Aliet Arzola Lima
Bob Gibson, miembro del Salón de la Fama de Cooperstown, estableció un espectacular récord entre 1967 y 1969 al lanzar 40 partidos consecutivos de siete o más entradas y cuatro o menos carreras limpias permitidas. Durante esa cadena, la mayor en la historia de Grandes Ligas, el as de los Cardinals ganó 24 encuentros, completó 31, propinó 13 lechadas, permitió solo 12 vuelacercas y dejó una efectividad de ¡1.13!, sencillamente de otra galaxia.
Desde el inicio de la era de la bola viva (1920), en 150 ocasiones se han dado rachas de 13 o más partidos con parámetros similares a la de Gibson (7+ IP y 4- CL), pero la mayoría de ellas (130) ocurrieron entre 1920 y 1990. A partir de la última década del pasado siglo, con el auge ofensivo que marcó la era de los esteroides, los episodios de dominio hermético por parte de los serpentineros han sido cada vez más aislados.
Entre 1991 y el 2000, por ejemplo, diez lanzadores consiguieron rachas de 13 o más partidos con 7+ innings y 4- limpias permitidas. De ellos, Randy Johnson, cinco veces ganador del premio Cy Young, lo hizo en dos oportunidades (1997 y 1999), mientras otros estelares como Dennis Martínez, Greg Maddux, Roger Clemens o Pedro Martínez también se sumaron a la lista con seguidillas similares.
Mucho más exclusivo ha sido este fenómeno en el presente siglo. En un lapso de 22 temporadas desde el 2001 hasta la fecha, solo ocho serpentineros han conseguido enlazar 13 o más partidos en los que trabajaron 7+ entradas y permitieron 4- carreras limpias. Dicho grupo está repleto de estrellas: Hideo Nomo, Chris Carpenter, John Lackey, Bronson Arroyo, David Price, Félix Hernández o Clayton Kershaw.
Price, “King” Félix y el zurdo de oro de los Dodgers, tres ganadores del Cy Young, consiguieron sus respectivas rachas en el 2014, y desde entonces nunca más se habían vuelto a producir, hasta la irrupción meteórica del dominicano Sandy Alcántara en la presente campaña.
El derecho de los Marlins suma 13 encuentros consecutivos con siete o más entradas de labor y cuatro o menos carreras limpias permitidas. Su racha comenzó el 11 de mayo en Arizona frente a Diamondbacks, y después han caído como víctimas los Mets (tres veces), Washington, Atlanta y Philadelphia en dos ocasiones, mientras San Francisco, San Luis y los Angels fueron dominados en una oportunidad.
Cuando comenzó la cadena, Alcántara tenía efectividad de 3.03, pero en esas 13 salidas solo ha permitido 15 limpias en 102.2 innings, por lo su ERA ha mejorado hasta 1.76, líder de la Liga Nacional y segundo entre todos los abridores calificados para el título de pitcheo en MLB, únicamente superado por el zurdo de Tampa, Shane McClanahan (1.71).
Este promedio de limpias de Sandy es el segundo más bajo en la historia de los Marlins entrando a la pausa por el All Star, solo por detrás del 1.70 que consiguió Josh Johnson en el 2010. El derecho quisqueyano igualó también a Carl Pavano (2004) con 13 aperturas consecutivas de siete o más innings de labor, el segundo mejor registro de cualquier abridor de la franquicia del sur de la Florida, por detrás de las 16 que consiguió Kevin Brown (1996).
La cuestión es que, de estas tres rachas punteras en la historia de los Marlins, la de Alcántara ha sido la más dominante. Así lo demuestran las estadísticas durante sus respectivas cadenas:
* Kevin Brown (ERA: 1.72/88 ponches en 125.2 IP/OPS rival: .501)
* Carl Pavano (ERA: 2.76/63 ponches en 98 IP/OPS rival: .622)
* Sandy Alcántara (ERA: 1.31/92 ponches en 102.2 IP/OPS rival: .460)
En términos de velocidad, Alcántara no ha variado mucho de un año a otro con ninguno de sus pitcheos, pero sí son muy perceptibles las correcciones en cuanto al manejo de su repertorio. El as de los Marlins ha disminuido el uso de la sinker (34.9 % en el 2020/28.2 % en el 2021/24.2 en el 2022) y ha encontrado en el cambio su arma predilecta.
Para tener una idea, Sandy ha realizado 526 pitcheos en cambio durante la actual campaña, superior a los totales de recta de cuatro costuras (495), sinker (470), slider (444) y curva (diez). Obviamente, este giro se debe al impacto de su cambio de velocidad frente a los rivales, quienes han logrado un flojo 25.8 % de Hard Hits ante ese lanzamiento.
Para quienes necesiten datos todavía más elocuentes, Alcántara ha logrado con su cambio el porcentaje de slugging oponente más bajo de su carrera por un amplísimo margen:
SLG vs. Cambio de Alcántara (2022): .184
SLG vs. Cambio de Alcántara (2021): .346
SLG vs. Cambio de Alcántara (2020): .522
SLG vs. Cambio de Alcántara (2019): .396
SLG vs. Cambio de Alcántara (2018): .261
SLG vs. Cambio de Alcántara (2017): .400
Sin dudas, la combinación de estas variables ha aumentado la confianza del dominicano, quien luce como un serpentinero mucho más seguro en el centro del diamante. Para los fanáticos de los Marlins, el salto definitivo al estrellato del derecho rescata, en cierta medida, el recuerdo del cubano José Fernández, el último gran as de la franquicia en la última década.
Rellenar el vacío que dejó Fernández tras su trágico fallecimiento en el 2016 no es una tarea fácil, pero Alcántara parece enfocado en intentarlo, lo cual sería, sin ninguna duda, un paso fundamental para regalarle a los Marlins el primer premio Cy Young de su historia.