Por Daniel De Malas Andreu
A los cuatro años Yoanys Quiala Sánchez tenía que ir hasta la casa de sus vecinos para ver el béisbol por televisión, esa es la pasión de su padre, al que le pidió que le hiciese un bate de madera para golpear a cuanta pelota de trapo, limones y piedras le lanzara, mientras que su guante estaba hecho de cartón.
Cuando cursaba el cuarto grado fue escogido para una competencia municipal por el simple hecho de ser el más alto del grupo, pero en el terreno demostró que sus cualidades iban más allá. Debutó en los jardines y ese día se fue de 6-4 con tres triples. Al cabo de la semana ya estaba en la provincial y de los jardines pasó a ser lanzador. Aquella pelota que puso en la malla con un tiro a home fue motivo suficiente para manifestar que lo suyo comenzaba a estar en el box y desde allí llegarían las buenas actuaciones. Luego de otras semanas más ya representaba a Holguín en la categoría 9-10 años donde ganó dos desafíos.
Debutó en la Serie Nacional número 52 luego de un torneo provincial en el que consiguió seis victorias y promedio de limpias de 1.31. Por motivos de enfermedad comenzó en la reserva del equipo, luego de su recuperación se incorporó al mismo pero fue bajado nuevamente.
Según cuenta Quiala, en exclusiva para SwingCompleto, en ese momento se dirigió «a donde estaba el manager Irochi Bartutis y le comuniqué que si no me ponía a lanzar ese día, me iba del equipo de Holguín y fue cuando me dijo claramente de que yo estaba en la Serie Nacional con el equipo por mi talento, pero no porque me lo había ganado».
Ese mismo día fue sacado de la reserva y logró su debut contra Matanzas. Fue el inicio de su brevísimo paso por los campeonatos domésticos, suficiente para ser considerado el Novato del Año de la temporada, condición que logró en la primera mitad.
Quiala trabajó en 16 desafíos con tres victorias y dos derrotas, dejó un promedio de limpias de 2.22 en 52 y 2/3 de entradas de labor en las que propinó 33 ponches y otorgó 14 bases por bolas.
Tras de su adiós a la pelota cubana el camino de este joven de Mayarí no ha sido para nada perfecto: una larga estancia en República Dominicana, un contrato con los Astros de Houston finiquitado de la peor manera, el segundo intento de llegar a las Grandes Ligas de la mano de los Gigantes de San Francisco y una temporada en México en la que se llevó la condición de mejor lanzador, demostrando entonces su talento, con el que deslumbró siendo apenas un niño.
A continuación, preguntas y respuestas del diálogo que sostuvimos con el holguinero.
¿Por qué tomar la decisión tan temprana de abandonar el béisbol cubano?
-Cuando iba a cumplir 10 años mi padre se fue para los Estados Unidos y a partir de ese momento me traía juegos de los equipos de Grandes Ligas y me comenzó a gustar aquello: ver los estadios tan bonitos, la cantidad de personas que asistían a los juegos. Era algo impresionante para mí y sentí ese cosquilleo extraño de querer jugar ahí. Lo mío si fue un sueño que no se ha realizado aún y espero que se cumpla.
¿En ese breve paso por la pelota cubana cuáles son los mejores y peores recuerdos dentro del conjunto de Holguín?
-Malos recuerdos no me llevo, jamás voy a olvidar que fue una excelente Serie Nacional. Fue el inicio de algo grande para mí. No me sucedió nada malo, al contrario todos los compañeros me ayudaban en lo que podían porque yo era un poco cabezón. Lo mejor que me pasó en ese tiempo fue ganar mi primer juego y estar liderando en promedio de carreras limpias siendo novato y lograr un fuerte impacto en Holguín porque ellos siempre esperaban un lanzador como yo. Fue una época muy bonita.
Fracasas en tu primer intento de salida ilegal del país ¿Pensaste en renunciar al sueño de salir a probarte en otro béisbol o estabas dispuesto a cualquier sacrificio?
-El fracaso en el primer intento de salida del país fue algo bochornoso para mí en parte porque sentía pena. Al final cuando fui creciendo me di cuenta que no defraudé a nadie, solamente estaba buscando mi futuro y mi sueño que era lo más importante, aquello fue un gran reto, porque fuese como fuese yo me iba a ir.
¿Qué tan difícil fue llevar ese período en Cuba tras el fallido primer intento?
-Fue bien complicado porque yo estudiaba en la EPEF y veía como entrenadores que no voy a decir nombres y muchas personas que trabajaban en el estadio Calixto García me miraban con mala cara y un mes antes cuando era el Novato del Año en Cuba, me abrazaban, me saludaban me daban ánimo hablaban mucho conmigo y en esa etapa todo el mundo me daba a espalda y gracias a Dios en el transcurso del poco tiempo de éxito en Cuba siempre fui el mismo, humilde y siempre estaba atrás en el grupo de los rezagados.
»Cuando llegó la hora que me cogieron a muchas personas se lo dije: ¡cómo ustedes me van a dar la espalda! y nada, al final de la conversación siempre le decía que aunque no me sintiera bien iba a seguir con mi idea de irme del país a buscar el mejor béisbol del mundo.
¿Qué sucedió luego de la salida?
-Pasé dos noches en la arena durmiendo hasta que llegó un pequeño bote pesquero y estuvimos tres días en el mar, ya al segundo día no teníamos ni galleticas para comer hasta que llegamos Puerto Príncipe en Haití y a los 15 días más o menos pasamos a República Dominicana. Empecé rápidamente a entrenar.
»Me exigían mucho, no estaba acostumbrado a tanta exigencia y tuve muchos problemas. Exactamente a los 10 meses me cambian con otra persona y me voy a vivir a otro lugar. A esa persona la boté y me quedé solo, entrenaba solamente con mi amigo Alejandro García que es de Villa Clara que también firmó con los Astros de Houston. Me llamaban y me decían tiene try out en tal lugar y me iba solo sin agente y sin nada hasta que un día me mandan a un show case donde estaban representados los 30 equipos. Habían pasado alrededor de un año y ocho meses, ese día estaban otros peloteros y todo el mundo se había olvidado de mí. El jefe de los scouts de los Astros me observó y me hizo propuesta al igual que los Yankees y el agente mío que llegó en ese momento, luego de que yo lo había dejado, no aceptó las ofertas y ese mismo día lo despedí.
»Tiempo después llamé a los Astros para hacer unos try out. Me aceptaron, les lancé hasta 98 millas y se quedaron encantados conmigo. Firmé sin pensarlo porque ya tenía dos años en República Dominicana y quería cumplir el primer sueño que era estar con un equipo de Grandes Ligas.
En el 2016 comienza el recorrido por el béisbol en Estados Unidos. ¿A qué le atribuyes los bajos resultados de ese primer año?
-Comencé muy regado. No tenía una meta, no me preparé, llegué subido de peso. Esos fueron problemas que hicieron que no tuviese un buen año en la primera etapa de mi carrera en Estados Unidos. Tenía buena velocidad (entre 95-97 millas), pero me veían la pelota y no sabía cómo lanzar o afrontar la situación en las diferentes partes del juego y fue algo bien difícil para mí.
En el segundo año el rendimiento tiene una gran mejoría, transitas por dos niveles dentro de las Ligas Menores ¿Fue un trabajo en específico o ya comenzabas a sentir mucha más comodidad?
-Un día estaba jugando, seguía pasado de peso y cuando batee y pasé por la tercera base la rodilla me sonó. Creo que estaba como 270 libras. Me caí y llegué a la casa molesto. Tenía mucho peso encima. Creo que no estaba tomando mi trabajo de manera seria y ese día empecé mi dieta, antes del Spring Training y bajé 43 libras, llegué a los entrenamientos, me afeité, la gente no me conocía. Quise hacer un cambio radical, me acuerdo que llegué y me miraban asustados porque estaba tirando, 88, 89 no pasaba de las 90 millas, seguí trabajando, me olvidé de la velocidad. Recuerdo que llegue a Clase A y empecé a trabajar también fuerte y los resultados fueron saliendo y la velocidad aumentó.
»A mitad de temporada el día antes de ir al Juego de las Estrellas me llaman para que fuese a AA. Cuando llego ya era un béisbol más difícil y con peloteros que hoy en día están en Grandes Ligas. Creo que fue algo grande llegar allí demostrar que todas las equivocaciones que había tenido en el pasado no tenían nada que ver con mi talento, en una etapa pensé que no servía como pelotero para sacar out en Clase A.
»Fue un gran año, lo más satisfactorio que logré hacer en el béisbol de Estados Unidos y fue algo grande.
En el 2018 eres dejado en libertad por los Astros
-Lo estaba esperando, pero no de esa forma. Esperaba que fuera en el Spring Training y cara a cara como a cualquier pelotero y no con una llamada por teléfono. Nunca voy olvidar ese momento porque pasó algo muy malo, ellos se cobraron todo lo que había hecho incorrectamente y le hicieron daño a mi carrera ese día.
Llega finalmente una oportunidad con los Gigantes. ¿Estuviste preparado para ese nuevo reto de intentar llegar a las Grandes Ligas?
-Si estuve bien preparado. Creo que la Liga Mexicana me aportó mucho a ser mejor persona, pelotero y ser más profesional porque te dan la posibilidad de aprender a trabajar solo y a llevar tu vida dentro del terreno. Fue algo bueno ir a los Gigantes, un equipo que te deja trabajar, no te oprime ni te dice que hacer.
»Estuve una semana después que terminé los Spring Training cumpliendo los 8 días que me quedaban de sanción y de ahí subí a AA jugué una semana lancé bien allí, luego paso a AAA donde estuve hasta la mitad de temporada con buenos resultados esperando que me subieran a Grandes Ligas, pero no sucedió y a mitad de campaña las cosas comenzaron a salir mal y cuando me querían bajar a AA yo pedí la opción de quedar libre. Fue una decisión de ambas partes.
»México ha sido una gran bendición para mí. No todo el béisbol en el mundo es Grandes Ligas o Estados Unidos y México ha sido el país donde mejor me he sentido jugando pelota, te respetan como persona.