ROMPIÓ EL EMPATE: Luis Robert conectó ENORME cuadrangular en el Angel Stadium

Gian Franco Gil

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Por Gian Franco Gil

Los visitantes comenzaron los primeros cuatro episodios con los bates dormidos. Solamente dos inatrapables lograron frente a los envíos de Chase Silseth. El conjunto de casa aprovechó y tomó ventaja en el marcador, con tres jonrones en el cierre del tercer inning. Batazos de Andrew Velázquez y los dos consecutivos de Mike Trout y Shohei Ohtani.

La respuesta de Chicago no se hizo esperar, y antes de que concluyera la primera mitad del partido la ventaja en la pizarra había cambiado de dueño. Un racimo cinco anotaciones, con batazo clave de “La Pantera” cambió la decoración del choque y silenció los seguidores del conjunto local presente en el escenario ligamayorista.

El jonrón de Robert, enorme, se produjo ante los picheos del relevista Oliver Ortega, quien retiró los dos primeros outs de ese inning y parecía tener las acciones controladas, al menos el objetivo de mantener el pizarrón igualado se estaba cumpliendo.

Robert llegó al rectángulo de bateo con su swing perfecto, su fuerza inexplicable y una velocidad en sus muñecas capaz de hacer llorar la bola. Al primer lanzamiento que disparó hacia la goma Ortega, una recta a 95.5 mph, Robert le descargó toda su furia. El contacto provocó que la esférica alcanzara una velocidad inicial de 110.8 mph y viajara hasta los 448 pies, dejando en “ridículo” los límites de la pradera que él defiende.

Con el estacazo de vuelta completa, el número ocho en la presente temporada, Tim Anderson pisó la registradora para hacer efectivas las dos carreras impulsadas del cubano en el juego. De esa forma, llegó a 38 en la presente contienda a 112 en su corta trayectoria por las Grandes Ligas de Béisbol.

Antes de iniciar el partido exhibía una línea ofensiva de .316/.348/.417 (AVE/OBP/SLG), producto de 59 inatrapables en 187 veces al bate, con cuatro cuadrangulares, 30 remolques y 24 carreras anotadas. Asimismo, su promedio ofensivo era el séptimo mejor de la Liga Americana desde principios de mayo.

Por otra parte, el batazo sirvió para romper varias rachas negativas que acumulaba en los últimos duelos. La más significativa era la sequía de juegos sin pasar por la registradora. La última vez que lo hizo fue el 20 de mayo, precisamente la fecha en que conectó el séptimo vuelacercas. En tanto, pasaron seis partidos sin hacer la cruz en esas casillas. Además, acabó con las malas noticias de dos días sin batear indiscutibles y cuatro sin fletar compañeros hacia el plato.

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