“Víctor hizo más cosas buenas que malas y era un gran manager”, dijo periodista

Por Swing Completo Para nadie es un secreto que la figura de Víctor Mesa genera comentarios y pasiones divididas, especialmente por su desempeño como manager. A pesar de las críticas de un grupo de fanáticos, peloteros y periodistas, muchos son los que defienden al extraclase ex center field villaclareño quien actualmente reside junto a su […]

Por Swing Completo

Para nadie es un secreto que la figura de Víctor Mesa genera comentarios y pasiones divididas, especialmente por su desempeño como manager. A pesar de las críticas de un grupo de fanáticos, peloteros y periodistas, muchos son los que defienden al extraclase ex center field villaclareño quien actualmente reside junto a su esposa y sus dos hijos en el sur de la Florida.

Una de las tantas personas que reconocen sus méritos por encima de sus puntos negativos es la reconocida y no menos polémica periodista Julita Osendi, quien recientemente volvió a salir en defensa del mítico número 32.

“Víctor fue un pelotero excepcional, un pelotero que todo el mundo lo quería tener en su equipo. Me acuerdo todavía de aquel antológico fildeo en los Panamericanos de Indiannapolis 1987, y como eso hubo muchos momentos grandes que hacían levantar al equipo donde jugaba. Era guía y te convertía los reveses en victorias”, comenzó diciendo la jubilada Osendi, quien estuvo más de 30 años ligada profesionalmente con la carrera de Víctor.

Pero más allá de la gloriosa etapa de VM32 como pelotero, en la cual prácticamente nadie duda de un nivel que lo sitúa a la cabeza de los jardineros centrales a criterio del mayor porciento de persona, Julita enfatizó en lo concerniente como entrenador y manager acontecido entre los años 2000 y 2017.

“Tuvo sin dudas grandes aciertos como manager, lo que pasa es que la gente no quiere ver esas cosas porque solo se empeñan en ver las máculas. Él fue un gran director y lo demostró, lo que pasa es que no tuvo suerte, un factor que sin dudas existe y nadie me puede decir lo contrario. Llevó a Matanzas a la cima pero desgraciadamente no pudo ganar porque simplemente no es un manager ganador”.

Más adelante consideró que él tiene un carácter complejo que lo ha acompañado desde la niñez por la misma formación difícil que tuvo y que mucha gente desconoce.

“Si él ha llegado donde ha llegado se debe básicamente a su esposa, la doctora Eneida, la madre de sus dos hijos. Ella ha sido un catalizador para ese carácter que tiene. Pero por ejemplo, a diferencia de otros como el mismo Yulieski que se comportan de la misma manera dentro y fuera del terreno de juego, Víctor es diferente. Víctor es una persona explosiva en el juego de pelota y en su casa o en la calle es una persona super calmada y totalmente mesurada y decente. En ese último contexto es muy buen anfitrión y una magnífica persona. Son dos personalidades muy distintas, dos Víctor diametralmente opuestos y yo sí puedo hablar con propiedad porque compartí con él en las dos partes”.

Julita no se escondió para reconocer su cariño por Mesa aún cuando reconoció algunos errores cometidos por él.

“El mayor error fue no llevarse a Pestano para el Clásico de 2013 y conmigo esa decisión lo va a perseguir toda la vida porque los problemas personales no podían haber influido en no poner a Pestano entre los tres receptores de aquel equipo y no era ninguna papa podrida”.

Sobre otros cuestionamientos señalados a Víctor la experimentada periodista señaló que en realidad todo es bastante relativo. “Víctor está tan loco como yo, pero yo soy feliz que me digan loca porque esa locura se traducía en trabajo. Cosas malas tuvo y tiene como todo el mundo, pero en una balanza fueron más las buenas que lo hacen una maravillosa persona y un gran manager, porque eso creo crueles e injustas esas críticas constantes sobre él. A veces la gente lo veía manoteando o alterado pero había que estar en el dogout para darse cuenta que no había maltrato ninguno. Jamás le dio golpe a nadie”.

Julita concluyó el diálogo sobre VM32 haciendo una anécdota vivida por ella en el Clásico en la que éste se pasó la parte final del viaje recogiendo el aseo del hotel para llevarlo para Cuba y repartirlo entre los peloteros más necesitados de su equipo. “Dime quién hace eso. Igual que una vez que se murió la madre de un pelotero en casa de las quimbambas y para allá llevó la guagua, o buscándole la canastilla a la mujer de otro jugador. En fin, yo creo que demuestra su grandeza como ser humano porque a casi nadie se lo he visto hacer en Cuba. Por eso no entiendo la crítica, y crítica y crítica que no conduce a ninguna parte”.