Tomado del grupo de facebook DePorto team
Cada 12 de octubre la figura del almirante genovés Cristóbal Colón vuelve a cobrar vida tras cumplirse un aniversario de su arribo a América, lo cual representó sin dudas, uno de los hechos más trascendentales de la historia de la humanidad por todas las consecuencias que aquello trajo para el mundo entero.
Y como quiera que este sitio se relaciona con el béisbol y el deporte en general, no es de nuestra incumbencia entrar en un debate sobre la fecha tan colmada de controversia como su protagonista, un hombre que desde su nacimiento mismo y hasta la actualidad ha estado rodeado por el misterio y la polémica.
Pero vayamos al titular y al desarrollo del mismo, porque a excepción de unos pocos fanáticos cubanos, nadie recuerda ya cuando este nombre se relacionó directamente con nuestro béisbol, con el lógico desconocimiento que años antes también había hecho acto de presencia en un nivel tan supremo como las Grandes Ligas.
Tal vez antes de entrar a leer el artículo, a algunos le haya venido a la mente mientras un grupo un poco mayor haya adivinado después de apelar a cierta lógica, la explicación del título de este escrito. De lo que está claro es que nadie en su sano juicio podría pensar que el mítico conquistador tuvo algo que ver con la pelota cubana porque en los siglos XIV y XV el béisbol estaba bien lejos de nacer como deporte, teniendo en cuenta que aquel juego practicado por nuestros aborígenes llamado batos tiene muy pocos puntos en común con la disciplina nacida en Estados Unidos y que hoy es pasión en varios países.
Mas no mentimos para nada cuando hablamos desde nuestra portada de un enfrentamiento exclusivo entre Cristóbal Colón y nuestro béisbol, pero más que todo, con el equipo Cuba.
Y es que ese es el nombre de uno de los peloteros venezolanos capaces de llegar a Grandes Ligas, y que años más tarde le generó todo tipo de sentimientos a la afición cubana, porque si bien su nombre fue motivo de chistes y choteo, también inspiró cierto respeto al conocerse que había tenido el talento suficiente para jugar en la MLB. De hecho, Colón se convirtió en el primer pelotero que había actuado en el conocido “big show” al que enfrentaba una selección de la mayor isla caribeña en un evento internacional.
Lógico que no incluimos topes amistosos contra profesionales de México, Japón, Puerto Rico y Venezuela, ni competencias como la Serie del Caribe o la Pequeña Serie Mundial que tenían características particulares en comparación con los certámenes tradicionales que conservaron su condición amateur hasta 1998 (Juegos Olímpicos, Panamericanos, Centroamericanos, Mundiales y Copas Intercontinentales).
Precisamente fue en 1998 cuando Colón jugó contra Cuba a propósito de los Juegos Centroamericanos y del Caribe que ese año fueron celebrados en su país natal, Venezuela, con la ciudad de Maracaibo como epicentro.
La escuadra dirigida por el pinareño Alfonso Urquiola fue implacable contra el conjunto local, ganándole 13×3 en el duelo de semifinales el día 17 de agosto para acceder así a la discusión del oro frente a Nicaragua.
Convertido en el jugador más aclamado de la fanaticada local, Colón fue uno de los líderes ofensivos de su equipo, con par de hits y un remolque en aquel desafío. Sus números generales dentro del torneo también estuvieron acorde a su nivel, porque si bien nunca fue una figura estelar dentro del profesionalismo, la inmensa mayoría de los peloteros de aquella justa eran aficionados. Concluyó con 375 de average, dos jonrones y nueve remolques que contribuyeron al tercer puesto de Venezuela. La victoria de los cubanos por nocao sobre Nicaragua los hizo reeditar el título que desde 1986 no perdían.
Pero más allá de la cita de Maracaibo y del mérito que para muchos representa el haber pisado un terreno de Grandes Ligas aún cuando sus resultados allí no fueron positivos en la lid de 1992 con los Rangers de Texas (36-6, 167), Colón tuvo una carrera en la que se incluyeron otros hechos relevantes.
El ambidextro y jugador de cuadro participó en nada menos que 21 temporadas de la liga profesional de su país hasta que se retiró en 2006-07 con los Tiburones de la Guaira, club con el que participó en sus últimas nueve campañas. El resto fue con las Águilas del Zulia.
Cristóbal nació en 1969 en La Guaira, estado de Vargas, y otro aspecto bien llamativo es que tiene un vínculo estrecho con una de las leyendas mayores del béisbol venezolano: Alfonso “Chico” Carrasquel, su tío de sangre.
Después de su retiro llegó a ser entrenador y hasta gerente deportivo de los Tiburones, y aunque como atleta tuvo su destaque, no cabe dudas que el haber sido llamado igual que el hombre que un 12 de octubre de 1492 cambió para siempre la historia, le permitió ser recordado por venezolanos y no venezolanos de una forma especial. No como uno de los venezolanos que llegó a Grandes Ligas, de los que más labor tuvo en la liga criolla, o de los líderes de los zulianos, escuálidos y aquella selección morocha que ganó el bronce en Maracaibo, sino como el hombre que se llamó igual que uno de los grandes personajes de la humanidad… el Cristóbal Colón pelotero.