“Yo le di a Miguelito Valdés con la mano y no con un bate por ser mi mayor enemigo”, dice estelar expelotero

Jerry Díaz

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Por SwingCompleto/ contacto@swingcompleto.com

Aunque un gran número de especialistas y peloteros lo valoran considerablemente por sus conocimientos de béisbol, el experimentado preparador cubano Miguel Valdés tiene también un grupo de detractores dentro y fuera del gremio beisbolero por decisiones y actitudes tomadas mientras era el jefe técnico de la pelota cubana.

Uno de los expeloteros con más mala opinión de “Miguelito” es el reconocido tercera base santiaguero Gabriel Pierre, quien pese a rendir año tras año a la altura de los mejores bateadores de toda la Serie Nacional, siempre encontró un argumento diferente para no hacer el grado al equipo Cuba.

En una entrevista ofrecida al destacado grupo de fanáticos “Avispas Santiagueras”, Pierre sentenció que él no solo no era del agrado de Valdés, sino que por convertirse en su mayor enemigo dentro del entorno beisbolero cubano no le quedó más remedio que arremeter contra él físicamente.

Lo primero que dijo el carismático slugger oriental fue que ni siquiera porque había una amistad con su padre el afamado entrenador tuvo un mejor tratamiento con él. “Miguelito no entendía nada de eso, ni siquiera porque cuando iba a Santiago mi papá lo llevaba a compartir a varios lugares, tomarse un traguito y demás, como es típico en Cuba con los dirigentes. Entonces me tocó a mí llevar la mejor parte porque conmigo definitivamente no ligaba”.

Cuando Miguelito dejó de ser el jefe técnico después de la derrota de Cuba en la final de la Copa Intercontinental de Barcelona 1997, Pierre vio por fin la luz verde dentro de la selección nacional, siendo protagonista en el título panamericano de Winnipeg 1999. Sin embargo, la realidad cambió a partir de 2001 cuando el primero recuperó su rol en la conformación de la escuadra principal de la Isla, situación que generó un enfrentamiento físico de Pierre con varios miembros de la directiva, especialmente Valdés. De lo acontecido en las afueras del estadio Guillermón Moncada y la posterior sanción que se le aplicó al expelotero que actualmente reside en la ciudad de Atlanta, también se profundizó dentro del diálogo.

“Me fui a las manos con él y con Benito Camacho, que llevó incluso a que me pidieran la separación del béisbol. Pero es que ellos tenían que respetar a los atletas. Yo no le levanté la mano porque fuera un valiente ni nada de eso, pero lo hice por el dolor que tenía que me habían dejado y chantajeado prácticamente. Ellos dos y Servio Borges me dijeron en la cara con tremenda altanería que me habían sacado del equipo porque sí y punto. Quizá si hubieran sido más diplomáticos yo hubiera actuado de otra manera”.

“Yo nunca he demostrado ser violento, y el pueblo de Santiago y de Cuba en general puede dar fé de ello. Pero les levanté la mano porque se expresaron mal conmigo y por el hecho que sean dirigentes no los hace mejores. Yo tengo que respetarlos pero primero me tienen que respetar ellos a mí”, continuó diciendo el subcampeón olímpico de Sydney 2000.

Asimismo aclaró que su altercado con Valdés no fue con un bate como especularon algunos. “Yo le di con la mano, no tenía necesidad alguna de irle para arriba con un bate ni a él ni a nadie”.

Pierre fue sancionado durante un año por aquel incidente y su regreso se produjo en un juego en Matanzas donde fue ovacionado por miles de personas que lo reconocían por sus méritos deportivos y personales.

“Aquella afición se puso de pie a aplaudir y yo me emocioné muchísimo por la actitud del público. Fue algo extraordinario”.

Pese a sus excelentes números en el resto de la campaña tras su reincorporación no fue llamado tampoco al equipo nacional, un nivel al que más nunca pudo acceder hasta que decidió retirarse del juego activo de forma definitiva en 2005.

Para la mayoría de los fanáticos y periodistas más allá de Santiago, Pierre mereció muchas más oportunidades tanto a la hora de integrar el equipo Cuba como el tener más titularidad en los pocos eventos a los que asistió. La justificación no podía ser solo que Omar Linares era el mejor tercera base del país, pues muchas veces se llevó a más de un antesalista. Incluso hasta tres se llegaron a tener en determinadas competencias.

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