ENTREVISTA Danel Castro: “Para los orientales Industriales será siempre una espina”

Por Boris Luis Cabrera con la colaboración de Elidia González Leyva    Nunca sabremos si Danel Castro tiene un pacto con seres de otras tierras o bebe a escondidas de algún brebaje misterioso que retrasa el envejecimiento de las células de su cuerpo. Desde que un día con solo nueve años se puso los guantes […]

Por Boris Luis Cabrera con la colaboración de Elidia González Leyva

   Nunca sabremos si Danel Castro tiene un pacto con seres de otras tierras o bebe a escondidas de algún brebaje misterioso que retrasa el envejecimiento de las células de su cuerpo. Desde que un día con solo nueve años se puso los guantes de boxeo y sacó fuera de combate a un rival cuatro años mayor, muchos sabían que estaban en presencia de un niño fuerte, pero pocos imaginaron que este tunero de pura raza pasaría su vida desafiando al tiempo y al espacio y se convertiría en uno de los peloteros más longevos en Series Nacionales.

   Próximo a cumplir los 44, “La pantera de Manatí” como lo llaman amigos y aficionados, compila ya 26 campañas en su ilustre hoja de servicios y el fin de su carrera deportiva no se vislumbra por ninguno de los cuatro puntos cardinales.

   «Pienso seguir jugando. Solo Dios sabe hasta dónde llegaré. Tengo fuerza de voluntad y c… para hacerlo», confiesa a SwingCompleto.

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   Mientras otros atletas aprovechan estos días de confinamiento para entrenar en casa, realizan rutinas de ejercicios y dedican largas horas a mantener su cuerpo caliente, Danel juega dominó, fuma y se toma su cerveza fría como cualquier cubano, a sabiendas que ha sido bendecido por los dioses del béisbol y sabe que cuando todo se reanude saldrá como siempre al cajón de bateo a «darle una línea a cualquiera».

   Pero por supuesto que esa consistencia que ha mostrado a lo largo de tantas temporadas no es obra del Espíritu Santo, Danel aún está recogiendo los frutos de muchos años de sacrificio en los terrenos de juego y de miles de horas dedicadas a este deporte.

   «La fórmula para haber llegado hasta aquí es entrenar duro, hacer mucha pesa, no dejar nunca de hacer swings y trabajar a diario con la mente. He creado la base para llegar a esta edad desde que soy un niño, la alimentación también ha sido un factor clave para mí», dice.

   El líder de los Leñadores ya no es el mismo de hace diez años atrás por razones lógicas, sus reflejos han mermado, ya no practica la defensa ni hace carreras de resistencia y corre muy pocos tramos de velocidad, pero su ofensiva sigue ahí casi tan fuerte como en sus años mozos, al punto de promediar para 305 en la última contienda con 11 vuelacercas y 37 carreras remolcadas en los 63 desafíos en que participó en la etapa regular.

   Pero el día que Danel decida “colgar los spikes” será recordado por venideras generaciones gracias a su tremenda capacidad de producir en momentos claves del partido o en situaciones de alta tensión, una gracia que independientemente de la calidad del pelotero, pocos poseen.

   «Ese don de batear a la hora buena vino conmigo desde mi nacimiento, pero si no eres inteligente lo pierdes. Este deporte es altamente estratégico y táctico, si no analizas a los lanzadores contrarios te pasa factura. Por otra parte, ahora todavía no puedo decir algunos secretos, cosas mías que he inventado para producir en esos momentos, algún día hablaré de eso», comenta con esa picardía que se le sale por encima del uniforme cuando está en acción.

   Si revisamos sus estadísticas históricas nos damos cuenta que estamos en presencia de otro de los tantos casos que a lo largo de su vida no ha tenido “la suerte” de integrar en muchas ocasiones las filas del equipo nacional. Compilar para 310 con dos mil 203 imparables en siete mil 104 turnos oficiales, con 354 dobletes, 47 triples, 223 jonrones y mil 211 carreras impulsadas, al parecer no ha sido suficiente para los encargados de confeccionar estas selecciones.

   Danel tiene sus consideraciones al respecto: «Es cierto que por mi técnica de bateo y por ser oportuno pudiera haber hecho el equipo Cuba mucho más veces, pero ya esas son cosas del pasado. Germán y Paret tenían mejor defensa pero ninguno bateaba más que yo. Ahora se está viendo en la pelota cubana que el que batea tiene que jugar. Cada año que pasa la vida me está dando la razón».

   Famoso se ha hecho su baile encima de las almohadillas después de algunos batazos claves, algo que la afición tunera disfruta a plenitud y que varias veces los ha hecho entrar en un estado de éxtasis que hace temblar los graderíos de su cuartel general.

   «Una vez conecté un doblete en un playoff y empuje la carrera de la ventaja y surgió el bailecito. Lo hago para que los muchachos se rían, esto es un juego. Lo hice con la intención de divertirlos, no para herir ni chantajear a nadie. Necesitaba que los jóvenes se motivaran».

   No obstante, ese movimiento de caderas en esa situación de juego ha molestado a no pocos adversarios, pero Danel se defiende: «No me preocupa que se molesten, todos saben cómo yo soy, nunca lo haría para dañar a nadie. Me he ganado el respeto de la mayoría de los peloteros en todos estos años. En juegos normales no lo hago y aunque eso llegó y contagió, les recomiendo a las futuras generaciones que no lo imiten, para eso hay que tener mucho tacto».

    A la vez Danel entiende el significado de este tipo de actos y «le pido disculpas a algunos atletas que se hayan molestado, pero nunca me disculparé con ningún director que le haya tirado cuatro malas al bateador que me antecede para lanzarme a mí, para ellos es el baile, como ya saben».

   No podemos en la actualidad conversar con un leñador de esta categoría sin mencionar el tema de la rivalidad con los Industriales, mucho más ahora que Las Tunas se ha convertido en un equipo contendiente en nuestros Campeonatos Nacionales y logró hacerse de su primera corona después de muchos años de existencia como equipo.

   «En cualquier lugar del mundo siempre habrá rivalidad con el equipo que represente a la capital. Industriales es un gran conjunto, el que todos quieren derrotar. Ahí es donde te haces o te destruyes como pelotero. Para nosotros los orientales será siempre una espina.

   «Es el conjunto que más ha ganado, al que más favorecen, donde todos quisieran jugar un día, el que más llena estadios y al que todos quieren derrotar. Por eso la rivalidad siempre existirá», explica.

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   El fin de la conversación llegó. A ese guajiro humilde que un día rechazó una oferta de 24 millones de dólares para jugar profesional y que piensa en su padre cada vez que sale al rectángulo de bateo en busca de una conexión salvadora, lo esperan sus amigos para la tradicional partidita de dominó que le llena su espacio por estos días, pero no quiso irse sin antes decirle unas palabras a todo sus fans:

   «Siento mucho respeto y simpatía por esa afición tunera que siempre me ha apoyado en las buenas y en las malas. Les agradezco un mundo por sus aplausos, por siempre defenderme y seguirme todo el tiempo tanto en el béisbol como en mi vida personal. A ellos y a todos los aficionados de Cuba que me quieren, muchas gracias»