Por Clemente Correa
Los amantes del béisbol cubano reconocen a Lisbán Correa como un pelotero polémico. Quizá no les falte razón para así considerarlo pues algunos hechos y circunstancias lo marcan como un atleta impulsivo y que, en ocasiones, pierde los estribos.
Sin embargo, del otro lado, en su andar cotidiano por la vida y por los dogouts, se esconde un hombre tranquilo, sereno, pausado y con rutinas apegadas a ser solidario con los demás, pero sobre todo con sus compañeros de batallas como un verdadero capitán, sí, CAPITÁN de equipo.
Como es conocido por muchos, Lisbán, es miembro de una familia netamente beisbolera. Su padre, Iván Correa, fue receptor de los equipos Metropolitanos e Industriales; y su abuelo, quien igualmente calzó los arreos en novenas del oriente del país en décadas pasadas, lo guiaron en sus inicios.
Correa, debutó en la Serie Nacional XLV (temporada 2005-2006) con Metropolitanos, conjunto plagado de figuras noveles con mucho talento y donde bien temprano asumió la responsabilidad de ocupar un turno importante en la alineación, por su condición de hombre de fuerza y su capacidad para producir carreras.
Desde aquel entonces este moreno natural de Arroyo Naranjo, se ha caracterizado por mantener una buena comunicación dentro del grupo y actuar como una pieza clave a la hora de aglutinar y mantener estimulados a los más jóvenes, incluso siendo él uno de ellos.
En este sentido nunca se ha escondido para reconocer la ayuda recibida de parte de Enrique Díaz, ex-capitán de los rojos y un maestro en esos menesteres y confesó que “él siempre me aconsejó muchísimo en ese sentido y le estaré eternamente agradecido por tal razón”.
Fue incluido en la temporada 2009-2010 en la nómina de Industriales para la edición 49 de los campeonatos cubanos, bajo la tutela de Germán Mesa.
Durante el play off de cuartos de final ante Sancti Spiritus, ese propio año, se produce un suceso bastante desagradable cuando producto de un pelotazo, a todas luces intencional, Correa intenta agredir con un bate al lanzador yayabero Yasniel Sosa, hecho que finalmente no llegó a suceder.
Todo lo ocurrido alrededor de ese acontecimiento desencadenó una reacción de unión entre los integrantes del equipo añil, al punto de alzarse con el título de Cuba en esa ocasión, algo que no pudo disfrutar de cerca.
“Ese año El Mago Mesa tenía por costumbre utilizarme con frecuencia como emergente, y en el caso específico de los Gallos, yo solía conectarle bien en situaciones complejas. Al parecer por eso, me propinaron dos pelotazos intencionales, lo que provocó mi reacción de inmediato”, cuenta el propio Lisbán. Para ese entonces enfrentó y cumplió una sanción. Reconoció públicamente ante sus compañeros de equipo que había cometido un error grave de indisciplina.
En el 2015, a la edad de 28 años, Correa decide partir a República Dominicana, a probar suerte como jugador profesional. Allí logró consolidarse aún más como pelotero, y pulir al máximo las deficiencias, principalmente ofensivas, que arrastraba de su etapa como jugador de béisbol en Cuba.
“Allí estuve cuatro años, me declaran agente libre en 2016 y el agente que me representaba pidió mucho dinero por mí, al parecer pesó a la hora de poder firmar, el hecho de mis 29 años”, relata con nostalgia.
Tras romper relaciones con dicho representante, jugó en la Liga de Verano del Cibao y posteriormente trabajó en un gimnasio como preparador y en una academia como entrenador de béisbol. Se enfrentó a las situaciones que normalmente debe asumir todo emigrante y sorteó las dificultades hasta que decide regresar a su tierra, motivado por una visita de su padre a República Dominicana en 2019.
A partir de ese momento y convencido de que en su país, le quedaba mucho por entregarle al Industriales de sus sueños, Correa comienza el proceso para incorporarse nuevamente a la sistema deportivo nacional. Logra tenerlo todo en orden y se gana un puesto en los Azules de Rey Vicente Anglada para la Serie 59.
Desde el inicio demostró estar en gran forma, al punto de comenzar a todo tren, conectándole a la bola con fortaleza y con una mejoría considerable en su sistema de bateo. “Ese periplo por tierras quisqueyanas me sirvió para convertirme en un bateador de todos los ángulos del terreno y ganar en paciencia y confianza a la hora de pararme en el home plate”, insistió.
Al llegar la subserie ante el equipo de Holguín se produce una nueva situación de trifulca donde se ve vinculado, esencialmente por salir en defensa de un compañero. Una foto que circuló el mundo entero, donde se muestra el instante justo que su pierna derecha se eleva e impacta en la anatomía de un jugador del equipo oponente junto a la presencia de la televisión nacional, fueron los principales motivos de la repercusión de dicha riña.
“Tengo que reconocer que en ocasiones soy un tanto impulsivo, debo aprender a controlar eso; en esta ocasión me molestó mucho que le pegaran a un compañero mío sin motivos, en el fondo yo soy un chamaco tranquilo”, reafirmó Correa.
Eso trajo consigo una nueva sanción de un año apartado de los terrenos, la cual finalmente se redujo a seis meses; y aunque no se pudo incorporar nuevamente a la Serie 59, sí lo hizo a la Serie provincial, quedando campeón con Arroyo Naranjo, bajo la dirección de Rudy Reyes; formalizando así su regreso al sistema competitivo cubano.
Comenzada la preparación para la Serie 60 Correa se vuelve a colocar en el centro de la polémica tras ser designado por el colectivo de entrenadores, como capitán del equipo azul. Esto teniendo en cuenta su entrega, capacidad de aglutinar, poder de convocatoria y sobre todo, por el respeto que muestra el grupo hacia su figura.
El tema no fue bien recibido por buena parte de la afición, sobre todo la que no es seguidora de los Leones, alegando como argumento de peso que, cómo un atleta acabado de incidir en un acto de indisciplina y se le reduce la sanción, va a ser nombrado como capitán. Esto encontró oídos receptivos en los dirigentes deportivos de la capital y decidieron revocar la designación.
Pero algo es cierto, esta decisión debe recaer única y exclusivamente en la dirección del equipo, que son los que conviven a diario con los atletas y conocen sus interioridades; si ellos deciden y creen pertinente que el muchacho es el idóneo para asumir tal responsabilidad, esto no debe ser cuestionado por alguien que se mantiene sentado en una oficina.
Para algunos casos escuchan a los aficionados y seguidores del béisbol; en otros, cuando esos mismos que ahora se manifiestan lo han hecho sobre otras cuestiones que son evidentes y que no llevan mucho análisis para resolverlas de una manera justa, no sucede igual, y amordazan la opinión de la gente con la misma correa que ahora le impiden a Lisbán asumir sus labores de capitán.
Les dejamos con la más reciente entrevista de Correa con SwingCompleto: