Por Swing Completo
Aunque sea algo bastante subjetivo, pocos dudan que un gran número de peloteros cubanos que brillaron décadas atrás en las Series Nacionales hubiesen jugado y hasta triunfado en las Grandes Ligas norteamericanas si las cosas hubiesen sido de otra manera.
Uno de los casos que menos discuten fanáticos y especialistas sobre sus condiciones para acceder a ese béisbol con resultados meritorios en el mismo es el del exreceptor capitalino Pedro Medina Ayón, con quien tuvimos la oportunidad de conversar sobre el tema en una visita reciente a su hogar del municipio Cerro.
El considerado por un porciento importante como el receptor más completo que ha tenido la pelota cubana en mucho tiempo dijo resulta bastante complejo el pronosticar algo que nunca pasó, pero consideró al mismo tiempo que tanto él como muchos más tuvieron las condiciones suficientes para llegar a Grandes Ligas y también conseguir resultados sobresalientes en ese nivel supremo.
«Nosotros tuvimos la oportunidad de enfrentarnos contra equipos de profesionales de diferentes países y supimos imponernos individual y colectivamente. Recuerdo cuando jugamos contra los profesionales de Venezuela en 1977 que tenían a Baudilio Díaz, Tony Armas, David Concepción y César Tovar y supimos jugar de tú contra ellos. Eso mismo pasó contra México y contra otros países que contaban con jugadores de mucho talento que al poco tiempo se convirtieron en estrellas en Estados Unidos», sentenció el histórico número 31 de los equipos habaneros y la selección nacional.
«Mi generación fue bien talentosa y tenía para demostrarlo en cualquier parte, lo que eran otros tiempos y el camino era más complejo en muchos sentidos. Hay que ver los scouts cómo estaban detrás de muchos de nosotros y lo que decían ellos sobre las condiciones de la mayoría del equipo. Por esto estoy convencido de que, aunque sea un poco subjetivo el decir lo que uno hubiese hecho en algo que nunca pasó y que ya no pasará, tenía muchas posibilidades de haberme desarrollado en ese béisbol», continuó el carismático ex jugador inmortalizado por su jonrón en la Copa Intercontinental de Edmonton 1981.
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Más adelante Medina advirtió que a él no le gusta comparar etapas y garantizar su presencia en el llamado “big show” por el hecho de que en los últimos tiempos han jugado allí una gran cantidad de peloteros cubanos que quizá estén por debajo de otros que coincidieron en época con él.
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«Cada época tiene sus características y hay gente que dice que antes había más talento que ahora. Yo creo que cada cual jugó su papel en el momento que le tocó o le ha tocado jugar y sería demasiado injusto y hasta superficial entrar en ese tipo de análisis. Yo solo digo que creo que podía haber estado y como yo unos cuantos más de mi etapa», concluyó el que fuera por muchos años el receptor cubano y bateador capitalino con más cuadrangulares en Series Nacionales.
Si bien la mayoría incluye a Medina en el grupo de los que podían haber sido parte de las Mayores por varios años, la controversia fundamental en torno a su figura se relaciona con la posición que hubiese desempeñado.
Por un lado están los que opinan que su defensa como enmascarado fue lo suficientemente buena para abrirle un espacio como titular en muchos equipos, mientras otros señalan que por su ofensiva superior a su comportamiento con la mascota le hubiera deparado otro destino, ya fuese como primera base o en la función de bateador designado.
En la época que le tocó a Medina la receptoría en el béisbol profesional norteamericano vivía uno de sus mejores momentos con la revolución defensiva que impuso el máscara de Cincinnati Johnny Bench, además de otros que también llegaron al Salón de la Fama de Cooperstown como Thurman Munson, Carlton Fisk y Gary Carter. En todos los casos lograron combinar bateo y defensa a un nivel elevadísimo, aunque en la realidad el fildeo ya se había convertido en la prioridad para quien quisiera jugar como regular la mayor parte del tiempo.
Como en todos los casos que decidieron quedarse en Cuba y no probar suerte más allá del contexto nacional este tema seguirá quedando por los siglos de los siglos como una gran nebulosa y más que eso, en el lamento de muchos de haberse perdido muchas hazañas de nuestras grandes estrellas en “el Hollywood del béisbol”.