Leonys Martín y la ilusión de vuelta

Por Alexander García 

   Cuando muchos pensaron que su salida de la MLB sería el fin, tras aquella bronca con Francisco Lindor; cuando muchos pensaron en eso, en que todo acababa, Leonys Martín dio una vuelta de tuerca a su carrera y en suelo japonés, desde 2019 ha salido a reivindicar su talento por todo lo alto. 

   Si en su momento fue ensalzado, por Víctor Mesa, por Eduardo Martín Saura, por todos (¡la gran estrella! ¡la perla! ¡el hombre que cambiará la cara de nuestra pelota!-) y luego tras su salida del país, Leonys como tantos otros, fue silenciado. De él, ni por asomo se hablaba, cuentan algunos que se despidió a la francesa, sin dar la cara. Así, de pronto llega a las Grandes Ligas, los Vigilantes de Texas lo aúpan como a una de sus joyas, promete un mundo y todos esperan su debut. 

   Ya no es Villa Clara, ni el estadio Sandino, ni el Latino; tampoco es el equipo Cuba, ni Víctor, ni el torneo de Haarlem; es el Big Show, el lugar, el templo de los inmortales, es el sueño hecho realidad y ahí estaba Leonys Martín. 

   Con su voz de “pito”, así, fina, como de un niño que se quedó varado en el tiempo, Leonys no oculta su emoción y pega líneas como quiera; en varios videos se ven higlights con atrapadones del villaclareño, también con sendos batazos. 

   En un principio parecía destinado a triunfar pero no, de a poco fue desechado y las preferencias de la franquicia se enfocaron en el curazaleño, Jurickson Profar; un hombre con credenciales y tal vez algo más de polivalencia que el cubano, pero sin el golpe de efecto que emergía de la combinación entre el tacto y la velocidad de Leonys. 

   Antes de recalar en los Indios de Cleveland, el perfil de Leonys bajó un poco, parecía destinado a perderse como tantos otros, pero no, entro Terry Francona a dirigir al equipo de Ohio y el mítico timonel quiso contar con los servicios del antillano; todo pintaba para salir bien, para que el villaclareño renaciera como el ave fénix. 

   Afianzado en los primeros turnos del lineup, Martín se acomodaba a su función, poner la bola en juego, ganar una base, traer la carrera importante en el momento menos esperado; luego se enferma, sufre una potente infección bacteriana, parece que no, pero sale otra vez y sigue hasta su encontronazo con Lindor. ¡Dos latinos! ¡Puro carácter! Ya saben, al final el cubano fue cesado y a los meses recaló en Japón. 

   Desde su estreno en suelo asiático, ha estado mucho más determinante en su proyección ofensiva, sobre todo en materia de jonrones; ya en la campaña de 2019, conectó 14 vuelacercas y en esta edición de 2020, al momento de escribir estas líneas sobrepasaba los 10 estacazos, con más de 30 carreras impulsadas. 

   No creo que sea otro, es el mismo, aquel del inmenso talento; ahora más maduro, más curtido y con años de experiencia en el mejor béisbol. 

   Si en su momento todos lo avalaban como una estrella y luego como por arte de magia su nombre se enquistó en las fauces del olvido, hoy que la historia pretende darle un giro bastante radical a la memoria, Leonys puede ser otra vez la ilusión para muchos en Cuba. ¿Quién sabe? 

   Nos vemos a la vuelta.

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