Por Yasel Porto
El cubano José Canseco pasó a la historia del béisbol por varias razones. Y aún con su retiro hace dos décadas de vez en cuando vuelve a ser noticia por sus acciones controversiales.
Además de su indiscutible calidad como jugador, al nacido en el poblado habanero de Regla lo ha marcado también su actitud excéntrica y el haber sido «la caja de pandora» con el asunto de los esteroides que él mismo confesó haber usado. En esto último existe el debate si el denunciar lo que pasaba en el béisbol con el consumo de sustancias debiera tomarse como positivo o negativo.
Es real que develó cosas ocultas de muchos colegas que generaron consecuencias negativas para ellos. Pero también fue el punto de partida para establecer un nuevo mecanismo en Grandes Ligas que incluyó la lucha contra el dopaje, inexistente antes del año 2005.
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En nuestra visita el pasado fin de semana a la capital del béisbol, Cooperstown, nos sorprendió encontrarnos a este personaje tan particular firmando autógrafos y posando para selfies en medio del evento de exaltación a un sitio (la inducción al Salón de la Fama) donde él y varios más de su generación tienen las puertas cerradas por el doping.
Enseguida le llamó la atención la presencia de periodistas cubanos en el lugar, y no solo accedió a un saludo y una foto, sino que estuvo de acuerdo en dedicarle unas palabras al país donde nació. Como también a muchos que en su momento con más o menos posibilidades pudieron seguir su destacada trayectoria en el mejor béisbol del mundo.
En su primer mensaje hacia su Patria y sus paisanos en un período de tiempo bien largo, José se mostró feliz de mandarle un saludo a todos los cubanos que están por el mundo entero, especialmente de dos lugares muy relacionados con él.
«Saludo especial a los cubanos de Miami y de La Habana, porque yo nací en Regla pero me crié en Estados Unidos. Afectos para ustedes. Cuídense mucho», expresó quien se convirtió en 1988 en el primer jugador a nivel mundial que conectó 40 jonrones y se robó la misma cantidad de bases en una temporada (42 y 40).
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Fuera de cámara me confesó que se mantiene al tanto de lo que sucede en la MLB, incluyendo lo que hacen los peloteros cubanos. No obstante, se reservó su criterio sobre cuál o cuáles son sus jugadores favoritos de la actualidad.
En el tiempo que estuve en la zona donde compartió con los fanáticos fueron más de cien los que pasaron por ahí y pagaron su ticket para tener el autógrafo y la foto con el cubano de 58 años, uno de los mejores sluggers que hubo en Grandes Ligas por más de una década.
Si bien Canseco y su hermano Ozzie nacieron en 1964 en Cuba, como mismo pasó con Rafael Palmeiro emigraron muy pequeños junto a sus padres hacia Florida, Estados Unidos. Ahí se desarrollaron dentro y fuera del deporte hasta convertirse por varios años en la más importante representación de cubanos en la pelota de mayor calibre de todo el planeta.
Entre 1985 y 2001 José conectó 462 vuelacercas con 1407 remolques, con una línea de .266/.353/.515/.867. En 1986 fue nombrado Novato del Año y en 1988 se convirtió en el segundo cubano con el premio de Más Valioso.
Dos veces fue el máximo jonronero y logró el título de campeón de Serie Mundial con los Atléticos de Oakland en 1989. Años después como jugador de cambio de los Yanquis de Nueva York (2000). Además vistió el uniforme de Medias Rojas, Rangers, antiguos Devil Rays, Azulejos y Medias Blancas.