Por Aliet Arzola
Mijaín López todavía no ha dicho la última palabra sobre su carrera deportiva. Si bien muchos pensaban que la incursión en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 marcaría el cierre de su paso por los colchones, ahora todo indica que el luchador pinareño valora la posibilidad de mantenerse en la batalla hasta la lid de París 2024.
Así lo ha dejado caer tras la premiación en la gala de la Asociación de Comités Olímpicos Nacionales, celebrada en la isla de Creta, Grecia, donde recibió el galardón en la categoría de Outstanding Performance (rendimiento excepcional) por su actuación en los Juegos de Tokio 2020.
“Todo el mundo quiere saber si sigo o no sigo. Ahora solo puedo decir que hay que pensarlo, hay que meditarlo, porque no se puede llegar por llegar a los Juegos Olímpicos”, precisó Mijaín a los medios luego de recibir el galardón.
El grequista antillano reconoció que el camino hasta los Juegos Olímpicos es largo y exigente, porque todo el mundo espera resultados de un atleta como él. De cualquier manera, Mijaín no quiso cerrar definitivamente la puerta, lo cual es un claro mensaje de que todavía hay opciones de verlo competir nuevamente en el concierto bajo los cinco aros.
“Para llegar a mis sextos Juegos Olímpicos hay que pensarlo, porque llegaría con 42 años y creo que debo irme en la grande, no por debajo. Por eso estoy meditando, si me siento con las condiciones, seguro que voy”, aseguró Mijaín, cuya hipotética participación en los Juegos de París se producirían 20 años después de su primera incursión olímpica.
El vueltabajero, dueño y señor de la división superpesada durante los últimos 16 años, debutó en Juegos Olímpicos en Atenas 2004, cuando tenía solo 22 años. En aquella oportunidad ganó dos combates a Yuri Evseichik (Israel) y a Yekta Yılmaz Gül (Turquía), pero perdió en cuartos de final ante el ruso Khasan Baroev, a la postre monarca de la lid.
A pesar de la derrota, Mijaín mostró al mundo su fortaleza y al siguiente año logró la primera de sus cinco coronas mundiales. Ya en el 2008, de vuelta a los colchones olímpicos en Beijing, el cubano se desquitó ante Baroev en la final y conquistó su primer título bajo los cinco aros.
Lo que vino después es conocido por todos, otros tres cetros estivales consecutivos sin permitir un solo punto a sus rivales entre Londres 2012 y Tokio 2020, donde se vio en excelente forma física. En efecto, ese detalle, unido a su tremenda maestría, su exquisita técnica y una planificación táctica minuciosamente ideada junto a los entrenadores, le permitieron pasar por encima de sus rivales sin demasiados contratiempos.
Con 39 años cumplidos, Mijaín tendría que apostar nuevamente por una cautelosa rutina de entrenamiento para llegar en plenitud de forma a París, estrategia en la cual sería primordial la limitación de su actividad competitiva, las constantes evaluaciones multidisciplinarias a fin de evaluar su condición física y un estudio detallado de los potenciales rivales.
Nada de esto es desconocido para Mijaín y para todo el equipo del movimiento deportivo cubano que trabajó junto al luchador en la planificación de los Juegos Tokio. En el ciclo 2016-2020 (+1), el pinareño solo incursionó en eventos múltiples (Centroamericanos y Panamericanos), se mantuvo entrenando en las sombras sin dar muchos detalles de su estado, pero tuvo la oportunidad de presenciar casi todas las competencias internacionales de máximo nivel para radiografiar a sus contrarios.
Otro detalle muy importante en la preparación de Mijaín es el hecho de entrenar junto a Oscar Pino y últimamente con Ángel Pacheco, dos luchadores de la división superpesada con resultados en la arena internacional y con las condiciones para suplir al gran vueltabajero. De hecho, Pino fue el encargado de conseguir la clasificación olímpica del multicampeón.
Es muy probable que, si se lo plantea, Mijaín vuelva a tener las mismas condiciones y puntos a favor en su preparación, aunque ello no se traducirá automáticamente en victoria. La edad, su condición física y la respuesta de su cuerpo a otros tres años de entrenamiento intenso son las mayores interrogantes que ahora mismo se plantea el propio luchador, quien con mucho tacto e inteligencia ha preferido tomarse un tiempo para pensar y valorar al detalle el posible regreso a los Juegos Olímpicos.
Mientras decide, Mijaín seguirá en el foco de atención de Cuba y el resto del mundo, porque se ha convertido en una figura de gran alcance mediático. La más clara muestra es el reciente premio que acaba de recibir de parte de la Asociación de Comités Olímpicos Nacionales, que nunca había reconocido a un atleta de la Isla en las galas anuales que efectúan desde el 2014.
El luchador fue reconocido junto a otros grandes protagonistas de Tokio, entre ellos el maratonista kenyano Eliud Kipchoge (mejor atleta masculino de Tokio), la joven nadadora canadiense Maggie Macneil (mejor atleta femenina), la selección nacional de béisbol de Japón (mejor equipo masculino) y la escuadra de rugby de Nueva Zelanda (mejor equipo femenino), todos campeones en la capital japonesa.
También se llevaron premios en la gala de la Asociación de Comités Olímpicos Nacionales el conjunto masculino persecución de Italia (ciclismo de pista) y el plantel de espada de Estonia (esgrima), ambos en la categoría de mejor equipo en eventos con múltiples atletas. En tanto, Japón fue reconocido como el mejor país de los Juegos tras su fabuloso tercer lugar general, mientras Bermuda, Filipinas, Qatar, Burkina Faso, San Marino y Turkmenistán merecieron un premio por conquistar sus primeras preseas en la historia de las citas estivales.