Por Juan Páez
Por segundo año consecutivo, un cubano brilló a más no poder en Grandes Ligas luego de ser adquirido por los Bravos de Atlanta para la segunda parte de la temporada regular. Luego de que el año pasado le tocara a Jorge Soler, esta vez el club del Tomahawk hizo lo propio con Raisel Iglesias y el lanzador derecho lo que supo fue dominar y dominar, aunque no en su puesto habitual.
Con el curazoleño Kenley Jansen cerrando juegos por Atlanta, Iglesias debió hacer a un lado su ocupación usual y convertirse en el preparador de Jansen, en el hombre del octavo inning y otras emergencias a disposición del mánager Brian Snitker.
Sin embargo, para evaluar la campaña del apagafuegos isleño, hay que irse al principio. Iglesias comenzó el año con los Angelinos de Los Ángeles, el equipo que lo firmó a un contrato de cuatro campañas y 58 millones de dólares el 1 de diciembre pasado. En sus primeras 39 presentaciones del año, todas con los celestiales, Raisel tuvo varios descalabros: perdió seis veces, tuvo efectividad de 4.04 y desperdició tres de 19 oportunidades para salvar.
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Si bien Iglesias brilló en el primer mes de la ronda regular (0.96 PCL en 9.1 innings, con 12 ponches), el escopetero tuvo su peor mes en mayo, mes que terminó con récord de 0-3 y 7.04 de efectividad en 10 apariciones. Las cosas con Anaheim mejoraron ligeramente a partir de ese terrible mes y terminó su paso por ese equipo con 16 rescates y 48 abanicados en 35.2 entradas de trabajo.
Para su propia suerte, los Bravos lo sacaron del foso en el que estaba con los Angelinos: el 2 de agosto lo adquirieron a cambio del experimentado lanzador Jesse Chávez y el también pitcher Tucker Davidson. Ahí empezó, si se quiere, el gran año de Iglesias.
Con Atlanta, fueron 28 presentaciones en las que tiró 26.1 episodios, salvó un juego, permitió 17 hits, solo una carrera limpia, dio apenas cinco bases por bolas y retiró a 30 bateadores por la vía del tercer strike. Su WHIP fue de 0.835 y ponchó, en promedio, a 10.3 ponches por cada 9.0 innings. Durante su primera experiencia en Atlanta, los contrarios le batearon para frecuencias de .185/.232/.217 y OPS de .450.
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Para dominar a placer, Raisel se hizo de una combinación letal entre su recta de cuatro costuras y su cambio de velocidad. Ambos pitcheos, que usó de manera combinada en el 55.4 por ciento de las ocasiones, le permitieron ponchar a 56 rivales y obligar a sus oponentes a batear para .181 en todo el año, producto de solo 26 imparables en 144 turnos legales que terminaron con alguna de esas dos serpentinas.
Para 2023, Iglesias afronta dos posibles escenarios. El primero, el mejor para él, ofrece la posibilidad de que los Bravos no vuelvan a firmar a Jansen para que retome su rol de cerrador y así el cubano pueda recuperar el papel de apagafuegos. El segundo da el escenario de que Atlanta firme a Jansen a otro bombero y mantenga a Iglesias como hombre del octavo tramo. ¡Amanecerá y veremos!
NOTA: Las estadísticas completas de Raisel Iglesias puede revisarlas haciendo clic aquí.