Posiblemente, la mayoría de fanáticos no sepa que uno de los bloopers más famosos de MLB tuvo como protagonistas a dos jugadores cubanos, el lanzador Orlando Hernández y el torpedero Rey Ordóñez.
Como lo lee, el 5 de junio de 1999, los dos equipos de New York se dieron cita en el Yankee Stadium y en el box de los del Bronx se encaramó el legendario derecho con el número 26 en el dorsal de la camisa.
Corría el segundo episodio cuando vino a batear su compatriota Ordóñez con un compañero en la antesala y solo un out. Fue entonces que en cuenta de un strike sin bola, “El Duque” lanzó un rompiente al centro y Ordóñez despachó un roletazo duro que Orlando Hernández fildeó en alarde de reflejos.
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Lo siguiente debió ser rutina defensiva (aguantar al corredor en tercera y lanzar a la inicial) pero he aquí que entró en escena un imprevisto: la pelota se le atoró en el guante.
Sin embargo, los instintos de Orlando Hernández encontraron la solución en un tris tras. Una vez que se percató de que la bola no salía, se viró de inmediato hacia primera, dio una carrerita y envió el combo (guante y pelota) rumbo al mascotín de un sorprendido Tino Martínez.
Orlando Hernández, puro instinto
El estadio rompió en aplausos ante la pronta respuesta de un hombre que el año anterior ya se había ganado los corazones de la gente del Bronx, el juego continuó entre risas de los comentaristas y una parte de la grada, y a la postre Orlando Hernández se llevó la victoria con trabajo de seis capítulos con ocho imparables, tres carreras, cuatro ponches y tres bases por bolas.
Curiosamente, ese año Ordóñez ganaría el tercero de sus Guantes de Oro consecutivos, mientras Orlando Hernández acabaría conquistando su segundo anillo en fila.
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La inusual jugada que involucró a ambos cubanos sería reditada 16 años más tarde cuando el zurdo Jon Lester vivió un trance similar y, tras acercarse suficientemente a la almohadilla, lanzó su implemento por debajo del brazo rumbo a un Anthony Rizzo que soltó el mascotín para coger el envío a mano limpia.
Pitchers aparte, uno de los casos más recordados de jugadores de posición con bolas atascadas es el de Brandon Belt, quien salió a zona de foul en busca de un elevado y la esférica terminó encajándose en su guante. Por fortuna para él, el corredor que estaba en la intermedia se percató tarde de la situación y no salió rumbo a tercera.
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