Por SwingCompleto / contacto@swingcompleto.com
Este lunes el INDER de Sancti Spíritus dijo lo que muchos pensaban sería la última palabra con respecto a la situación del lanzador yayabero Pedro Álvarez, quien tendría que estar dos años sin jugar béisbol para poder irse a otro equipo dentro de la Serie Nacional.
Parecía el peor final de una película llena de absurdos en la que casi todos coincidían que la razón estaba de parte del pelotero. Sobre todo, por su derecho a estar donde realmente se sintiera bien junto al mal proceder por parte de las autoridades espirituanas, incluidos algunos fallos legales.
Pero una luz se ha asomado en lo último del túnel con respecto a su deseo de seguir lanzando en Cuba ahora con el uniforme de Industriales, según nos confirmó el propio lanzador de 25 años, y así aparece un nuevo capítulo en esta historia, el cual muchos desestimaban.
La carta pública de Pedro Álvarez, el apoyo popular de miles de personas a través de las redes sociales y el empuje dentro de La Habana de directivos y expeloteros influyentes ha hecho que esto se haya convertido en un tema de interés para ciertos “pesos pesados”.
Precisamente estos últimos dentro del marco del INDER y Comisión Nacional, y especialmente fuera del mismo, analizan con detenimiento este caso por lo compleja que se ha vuelto la situación, la cual ha recibido críticas, que crean pésimos precedentes y contribuye a ratificar ciertas realidades sobre la falta de derechos de los peloteros en la isla.
“Mucha gente buena se está moviendo para ayudarme. Mi carta llegó a manos de personas importantes que quieren resolver este problema de la mejor manera posible, que está claro que no es quedarme sin jugar pelota por dos años. Yo quiero lanzar en Cuba, no quiero irme, pero no lo quiero hacer con Sancti Spíritus por todo lo que he dicho ya. No sé si el punto estuvo en que el lugar que me quiere recibir es La Habana y quizá si no fuera Industriales la cosa hubiera sido distinta. De momento he recuperado la esperanza”, le dijo Pedrito a un colega nuestro.
Si bien es real que existe un reglamento dentro de la Serie Nacional, éste es muy ambiguo y necesita actualizarse desde hace rato. El mismo se ha aplicado en algunos casos y en otros no, y a veces ha influido el poder que tengan managers o peloteros en ciertos niveles para conseguir el objetivo en poco tiempo.
La falta de una Asociación de Peloteros en Cuba y la existencia de un béisbol que fluctúa demasiado entre el amateurismo y algo de profesionalismo se une a la disparidad entre las provincias a la hora de atender a sus jugadores.
Los beisbolistas cubanos tienen un contrato salarial en la Serie Nacional que se abre y se cierra en correspondencia con el propio campeonato. En teoría el atleta queda como “agente libre” al término de la temporada tras liquidar el último sueldo, pero no es así, pues eso tiene que ver directamente con la Federación Cubana de la disciplina en acuerdo directo con el INDER de cada territorio.
La cuestión es que existe una atadura con la provincia en la que ésta se abroga el derecho sobre el jugador con un tiempo máximo de jurisdicción de dos años. Si antes de eso el jugador es liberado es más que todo porque las autoridades deciden hacerlo, pero no porque la ley los obligue.
Cuando alguien quiere cambiarse de equipo en la Serie Nacional el proceso tiene tres pasos fundamentales. La carta de aprobación del nuevo destino, la baja por escrito del sitio donde estaba el jugador y una tercera en la que se autoriza el traslado a otro lugar. Sinceramente este último paso es absurdo pues ya con el segundo es suficiente. Hay múltiples casos de comisionados o directores territoriales del INDER que han condicionado la baja en dependencia del equipo futuro, algo completamente cuestionable que afianza la afirmación que muchas veces los peloteros cubanos son tratados como propiedad privada de funcionarios y entrenadores.
Vale recordar que en el caso de Pedro Álvarez ya había sido dado de baja en Sancti Spíritus cumpliendo con el segundo paso explicado anteriormente. Pero el tercero fue el que trabó todo, cuando se supo que el objetivo no era trabajar en la EIDE sino irse para la capital cubana y ser parte de un conjunto como Industriales.
Lógico que habrá que ver cómo evoluciona el caso durante las próximas horas, pero es mucho el ruido que se ha formado con este tema como para que se ratifique la nefasta decisión del pasado lunes, conjuntamente con el protagonismo que ahora está teniendo en el asunto un grupo de personas con poder a nivel nacional, y algunos por justeza, y otros por evitar ciertas consecuencias, permitirán la ansiada y total libertad del talentoso lanzador.