Por Gian Franco Gil
En la victoria de los Tigres de Detroit 3×2 ante los Medias Blancas de Chicago en 10 entradas, el cubano José Dariel Abreu fue el responsable de que el juego pasara de los innings previstos, luego de conectar un doble impulsor de dos carreras en la parte alta del octavo capítulo para igualar el choque.
Con dos outs en la pizarra llegó el antillano al rectángulo ofensivo para enfrentar al relevista del conjunto local Joe Jiménez. Mientras, encontró en circulación a sus compañeros Josh Harrison (en la tercera almohadilla) y Elvis Andrus (en el primer cojín).
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El primer envío del relevista Jiménez hacia la registradora fue strike. El próximo hizo contacto con el bate del antillano y salió disparado por encima de la tercera almohadilla. Joe intentó mantener bajo control al inicialista con una recta de cuatro costuras a 95.1 mph, pero Abreu aceleró sus movimientos en el cajón ofensivo, para conseguir su biangular número 298.
De esa forma, con su doble 35 de la actual temporada, igualó en el octavo puesto de todos los tiempos con Tony Taylor, entre los cubanos con más conexiones de ese tipo en el primer nivel del béisbol de los Estados Unidos.
Su actuación en la jornada del viernes, en la que alineó como tercer hombre en el orden ofensivo y consiguió un imparable en cuatro veces al bate, lo consagró como el líder absoluto en hits de la Liga Americana con 171, aproximándose a su mejor marca (189), lograda en el 2017.
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Mientras sus compatriotas Yoan Moncada y Yasmani Grandal poco a nada lograron hacer en el desafío. El primero de ellos falló en cinco oportunidades, una de ellas por la vía de los strikes, por lo que su promedio ofensivo descendió hasta .212. Por su parte, Grandal dejó similar actuación, pero en su caso fueron cuatro outs para el contrario, entre ellos un ponche.
En ambos caso, los lanzadores que decidieron el resultado del juego fueron los últimos que escalaron a la «lomita de los suspiros». Alex Lange se llevó la mejor parte y sumó su quinto triunfo del año. Mientras, Liam Hendriks permitió un elevado de sacrificio de Víctor Reyes que acabó con las aspiraciones de Chicago.