Por Boris Luis Cabrera
Solo un reducido grupo de fanáticos incondicionales pudo predecir lo sucedido con los Leones capitalinos esta última semana. Muy pocos pudieron imaginar que una manada felina un tanto dispersa y vacilante pudiera abalanzarse con furia encima de unos Cocodrilos desafiantes para vencerlos en su duelo particular y luego derribar tres veces seguidas a unos Toros embravecidos, anclados en el primer puesto de la tabla de posiciones.
La aguerrida tropa de Rey Vicente Anglada ha sacado su estirpe y se ha colado en zona de clasificación, ayudado esta vez por sus archirrivales leñadores tuneros, quienes sacaron sus mejores hachas para exterminar los avisperos santiagueros de su cuartel general del Julio Antonio Mella.
Ahora, después del doble triunfo en esta jornada de lunes, miles de fieles comienzan a sonar las maracas azules por toda la isla. No hay que ser un experto analista en términos beisboleros para saber que los dioses del béisbol han llegado a la banca de industriales para quedarse al menos, hasta el comienzo de la post-temporada.
Todos saben que aunque cambien los tiempos y las generaciones, las filosofías y el entorno mismo; cuando el linaje capitalino le sale por los poros a sus atletas e interpretan su esencia, cuando su propia historia los levanta y los impulsa y sus antepasados gloriosos los bendicen y los salpican de esa agua bendita que solo ellos tienen; estos se hacen casi invencibles en el terreno de juego como lo han demostrado tantas veces a través de los años.
En el borde de las dudas se balancearon esta mañana de lunes en el peleado pleito sellado de la jornada anterior para al final, después de un maratón de catorce agónicas entradas, llevarse la victoria 9-7 y aferrarse con los dientes en la cuarta plaza del torneo.
Fue una batalla extenuante de casi seis horas donde salieron al ruedo 46 jugadores por ambos equipos, se dejaron a 37 corredores fríos en las bases con ganas de anotar durante todo el trayecto y los errores hicieron acto de presencia en los momentos más tensos de la porfía.
Par de pifias habaneras en una jugada continuada propiciaron nuevamente el empate en el marcador a la altura de la entrada número doce y dos capítulos más tarde, la cuarta marfilada de los anfitriones en el choque, les abrió las puertas del plato a las dos carreras que definieron las acciones.
Andy Rodriguez se llevó toda la gloria con un relevo atípico de 6.2 entradas donde no permitió siquiera un indiscutible y logró su séptimo triunfo de la contienda frente a solo un revés.
A segunda hora llegó la estocada mortal que completó la cruel barrida y vencieron 7-0 guiados de la mano de Eddy Abel García, quien caminó toda la ruta tolerando solo dos imparables mientras liquidaba a cinco adversarios por la vía del ponche.
Frederich Cepeda desapareció su pelota número 16 de esta temporada en la quinta entrada con un compañero a bordo para reafirmarse como líder en ese departamento y de paso sobrepasar al “señor pelotero” Luis Giraldo Casanova en el sexto lugar histórico.
Después de los resultados de hoy, los Cocodrilos matanceros se mantienen a un juego de los líderes camagüeyanos, seguidos de los Leñadores tuneros a un partido y medio de diferencia de la primera posición e Industriales a tres completos cerrando la zona de clasificación. Las Avispas, con su victoria de este lunes se mantienen en la quinta plaza un juego por detrás de los capitalinos y los Elefantes cierran la tabla de posiciones a juego y medio de la zona de clasificación.