Por Yasel Porto
Ninguno de nosotros desea la muerte en circunstancias normales. Eso está claro. Pero si tuviéramos la oportunidad de elegir, es obvio que nunca desaríamos tener un final como el del protagonista de este artículo triste y desgarrador.
No es una noticia tan reciente pero tampoco pertenece al pasado lejano. El desenlace fatal se produjo en diciembre último sin que se emitiera información alguna. Por eso tan pronto me dijeron decidí escribir sobre el tema como homenaje póstumo y para compartir de paso las verdaderas razones del anonimato casi absoluto del exlanzador zurdo Israel Alonso.
Hubo varios factores que incidieron en el silencio tras la muerte de este hombre, quien vivió sus últimos momentos de vida afectado por el alcoholismo, la soledad y una penosa enfermedad que terminó sentenciándolo.
Israel comenzó en Series Nacionales con su provincia natal Matanzas, con debut en la temporada 1980-81 vistiendo el uniforme de Henequeneros y allí estuvo hasta que por decisión personal «emigró» deportivamente hacia Isla de la Juventud para la campaña 1984-85. Su estreno con los Piratas no pudo ser mejor si tenemos en cuenta que solo fue superado por Justo López en total de victorias (4) en una escuadra que en aquel tiempo era la peor de toda la Serie. Ya en la «Atenas de Cuba» había tenido buenas actuaciones en el plantel orinegro, destacándose las lides de 1982-83 (5-2, 2.06) y 1983-84 (2.55).
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Alonso se convirtió por varios años en una de las figuras principales del staff pinero. También participó de varias Series Selectivas con Matanzas y Agropecuarios, y con estos últimos participó en su año de debut dentro de este tipo de certámenes (1986).
El zurdo tuvo un liderazgo bastante peculiar en la temporads 1986-87. Fue el pitcher con más boletos intencionales de aquella justa (9). Un año antes había sido el más castigado en cuanto a hits con un total de 134, la misma temporada en la que consiguió su cifra récord en victorias con 5.
Después de retirarse del juego activo tras la temporada 1989-90, Alonso tuvo vinculación con el béisbol como entrenador hasta que se desligó completamente con el deporte. Laboró por mucho tiempo en el combinado número 3 del poblado de la Fé, el segundo núcleo poblacional más importante de la antigua Isla de Pinos.
La mayoría de sus compañeros de equipo y peloteros en general perdieron el contacto frecuente a pesar de la geografía relativamente pequeña del llamado municipio especial. Solo unos pocos sabían de él, pero por desgracia esas noticias o encuentros eran bastante dolorosos.
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Uno de esos era el exjardinero Yoanis Pérez, miembro de la familia de los Pérez, quien de hecho me dio detalles de la etapa final de su vida y lo acontecido alrededor de su muerte.
«Israel se metió en el mundo de la bebida y poco a poco empezó a sufrir un proceso de degradación física y moral. Se le veía en la calle en muy malas condiciones y todo el mundo empezó a darle la espalda. Vivía solo en su casa de la Fé y su hija lo visitaba en ocasiones, pero no podía controlarse ni dejaba que lo ayudasen tampoco. No quería trabajar en nada, solo estar en esa vida», me comentó vía messenger el más joven de los hermanos Pérez.
El tío de Félix, estelar jardinero de los circuitos profesionales caribeños, me dijo que un buen día lo encontraron en su hogar con muy mal aspecto físico y tuvieron que llevárselo para el hospital. «Estaba en pésimo estado, con una infección bucal considerable y también en buena parte de su cuerpo. Me cuenta Juan Carlos Calvo que coincidió en ese tiempo con él en el hospital Batalla de Baire, que los médicos no dejaban que lo visitaran por el fuerte hedor que había. No duró mucho en ese lugar y falleció pocos días después. Un final duro de verdad», afirmó Yoanis.
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La muerte le había ganado la batalla a Israel Alonso, más que cualquiera de los bateadores que lo dominaron en su trayecto de una década como monticulista de Series Nacionales. Fue una cadena donde la desmotivación, el alcoholismo y la soledad sumaron como tiro de gracia una mortal enfermedad cuando rondaba los sesenta años de edad.
Nadie es juez para cuestionar los errores de los demás, y mucho menos este tipo de problemas cuyo origen puede ser todavía más complejo. Lamentablemente sucedió lo peor y ya con eso no hay remedio alguno.
Muchas pueden ser las enseñanzas, de ahí la importancia de compartir algunos de estos detalles, y apoyándome en los testimonios de Yoanis y el propio Juan Carlos Calvo, hacer un nuevo llamado a las autoridades del deporte de éste y otros territorios del país que muchas veces tienen un tratamiento muy lejos de lo que merecen estas figuras. Especialmente cuando están sumidas en crisis tan graves como la que sumió a Alonso.
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Solo nos queda rendirle el homenaje que si bien debió ser al unísono de su partida, al menos no queda olvidado completamente el aporte que tuvo desde el punto de vista deportivo como atleta y como entrenador. Al menos ya descansó de una vida que en sus innings finales le deparó muchísimo malestar.
