Michel Abreu recuerda que llevaron a Vargas por él, sus jonrones por el mundo y el regreso a Cuba

Por Boris Luis Cabrera    No por casualidad los Azulejos de Toronto le dieron trabajo a Michel Abreu apenas cuatro días después de entrevistarlo. El fornido toletero matancero llegó con un currículo impresionante a las oficinas a la organización después de jugar ocho temporadas en Cuba y la misma cantidad en diferentes circuitos profesionales de […]

Por Boris Luis Cabrera

   No por casualidad los Azulejos de Toronto le dieron trabajo a Michel Abreu apenas cuatro días después de entrevistarlo. El fornido toletero matancero llegó con un currículo impresionante a las oficinas a la organización después de jugar ocho temporadas en Cuba y la misma cantidad en diferentes circuitos profesionales de Estados Unidos, el Caribe y Japón.

   Retirado forzosamente de los campos de juego por una lesión, se presentó a la franquicia en busca de un puesto como entrenador de bateo con una intachable hoja de servicios llena de premios y jonrones.    

   «Me entrevisté con ellos un jueves y ya el lunes me estaban dando el trabajo. Ese fue el año que firmaron a “Yunito” Gurriel, querían que yo trabajara con él y que lo ayudara a adaptarse a este sistema que es completamente diferente al de Cuba. Además de mi trayectoria, esos fueron factores que me ayudaron, unido a la disciplina que siempre mantuve en el terreno al no tener nunca problemas con entrenadores ni jugadores y mucho menos fuera de un estadio de pelota», le cuenta a SwingCompleto en conversación vía telefónica.

   El slugger se ha mantenido en esas funciones durante estos últimos cuatro años y cataloga su trabajo actual como un premio al rendimiento que siempre tuvo durante su carrera deportiva, al sacar 261 pelotas del parque, remolcar mil ocho carreras y promediar 309 entre todas las ligas que participó, con más de 5 mil veces oficiales al bate.

   «Siempre tuve una visión para el bateo, sabía ajustarme a diferentes tipos de lanzamiento y me daba cuenta de muchas cosas que otros jugadores no notaban, por eso siempre creí que podía dar un buen coach de bateo y la directiva de Toronto confió en mí», confiesa.

   Sin embargo, a pesar de ser un pelotero de gran calibre desde sus comienzos en el mundo del béisbol, esa suerte no estuvo siempre de su lado, sobre todo en los años que se mantuvo en Cuba jugando la Serie Nacional.

¿Crees que fueron injustos contigo cuando jugabas en Cuba?

   -Desde mi primera temporada fueron injustos. Debuté bateando para 346 con 20 jonrones entre la Serie Nacional y la Copa Revolución y el novato del año se lo dieron a un lanzador que ganó cinco juegos y perdió dos. Cuando tú miras los números de él y los míos, no hay comparación porque lo más difícil que hay en la pelota es batear.

   »De eso no se habló mucho porque en aquella época eran más difíciles los debates con el público. No existían encuestas ni redes sociales y el que más lo sentía era el perjudicado.

Pero al menos ese año estuviste en la preselección nacional

   -Fui a Holanda con el Cuba B e hice un buen trabajo bateando más de 400 con varios jonrones, hasta conecté tres en un solo partido, pero hasta ahí.

Al siguiente año tuviste muy buen rendimiento pero tampoco hiciste el grado

   -Jugué la Copa Revolución con el equipo de Santiago de Cuba y quedamos campeones. Recuerdo que en el partido final le doy jonrón a Pedro Luis Lazo y luego me incluyen en la preselección nacional del equipo grande.

   »En aquel momento fuimos 40 peloteros a realizar el entrenamiento de altura en México y al regreso organizaron un torneo Oriente-Occidente donde estábamos Orestes Kindelán y yo como inicialistas por los orientales.

   »Recuerdo como si fuera hoy que los que más batearon en ese torneo fueron Gabriel Pierre, Luis Ulacia y yo, todos por encima de 400. Sin embargo cuando hacen la rueda de prensa con Miguel Valdés a la cabeza y dan el equipo no mencionan mi nombre.

¿Nadie protestó por aquello?

   -Uno de los camarógrafos que estaba allí no se pudo aguantar y preguntó cómo era posible que yo con ese rendimiento no estuviera en el equipo y Lázaro Vargas siendo líder en ponches y en doble play y con un promedio cercano a los 200, lo llevaran como primera base por encima de mí.

   »Miguel Valdés dijo que yo estaba muy joven todavía aunque había otros en ese mismo equipo más jóvenes que yo. Las injusticias conmigo seguían y comencé a darme cuenta que yo no estaba en los planes de la Comisión Nacional hiciera lo que hiciera, ese voto no lo tenía.

¿Ahí comenzó la desilusión?

   -Siempre tuve buenos rendimientos, entre los primeros en jonrones e impulsadas en todos los torneos e incluso ganando el premio Guante de Oro. Tenía las condiciones para hacer el equipo Cuba.

   »El último año que jugué en mi país quedé líder en jonrones con 23, impulsé 82 carreras y terminé con un average de 353. Recuerdo que Omar Linares, para mí lo mejor que ha pasado por Series Nacionales, me preguntó que iban a hacer conmigo ese año y yo le contesté que pensaba me dieran ya esa oportunidad, pero tampoco fue así y esa fue la copa que derramó el vino en la mesa.

¿Cómo te vas de la Isla?

   -Me fui en una lancha. Quería estar en Cuba y representarla en torneos internacionales. Nunca quise abandonar mi país y a mi familia. Me fui entre otras cosas por eso, pienso que no se me dio el reconocimiento que merecía, tuve muy poco apoyo. Cuando dije que no iba a jugar más comenzaron a hablar conmigo pero ya yo estaba decidido a dar ese paso y probarme en otro béisbol.

¿Nunca te arrepentiste?

   -No me arrepiento de lo que hice, pienso que me di ese gusto de probar mi calidad fuera, de lo contrario siempre me hubiera quedado con esa duda, como se han quedado muchos. Lo hice un poco tarde pero tuve la oportunidad de jugar ocho años más.

   Así fue, Michel Abreu fue contratado por la organización de los Mets de Nueva York y en el año 2006 en la categoría AA fue el primer cubano salido de la isla en ganar un campeonato de bateo en Ligas Menores y fue seleccionado el jugador más valioso de la liga (MVP).

   Apenas un par de días antes de finalizar el campeonato muere su querida madre y la gerencia de la franquicia no lo vio en condiciones psicológicas para promoverlo a las Grandes Ligas.

   «Hubiera sido un gran reconocimiento para mí y para que mi madre me viera desde el cielo, pero solo Dios sabe por qué no pasó. Estoy seguro que si me hubieran dado la oportunidad en Grandes Ligas lo hubiera hecho bien», aseguró.

   El yumurino no se amilanó y siguió “dando palos” por el mundo. Durante su carrera fue guardando premios y títulos en sus vitrinas como el de máximo jonronero en Nicaragua (récord vigente en esa liga con 14), en Puerto Rico y en Japón, Además de llevarse el liderato de bateo en la Liga Mexicana y participar en varios Juegos de Estrellas en diferentes circuitos.

¿De todas las ligas donde jugaste cual fue la más fuerte para ti?

   -La Liga de Venezuela. Jugué allí en 2009 y había muchos lanzadores buenos. Por otro lado me afectaban los viajes, las condiciones no estaban acorde, la comida era totalmente diferente a la de nosotros, al punto de enfermarme del estómago los primeros días y durarme eso como un mes.

   »Esa liga tiene mucha calidad, los fanáticos son fuertes y muy exigentes, así como la prensa. Los directivos no se quedan atrás, te dan una semana para que demuestres si tú puedes.

   »La Liga de México era también exigente. Se paga bien pero si tú no demuestras rápido tu calidad ellos buscan a otro. Se juega bajo mucha presión. No hay tiempo para ajustes.

   »Allí jugué tres años. El primero fue difícil pero tuve buenos rendimientos, nunca me dejaron libre. En el último año quedé MVP, fui campeón de bateo y líder en impulsadas y eso me catapultó hasta Japón.

¿Encontraste mucha diferencia con la Serie Nacional?

   -Yo diría que al menos en el tiempo que yo jugué, que todavía no había tanta emigración, no había tanta diferencia. El picheo que había en el equipo Cuba con Vera, Lazo, Ibar, Maels, Contreras, Romero, Palma, etc., podía competir en cualquier liga y en cualquier campeonato.

   »La Serie Nacional era muy fuerte. Yo logré batear en Cuba por las condiciones naturales que yo tenía. Pero después al ver los videos y superarme fue que yo aprendí a batear realmente.

Te lesionas en el mejor momento de tu carrera…

   -Fue en 2013 cuando tenía 20 jonrones en la primera mitad del campeonato. En la otra parte solo pude dar 11. Tuve que parar dos veces para tratamiento pero así y todo gané el título de jonrones en la Liga del Pacifico, siendo el primer cubano en lograrlo.

   »En aquel momento muchos pensaban que los cubanos no podían jugar en Japón pero se me dio la oportunidad y la aproveché con buenos resultados. Al final de la temporada me hago un chequeo y me encuentran una hernia. Me hicieron tres cirugías, pero no pude jugar más al béisbol.

¿Cómo viviste ese triunfo de los Cocodrilos de Matanzas? ¿Pudiste seguir los partidos?

   -Si, lo seguí aquí junto a mi papá recordando viejos tiempos. Ellos llevaban luchando muchos años y gracias a Dios lo consiguieron. Haber sido jugador de ese equipo y ver como ellos lo lograron fue muy emocionante. Los felicité en Facebook y dije cosas que me salieron del alma en ese momento.

   »Ferrer fue manager mío y por eso sentí aún más emoción. Lo que hizo fue una proeza y tengo tremenda alegría por eso.

¿Has regresado a Cuba en algún momento?

   -Esperé 10 años para volver. Regresé en 2013 después de haber jugado en Japón y luego volví en 2014 a tratarme mis problemas en la espalda. El año pasado vine de nuevo a ver a mi papá que se encontraba enfermo.

   »La gente me reconocía en la calle, hablaban de mí, muchos fueron a visitarme a la casa. Fui al Palmar de Junco, a la EIDE y a la ESPA a visitar a los entrenadores que tenía allá y pude compartir con muchos de ellos. A otros no los pude ver, me faltó mucha gente, pero sentí tremendo cariño del pueblo de Matanzas, de esa gente que sabe que cuando yo estaba ahí lo que más anhelaba era darles un campeonato a la provincia. Me hubiera gustado volver a jugar en Cuba para sentir otra vez ese cariño de mi gente.

Michel Abreu afirma: “Todo cubano que vino a probarse a USA le hubiera gustado volver a jugar allá»

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