SIN QUERER: Miguel Vargas rompió el empate frente a Texas

Gian Franco Gil

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Por Gian Franco Gil “Pelotero malo no tiene suerte”, es una de esas populares frases que se escuchan en los terrenos. En cambio, a Miguel Antonio Vargas –que sí es bueno- uno de los mejores prospectos cubanos que juegan en Ligas Menores, le sucede lo contrario. Aunque no necesita ayudas extraordinarias para lucir superior sobre…

Por Gian Franco Gil

“Pelotero malo no tiene suerte”, es una de esas populares frases que se escuchan en los terrenos. En cambio, a Miguel Antonio Vargas –que sí es bueno- uno de los mejores prospectos cubanos que juegan en Ligas Menores, le sucede lo contrario. Aunque no necesita ayudas extraordinarias para lucir superior sobre la grama de los estadios, todo aporte es significativo en el afán de alcanzar el ascenso al primer nivel del mejor béisbol del planeta.

En la parte baja de la segunda entrada, el bate de Vargas encontró –casi por casualidad- un lanzamiento desviado del derecho, Cole Winn. Alto, rápido, pegado, difícil de conectar. El movimiento del antillano pareció involuntario, semejante a quien intenta esquivar un pelotazo o le entran dudas a última hora de si debe pasar el bate o mantenerlo sobre el hombro, o ambas cosas.

Finalmente, en el último instante del recorrido de la bola, desde que salió de la mano del lanzador, justo antes de entrar en la mascota del receptor, Miguel Antonio decidió aguantar el swing. Lo hizo tarde. Parecía un strike seguro. El primero. Pero Vargas nació para jugar béisbol, como lo hizo su padre, Lázaro Vargas.

Después de impactar en el bate, vargas terminó el swing como quien no quiere las cosas, y la pelota salió en dirección del jardín derecho. Sin tomar mucha elevación, cayó en territorio despoblado. El jardinero, que apresuró el paso, intentó quitarle el inatrapable, pero tuvo que conformarse con recoger la bola cerca de los colchones.

Durante su segundo turno ofensivo del encuentro, Miguel Antonio encontró par de compañeros en circulación (primera y segunda almohadilla). La pizarra marchaba con idéntico marcador para cada escuadra, una anotación por bando. La conexión, extraviada y sin fuerzas, le abrió las puertas de la registradora al también cubano, Omar Estévez.

El habanero conectó un inatrapable en cuatro visitas oficiales al rectángulo de bateo, su biangular número 13 de la presente temporada en Ligas Menores, con los Oklahoma City Dodgers, sucursal triple de los Dodgers de Los Ángeles.

Su primera contienda en Triple A está siendo un fuerte llamado de atención a la gerencia y entrenadores de la franquicia para la que juega. Tocando las puertas de las Grandes Ligas, Vargas acumula 75 incogibles en 266 veces al bate, luego de 67 juegos disputados. Además, exhibe 50 remolques y 57 anotaciones, para un total de 96 carreras producidas. Sus frecuencias ofensivas son: .282/.379/..485 AVE/OBP/SLG.

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