PARA GUARDAR: Candelita apeló a sus reflejos y sacó gran doble play

Por Franco Miguel Alvariño Evidentemente, el cubano José “Candelita” Iglesias nació para jugar béisbol. Verlo dentro de un diamante significa que, en cualquier momento, puede sorprender con una jugada a la defensiva. Guante en mano resulta todo un prodigio. Así lo hizo saber a Tamba Bay, cuando su equipo, Angelinos de los Ángeles y Anaheim […]

Por Franco Miguel Alvariño

Evidentemente, el cubano José “Candelita” Iglesias nació para jugar béisbol. Verlo dentro de un diamante significa que, en cualquier momento, puede sorprender con una jugada a la defensiva. Guante en mano resulta todo un prodigio. Así lo hizo saber a Tamba Bay, cuando su equipo, Angelinos de los Ángeles y Anaheim se enfrentaban sobre la grama del Tropicana Field Dome.

Durante el cierre del llamado “inning de la suerte”, Joey Wendle cañoneó por la lomita de los suspiros y el lanzador angelino, Steve Cishek, tuvo que quitarse ante una línea tan fuerte del toletero de Tampa. Con un out en la pizarra Candelita, quien se había colocado cerca de la segunda almohadilla en una formación especial, se abalanzó sobre la conexión y capturó esa pelota como solo él puede.

Una jugada de tan altos quilates por parte del torpedero nacido en la mayor de las Antillas terminó en doble play, pues al quedar cerca de la intermedia y con corredores en cada base, se le hizo muy fácil a José Iglesias, para también retirar a Austin Meadows en segunda base. De esta forma, evitó quizás una mayor molienda de los locales, pues anterior a esa jugada se habían ido arriba en el marcador.

Con tres carreras conseguidas en el mismo primer capítulo y otra más en el séptimo, a los de casa le valió para imponerse a sus rivales, los Angels, con pizarra final de 4×3. En ese partido, Candelita se marchó de 4-0 a la ofensiva con dos ponches incluidos.

No pocas veces, las cualidades defensivas del jugador cubano han acaparado titulares y es que, con la gracia de un torpedero de Grandes Ligas, Iglesias se pasea por el campo corto, pero se viste de largo a la hora de atrapar difíciles conexiones. Aunque los números reflejan una parte importante de esa historia, ciertamente permiten cuantificar el nivel de este pelotero, bien llamado de Grandes Ligas.

En su carrera de nueve años en la MLB ostenta un promedio defensivo de .982 como shortstop, esto gracias a 57 errores en 3194 oportunidades ha intervenido en 477 jugadas de doble matanza hasta el momento.

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