Por Andy Lans
Simplificar a Yoandy Garlobo en el Clásico Mundial de 2006 resulta común en el argot beisbolero cubano. Sin embargo, batear para 335 a lo largo de 16 temporadas, aparecer entre los 15 mejores averages ofensivos de por vida en la Serie Nacional (SNB) y encabezar a los nacidos en la provincia Matanzas (con más de 2 mil veces al bate), constituyen elementos de peso a favor de su constancia.
Garlobo comenzó a jugar pelota en los barrios del municipio Jovellanos. Debutó con los Cocodrilos de Matanzas en la 37 Serie Nacional de Béisbol. En su primera comparecencia al cajón de bateo, llevó la pelota hasta la zona de seguridad.
El diestro toletero consiguió mil 263 imparables con los Cocodrilos; de ellos, 198 dobles, 33 triples y 109 jonrones; anotó 663 carreras y remolcó 624. Su porcentaje de embasado (OBP) ascendió a 426 a consecuencia de 576 boletos.
Durante tu etapa de jugador el equipo de Matanzas no alcanzó resultados aceptables a pesar de sus individualidades. ¿A qué crees que se debió?
—Los jugadores perdían el enfoque y la concentración. No sentían amor por el béisbol, y por eso, no se metían de lleno en los partidos.
¿Cómo influyó la llegada de Víctor Mesa a la Atenas de Cuba?
—Con Víctor conocimos la entrega y el amor por la pelota. Todos sabemos de sus cualidades como mánager.
¿Y la relación Garlobo-Víctor?
—Siempre me llevé bien con Víctor, lo demás es puro comentario. De hecho, yo le di muy pocos problemas. Una vez si tuvimos un encontronazo, pero nada fuera de lo común. Ambos poseemos un carácter muy explosivo.
»Por desgracia, Víctor me dirigió demasiado tarde. Si me hubiese encontrado en forma, de seguro contaría con más presencias en la Selección Nacional. Para las Olimpiadas de 2008 y el Clásico de 2009, Víctor Mesa abogó de manera incansable por mi inclusión en el Cuba.
»A la hora del entrenamiento, cuando me cuestionaban porque supuestamente “hacía lo que me daba la gana”, Víctor me dejó realizar los ajustes pertinentes debido a la diabetes y mis lesiones en las piernas.
Antes de la cita bajo los cinco aros en Beijing, lideraste a los bateadores de la SNB con promedio de 398 ¿Por qué crees que prescindieron de Garlobo en aquella ocasión?
—Antes de la Olimpiada, dimos gira por Rotterdam, Holanda y Corea del Sur. En el torneo de Rotterdam conecté la mayor cantidad de cuadrangulares; y en Corea también saqué mis batazos. Todo eso en pocos juegos, porque al estar marginados, carecíamos de oportunidades.
¿Algún motivo específico justifica tu ausencia del Clásico de 2009?
—Dependió mucho de la dirección. Ellos apostaron por el despertar de Joan Carlos Pedroso.
A propósito del mencionado título de bateo ¿Qué significó para ti?
—Si la memoria no me falla, lo discutí con Leonis Martín y Yasser Gómez. Como los Cocodrilos no atravesaban un buen momento, salía al Victoria de Girón sin público, y los pocos que venían, te gritaban en contra, por esa razón, resultó tan complicado obtenerlo.
Par de años antes, Yoandy Garlobo sacó la cara por Cuba en el subcampeonato logrado por los nuestros en el Clásico Mundial de 2006. El jovellanense terminó segundo de los bateadores, por detrás del estadounidense Ken Griffey Jr. (524), y se incluyó como el designado del All Stars. Exhibió línea ofensiva de .480/ .536/ .640 (12 hits en 25 turnos oficiales) con un cuadrangular, cuatro empujadas e igual número de anotadas.
Garlobo ¿Qué pasó por tu mente en el momento que saliste de emergente ante Panamá?
—Según la planificación de ese choque, yo alineaba como titular. Pero mientras me preparaba, observé que me quitaron. No obstante, cuando me dieron el chance, lo aproveché.
Contra Holanda conectaste de 5-4 con tres empujadas y un jonrón para contribuir a la victoria 11×2. El lanzador Diegomar Markwell cargó la derrota. Sin embargo, Markwell y los holandeses se han cansado de dominar a Cuba en eventos posteriores…
—Los contrarios dedican horas a estudiarnos. Mantienen la base de sus equipos a través del tiempo, y los cubanos la cambiamos demasiado. Además, adquieren mayor profesionalismo e incrementan su calidad.
¿Recuerdas alguna anécdota de aquellos duelos ante Puerto Rico, República Dominicana y Venezuela?
—Nosotros no planteamos el regreso a Cuba hasta el último día de competencia. Incluso, Fidel Castro sacó el pasaje para volver de San Diego, en vez de Puerto Rico.
»En varias actividades recreativas, compartimos con los peloteros de Grandes Ligas. Ellos nos buscaban para conversar. David Ortiz, Carlos Beltrán y Adrián Beltré coincidían en que Cuba era favorita para obtener la corona puesto que jugábamos juntos casi todo el año.
¿Qué le faltó a Cuba para derrotar a Japón en la final?
—Los japoneses nos aplicaron la estrategia con la que pensábamos desequilibrarlos. Todo el tiempo prevalecieron con la velocidad en función de la ofensiva.
¿Recibiste ofertas de las franquicias de la MLB?
—Un periodista de ESPN anunció, junto a otras fuentes, que en las Grandes Ligas daban hasta 32 millones de dólares por mí.
¿Cómo rememoras tu participación en los Juegos Centroamericanos de Cartagena de Indias 2006?
—Aunque ganamos, la pelota del Centroamericano de Cartagena contó con bastante nivel. El cubano compite con mucha presión porque le exigen el oro como si el adversario no se preparara. A veces una plata o un bronce también representan un excelente papel, y más en estos tiempos donde carecemos de los recursos de antaño.
¿A qué se dedica Yoandy Garlobo en la actualidad?
—Dirigí a Jovellanos en las anteriores competencias provinciales. Armando Ferrer me quería como entrenador de bateo de los Cocodrilos, pero desistí por problemas familiares.
¿Quedó alguna deuda en tu carrera deportiva?
—Creo que merecí más confianza para defender a mi país en la arena internacional. Los números me dieron para ir a una Olimpiada pero, no sucedió.
»Si contara con más incursiones en el Cuba, quizás permanecería activo todavía. Esas desilusiones conllevan a bajar la intensidad de la preparación, ya en mis últimas Series solo entrenaba lo necesario para rendir a escala local.
¿Te sientes olvidado?
—El atleta cubano no puede seguir como la caña. Uno exprime la caña, extrae el guarapo y bota el bagazo. El deporte cubano necesita deshacerse de la ingratitud.