Los Cocodrilos de Matanzas, sin engañarnos, no van a ningún lado

Por Alexander García Milián
La agonía de los penitentes,- ¿será?- me pregunto y pienso que los hechos hablan por si solos. La situación del equipo de béisbol de Matanzas pasa por un trance así; ¿alguien lo duda? Unos ocho años ya en la élite de la demacrada pelota nacional; par de finales, terceros y cuartos lugares. Muchos sueños, esperanzas, amores y desamores, salidas del país, llegadas, regresos. Una buena novela u obra de teatro al más puro estilo del gran José Jacinto Milanés.




La noticia de la conformación del equipo copo titulares en la prensa deportiva nacional; incluso Higinio Veléz y Yosvani Aragón estuvieron presentes en el tedioso acto. ¡El año de los cocodrilos!- ya gritan muchos,- ¡este sí- corean otros! y la risa se esparce sola…No es el tono peyorativo de lo que se escribe, menos aún la intención del trabajo; querido lector, usted como yo sabemos que el corazón a los de la Atenas se les va para la parte derecha a la hora buena. Es algo más que demostrado, una versión de aquel Sanctis Spiritus que prometía, prometió y en promesas se quedó.
Por nómina, Matanzas es uno de los mejores equipos de la Isla; Ariel Martínez en la receptoría; Yasiel Santoya, Jefferson Delgado, Yurisbel Gracial y Aníbal Medina en el cuadro; Ariel Sánchez, Eduardo Blanco y William Luis en los jardines; y en el pitcheo, parte de los mejorcito que habita en suelo cubano al día de hoy; Yoannis Yera, Jonder Martínez y Roy Hernández descollan como aces…
¡Bueno!, pensando bien, en un béisbol de “manigua” como el nuestro, son realmente “buenos”. El “tifón” Víctor Mesa pasó y cambió las cosas allí en el Victoria de Girón; sí, Papaíto Mayarí, Fotuto, cualquiera de los cómicos personajes del olvidado Miguel de Marcos la caben al “sheriff” Mesa y que digan Guillermo Heredia, José Miguel Fernández y el mismo Lázaro Herrera, quién el año pasado creyó que podía ganar el premio al “regreso del año”.



Lo cierto es que todo resulta más de lo mismo y no vale hacer leña del árbol caído. La esperanza llegó y se fue, creo con más certeza cada día que lo que hiso fue dar un paseo, soltar un poco de humo de tabaco, tomar algo más de fama, coger apodos de prestigio; Compay Segundo, Carlos Tercero, Voltus Cinco… Y los rojos, nada de nada, sufrimiento tras sufrimiento… La Serie Nacional por el piso y ellos llorando por ver la cerveza y la carne de puerco correr a tropel…
¿Será Matanzas campeón?- ¿de qué?- me preguntó; del tedio y la monotonía, de un barullo de solar, de una pelea de gallos o de la espera eterna. En cualquiera de las variantes la cosa pinta a burla, es que la pelota en Cuba es eso, un excelso choteo y Mañach se va al museo si pudiera ver algo de esto.
La Serie inicia en agosto, muchos esperan; la pelota es pasión, lo seguirá siendo y entonces que fue todo,… ¿ Un deja vu ?- no creo- pienso que es una pesadilla que no se quiere ir, hace como que se va- a veces- pero no, está ahí.



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