastros del gran Omar. Siempre quedará la duda y no se puede ser categórico ni afirmar algo q no ocurrió, pero si algún pelotero cubano tenía todas las cualidades para brillar en el mejor béisbol del mundo ese era Omar, para mi, el más grande de todos con el respeto de otros grandes.
En mi opinión, no ha habido pelotero más temible que Omar Linares, recuerdo como se me encogia el corazón en cada turno al bate del niño contra mis industriales ,la sensación del batazo inminente y la imposibilidad del ponche. Omar es un grande del béisbol y para mí ,sin demeritar a nadie, el más grande .
Antes mi respeto para el Béisbol Cubano en general, gran admirador de todos los atléticos de ese aguerrido país, que ha sabido vencer las dificultades impuestas. Pero el valor de todos y cada uno de sus deportistas representantes de ese pueblo, han dejado en la memoria de quienes hemos asistido a eventos deportivos más que conmociones por sus actuaciones.
Adelante hermanos Cubanos, el futuro es vuestro.
Saludos desde la Tierra de Lagos y Volcanes. Nicaragua.
Abrazos.
En cualquier béisbol s hubiese sido un grande. No lució en Japón, como dicen sus detractores, porque cuando jugó allí ya estaba desmotivado y por ende pasado de peso y forma. Pero ya había demostrado aquí que el béisbol Cubano le quedaba chiquito. El único.
Es cierto que jugó bastante con aluminio, como también es cierto que esa época del aluminio las pelotas con que se jugaba aquí en Cuba eran de trapo, también es cierto que no triunfó en Japón, donde llegó ya envejecido, no tanto por la edad porque realmente todavía era joven pero los últimos años que jugó en Cuba sin motivación alguna hicieron que se acomodara y apenas entrenara, cosa está que contribuyó a que sus cualidades mermaran prematuramente. Tuve la suerte de verlo jugar, incluso de enfrentarme a él en un terreno de béisbol, también vi a muchos de los más grandes peloteros de este país, antes y después de él, pero no me queda la menor duda de que no ha habido otro con tanto talento como él, incluyendo incluso a esos extraordinarios atletas que hoy brillan en la MLB y otros circuitos
Omar Linares fue un pelotero aficionado, con condiciones a sus 16 años para comerse el mundo de las Grandes Ligas. Pero ser considerado en su momento el mejor en el universo no profesional de su deporte es lo más que se le puede adjudicar. Para hablar del mejor pelotero de Cuba de todos los tiempos hay que mirar a otro lado, las Grandes Ligas son el escenario histórico para demostrar eso, no la Serie Nacional, ni las Olimpiadas.
No veo comentarios … ni a favor ni en contra. Estimado periodista el no solo es integral en la pelota. También en su vida personal. Nunca dejo de ser hijo, padre y cubano.
Aun así creo que no hay razón para demeritar la trayectoria de Omar,
otros muchos, con el mismo bate, del mismo metal, no lograron sus números, coincido plenamente con el articulo, Omar reunió en si varias cualidades que difícilmente se ven juntas en un mismo jugador, por tanto considero que está entre los más estelares de todos los tiempos en Cuba y en el mundo.
Cuando se lee :»su calidad lo hubiera hecho triunfar en cualquier beisbol»Deje saber sus raquiticas estadisticas en 3 temporadas del beisbol profesional japones con pitcheo muy inferior a la MLB .Tambien es bueno aclarar que el bate de aluminio inflo las cifras en el beisbol cubano.El propio Linares en sus ultimas 7 temporadas con bate de madera no supero en total 45 cuadrangulares