Ser figura en la MLB es un duro reto. Brillar en la NFL suena extremadamente complicado. Entonces, ¿Qué tal si le digo que Bo Jackson y Deion Sanders lograron destacarse en las dos ligas más seguidas de Estados Unidos?
Ya sé, parece que se trata de ciencia ficción. No es lo mismo simultanear el ajedrez y el póker de élite (como por ejemplo hace el ruso Alexander Grischuk) que lidiar al más alto nivel lo mismo en béisbol que en fútbol americano.
Porque no basta con tener un físico envidiable. No señor. Michael Jordan, el rey del baloncesto, era un portento que fracasó tratando de llegar a Grandes Ligas. Usain Bolt, más rápido que todos, sufrió un fiasco al tratar de lucir en las canchas del deporte más universal.
La cosa es complicada. Intentando resumirla, podríamos decir que para hacer una carrera conjunta en la MLB y la NFL se requiere lo que podríamos llamar talento de dos vías. Que era justo lo que Deion Sanders y Bo Jackson trajeron a la vida.
Todo sea dicho: ellos no son ni por asomo los únicos atletas que lograron acceder a la cima de ambas disciplinas. La lista de los que lo lograron tiene 69 nombres encabezados por el fenomenal Jim Thorpe, aquel nativo que perdió sus medallas olímpicas por obra y gracia de la hipocresía del amateurismo.
Simultanear la MLB y la NFL, un don de atletas especiales
Lo que ocurre es que los casos de Jackson y Sanders son distintos. Especiales. El primero es el único deportista que ha podido ser All-Star en las dos ligas. El otro, el único que pudo intervenir tanto en la World Series como en el Super Bowl.
De Bo Jackson se han escrito y escribirán millones de páginas. Entre 1987 y 1990, el hombre fue capaz de conjugar exitosamente ambas profesiones con Kansas City Royals en la MLB (All-Star en 1989) y Los Angeles Raiders en la NFL (Pro Bowl en 1990), dejando un rastro memorable de jonrones, remolques, derribos con un brazo y una velocidad que, se comenta, le permitía correr 40 yardas en 4.12 segundos.
A manera de pruebas de la increíble capacidad atlética de Jackson hay un montón de imágenes. Digamos, su caminata por las paredes del estadio de Baltimore luego de una atrapada en el center o el mítico touchdown donde recorrió 91 yardas y no paró hasta el túnel del cuartel general de Seattle Seahawks.
Por su parte, Deion Sanders jugó MLB y NFL entre 1989 y 1995, a partir de lo cual se dedicó casi exclusivamente al fútbol americano y vaya si acertó, pues acabó siendo exaltado al Salón de la Fama.
Destacado estafador de bases y buen defensor de la pradera ancha, Sanders no sobresalió en la MLB a la altura de Bo Jackson, pero en 1992 llegó a la instancia que a aquel le fue vedada, la Serie Mundial, donde a la postre Atlanta Braves (su equipo de entonces) cedió ante Toronto Blue Jays. Sin embargo, el Super Bowl sí que le sonrió… y par de veces (1994 y 1996).
Dicho esto, queda claro que cuando se hable de superhombres de verdad, hay que hacer referencia a estos dos cracks.