Por Franco Miguel Alvariño
La noche frente a los Atléticos de Oakland tuvo algo de magia para Andy Ibáñez. Su guante y su potente brazo volvieron a ser protagonistas de su juego, que se refugia en una defensa “inmaculada” para sostenerse en el mejor béisbol del mundo.
En la parte alta de la sexta entrada, Elvis Andrus consumió su turno al bate frente al relevista Dennis Santana. El torpedero de los Atléticos roleteó por el campo corto, en una conexión que puso a prueba la combinación de los Rangers de Texas.
El batazo llegó sin mucha fuerza al guante de Isaiah Kiner-Kalefa, quien se desplazó hacia su derecha y lanzó a la intermedia justo antes de perder el balance de su cuerpo. El tiro fue desviado, por lo que el cubano que defiende la segunda base tuvo que excederse para arreglar la jugada.
Para un camarero, pivotear de segunda a primera puede convertirse en las jugadas más difíciles de completar en un juego. Eso se debe a que depende de muchos factores: la velocidad del batazo, la conexión con su compañero, la rapidez del corredor, el deslizamiento del hombre que llega a la intermedia. En resumen, es una jugada en equipo que requiere una precisión exacta.
Con el rodado de Andrus, Ibáñez se llevó los reflectores del “Globe Life Field”. La espectacularidad con la que completó la jugada de doble matanza provocó la euforia de los aficionados presentes.
El oriundo de la Isla de la Juventud, Cuba, primero, evitó que la bola se escapara, estirando su cuerpo sin dejar de pisar la almohadilla. Luego, casi cayéndose, le tocó lanzar a la inicial, movimiento que completó gracias a la potencia de su brazo y la complicidad de Nathaniel Lowe, que levantó el difícil tiro.
Durante su primera temporada en las Grandes Ligas, Andy Ibáñez ha jugado en la intermedia, la antesala y la inicial, además de alinear como bateador designado. De todas ellas, su mayor número de juegos (23) ha sido como camarero, en los que acumula 177.3 entradas, con 87 lances, 53 asistencias, 10 doble play y un error, para una efectividad de .989. Ibánez no pudo descifrar los lanzamientos de los serpentineros rivales y se fue en blanco en cuatro turnos al bate, aunque anotó una carrera en la parte baja de la sexta entrada. Por tanto, sus frecuencias ofensivas quedaron en .201/.248/.325 AVE/OBP/SLU.
Los dejamos con la jugada del pinero:
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