Por Yasel Porto
Mientras muchos se van de Cuba para probar fortuna sobre todo en el béisbol profesional de Estados Unidos otros deciden retornar al menos mientras se desarrollen las fases de entrenamiento y competencia de la Serie Nacional de Béisbol.
Sería pretencioso en extremo señalar a Leslie Anderson como el “repatriado” que más impacto he tenido, pero lo cierto es que el jardinero e inicialista camagüeyano ha reunido una serie de elementos que lo ubican entre los más importantes jugadores que han tomado la decisión de reinsertarse en el sistema deportivo cubano.
El carismático jugador que participó por casi una década como profesional en Japón, México y Estados Unidos ya se encuentra entrenando con sus Toros de Camagüey con vistas a jugar con ellos su tercera temporada consecutiva después de haber emigrado de Cuba en busca de mejorar su estatus económico y deportivo.
A juzgar por las palabras concedidas a SwingCompleto en un programa especial que se le dedicó al integrante de la selección nacional en los Clásicos Mundiales de 2006 y 2009, ésta sería su campaña de despedida por una serie de razones entre las que se incluyen su físico.
No solo se trata de un pelotero de casi 40 años, sino que en los últimos tiempos su salud se ha resentido considerablemente.
Anderson ha sido uno de los grandes contribuyentes de la escuadra agramontina y no solo en el plano netamente deportivo. Hablo también de su aporte material desde hace mucho que junto a su buen carácter y sus resultados bastante positivos en ligas internacionales lo han convertido en alguien extremadamente querido y respetado dentro de Camagüey.
Está claro que ya su presencia en el listado de los Toros no llama mucho la atención, no solo porque eso hace rato de ser novedoso sino porque es posible que su rendimiento no se equipare con lo acontecido en la Serie 59 en la que tuvo un rol esencial para el subtítulo de su equipo. Sin embargo, la posibilidad real de ser la temporada de despedida es lo que hace especial todo lo que suceda alrededor de él.
Residente desde hace años en la ciudad de Tampa en su momento fue considerado como uno de los buenos jugadores cubanos, merecedor de integrar varias veces la selección nacional. Tras romper vínculos con el béisbol cubano y salir en lancha en 2009 para lograr un contrato en Estados Unidos, comenzó su trayectoria como profesional en el año 2010 con la organización de los Rays de Tampa Bay.
Pero Anderson nunca fue promovido a las Grandes Ligas a pesar de haber tenido resultados favorables en la clase AAA. Con él se demuestra que para llegar a ese nivel junto a la calidad hay tener el factor suerte de tu lado. Si lo duda en este enlace le dejamos sus estadísticas año por año.
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Tras disolverse su convenio con el club floridano decidió mudarse para la liga japonesa en la que jugó con los Gigantes de Yomiuri, el equipo más emblemático de ese país. Las lesiones lo privaron de rendir más y establecerse por un período mayor (estuvo de 2014 a 2016), y en 2017 tuvo su última incursión como profesional, ahora en México con León.
Después de eso se abrieron las puertas a los peloteros que habían emigrado por diferentes vías a excepción del abandono de delegación y llevó a cabo el absurdo proceso de repatriación para volver a vestir el uniforme de Camagüey.
La historia de esa campaña 2019-20 ustedes la conocen. Su ofensiva logró clasificar primero a los playoff a la tropa de Miguel Borroto y luego se lució un mundo contra Industriales en la semifinal, con asterisco para el partido inicial de aquel duelo en el que no fue necesario ir más allá del tercer juego.
Quizá para Leslie y los Toros nada vuelva a ser como aquel campeonato, pues la realidad del elenco agramontino y la de él en particular no se vislumbran tan promisorias en comparación con aquel momento. De todos modos, nunca se pueden cerrar todas las puertas y menos con alguien con su ímpetu y optimismo.