José Contreras: «Le solté 3 cosas a Castro y a Vargas y mi esposa me dijo: arranca, cuando quieras»

Por José Alejandro Rodríguez El estelar lanzador pinareño José Ariel Contreras era uno de los asiduos invitados al Show de Swing Completo. Sin duda alguna, cada anécdota, historia o vivencia que nos cuenta este grande del box, digna de escuchar, publicar y contar a todos aquellos que no las conocen. En esta ocasión, Contreras relató […]

Por José Alejandro Rodríguez

El estelar lanzador pinareño José Ariel Contreras era uno de los asiduos invitados al Show de Swing Completo. Sin duda alguna, cada anécdota, historia o vivencia que nos cuenta este grande del box, digna de escuchar, publicar y contar a todos aquellos que no las conocen.

En esta ocasión, Contreras relató una experiencia ocurrida en La Habana, cuando intentó reparar el carro que tenía en aquel entonces, y explicó la influencia que tuvo lo ocurrido en su decisión de salir de Cuba.

«En el 2002, fui a la Ciudad Deportiva en La Habana para darle mantenimiento a mi carro, un Peugeot que tenía. Al llegar, me dijo el mecánico que el carro se demoraba, porque no había dinero en CubaDeportes para darle el mantenimiento y debía dejarlo ahí. Me explicó que delante tenía los carros de algunas figuras como Mario Kindelán, Mireya Luis, entre otros y que si dejaba el carro, tenía que irme para Pinar del Rio por mis propios medios».

Según cuenta el serpentinero, esa fue la gota que colmó la copa, entre otras tantas vicisitudes que experimentó en Cuba.

«Ese día me di cuenta que ya no podía más. Si salía una cometa para la Isla de la Juventud, ahí mismo me iba. Le dije al directivo que me atendió que yo iba a resolver el problema por mi cuenta y que no iba a pedir más favores, pero que me viera bien la cara, porque nunca más la vería. Y así fue…»

«Fui para el banco, saqué dinero y yo mismo arreglé el carro por mis propios medios”, dijo Contreras en el programa. “Pagué 450 dólares en la agencia de la Peugeot en La Habana, para poderle dar mantenimiento a mi carro. Y yo en ese tiempo ganaba 129 pesos con 60 centavos en moneda nacional», continúa Contreras.

«Le dije al mecánico que en el maletero había una caja con cervezas que se las podía tomar si quería también. Incluso, le firmé un afiche que tenía el hombre con una foto mía y le dije: «Guárdalo, que a partir de ahora me vas a ver solo ahí». Le comenté que en el primer avión que yo subiera, me iba y no volvería más a Cuba.

«Saliendo de la Peugeot, me senté en un quiosco que había cerca, donde vendían cervezas. En ese momento, llegó (Antonio) Tony Castro junto con Lázaro Vargas y empezamos todos a tomar cervezas. Yo pagué ese día y les dije, entre dientes, dos o tres cosas de lo que me había pasado. Cuando llegué a mi casa, le conté todo a mi esposa. Le expliqué que me quería ir de Cuba y su respuesta fue: «Pues arranca, cuando quieras». Salí a México y me quedé. Esa fue la historia.»

Lamentablemente, hechos como estos son muy frecuentes en la historia del beisbol cubano y del deporte en general. Los directivos no son capaces de “mimar” a sus estrellas como se lo merecen. Y sí, José Ariel Contreras, era una estrella, que merecía respeto, admiración y atención.

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