Por Swing Completo
Cuando se hable de peloteros cubanos con ética y respeto el nombre de Antonio Pacheco es uno de los que a criterio de muchos no debe correr la misma suerte de su número sobre el dogout del estadio Guillermón Moncada.
Para no pocos excompañeros de equipo el conocido “Capitán de Capitanes” llevó a la par su calidad deportiva con sus mejores valores humanos más allá de posiciones ideológicas que no tienen por qué incidir en virtudes y defectos personales.
Si hay quienes siguen dudando de la hidalguía y caballerosidad del estelar ex segunda base, el escandaloso suceso del Juego de las Estrellas Santiago de Cuba 2020 fue una muestra inequívoca de dicha afirmación, luego de haber respondido, una vez más, de la forma en que sus enemigos no esperaban.
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Pese a la afrenta de unos pocos decisores de excluirlo de un homenaje más que merecido en aquella ocasión, no hubo una reacción ofensiva de Pacheco, quien inteligentemente se mantuvo al margen de la situación y dejó todo en manos de los millones de aficionados santiagueros y cubanos en general que salieron con todo tipo de defensas y hasta iniciativas a través de las redes sociales.
Esa había sido la misma postura adoptada por él ante otras situaciones precedentes desde que decidió quedarse en Estados Unidos en el año 2014. Dos de los ejemplos más connotados en tal sentido tienen que ver con el rechazo de las autoridades deportivas de la Isla para ser exaltado al Salón de la Fama de nuestro béisbol y una más importante aún que fue la negativa de poder viajar a su tierra natal, algo que pudo lograr finalmente en el año 2020.
Igual es oportuno señalar respecto a la actitud de quien estuviera con protagonismo en 12 de los 13 títulos de su provincia, que contrario a lo que le quisieron achacar algunos en Cuba, especialmente funcionarios, que Pacheco jamás hizo declaraciones en contra del gobierno cubano, el INDER o alguien en particular cuando se acogió a la Ley de Ajuste tras cruzar la frontera entre Canadá y Estados Unidos.
Uno de sus enemigos más enconados desde la ruptura de su contrato con Cubadeportes en el verano de 2014 fue el insustituible Presidente de la Federación Cubana de Béisbol durante varios años y ya fallecido Higinio Vélez Carrión. Su coterráneo magnificó la acción migratoria de quien fuera el jugador más importante en su etapa de manager.
Vélez contó en diversos espacios y contextos una versión en tono de decepción en la que el “capitán” quedaba muy mal parado a la vista de quienes no profundizan en el tema más allá de lo que escuchen de boca del controvertido personaje.
Todo con el objetivo de eliminarlo de cualquier proyecto o iniciativa en la que por méritos deportivos haya que tener en cuenta al dueño de la segunda almohadilla en el equipo Cuba entre 1985 y 2001.
Aún con todo lo dicho por Higinio nunca trascendieron respuestas de Antonio Pacheco, y las opiniones que éste ha dado sobre quien lo dirigió por más de una década han estado acompañadas de admiración y respeto.
«Yo he tenido muchos directores que me marcaron. José Miguel Pineda fue uno de los que más me apoyó. Fue hombre y amigo. Pero también tengo que hablar de otros que influyeron mucho en mi carrera como Franger Reinaldo, Carlos Martí, Manuel Miyar, Alfonso Urquiola y sobre todo Jorge Fuentes con quien jugué muchos años en el equipo nacional.»
«Pero ninguno de ellos fue más importante que Higinio Vélez, porque fue con el que más estuve, el que mejor conocí, del que más aprendí. Él me enseñó muchas cosas a mí y a mis compañeros por su exigencia con su trabajo. Un manager que era el primer que llegaba y el último en irse, muy sacrificado por sus atletas. Higinio siempre nos dio ejemplo y eso es muy importante para cualquier jugador cuando ve la forma de su director. Él fue como un padre para mí», dijo Pacheco en una de las pocas entrevistas que ha dado.
Antonio Pacheco reside en Estado Unidos, en Tampa y ha trabajado como miembro del cuerpo de entrenadores de los Yankees de Nueva York en sus sucursales. Se ha mantenido apartado del escenario público y se ha visto en ocasiones en redes sociales junto a otros peloteros indómitos, como Alexei Bell y Héctor Olivera.
A veces no pagar con la misma moneda y evitar respuestas a la altura de determinados agravios es más inteligente y contundente. Es una cuestión de gustos, pero sobre todo del derecho de cada quien de decidir qué dice o simplemente dejárselo todo al destino y a la gente honesta.