Por Antonio Palma Enseñat
Al inicio de la temporada el cubano Raisel Iglesias se figuraba como uno de los baluartes del bullpen de los Los Ángeles Angels sin embargo, sus números distaban de su calidad y comenzó a perder oportunidades de salvamento, síntomas de que algo no estaba bien. El equipo californiano salió de la carrera por los playoff y optaron por cambiarlo a Atlanta Braves.
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Desde su llegada a los actuales campeones el nativo de la Isla de la Juventud parece renacido. Recuperó su velocidad acostumbrada, pero más que eso, trajo de vuelta ese comando de pitcheos quebrados que hace lucir mal a los bateadores, como ocurrió esta tarde.
Este miércoles, con ventaja de cuatro en la pizarra el manager de los Bravos Brian Snitker no lo pensó dos veces para traer al cubano a sellar esta importante victoria que los mantiene a solo medio juego de distancia de los Mets en la pugna que sostienen ambas franquicias por el banderín de la División Este del Viejo Circuito.
Iglesias entró dominante y con solo nueve lanzamientos mató la entrada. A Ramón Laureano lo ponchó con tres de sliders, obligó a Jonah Bride a roletear por la antesala y a Cody Thomas lo puso a bailar en el home con un cambio para poncharlo.
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Con este cierre de lujo el relevista cubano mantiene viva una cadena de trece partidos sin permitir carreras, lo que constituye lo mejor de la temporada para cubanos, aunque aún se encuentra lejos del record de 28 salidas consecutivas en blanco, en poder del Misil Aroldis Chapman.
Al parecer los aires de Atlanta le han sentado bien a Raisel, pues desde que llegó al Truist Park mantiene números de lujo; en 16 juegos acumula ocho holds y un salvamento, ha recetado 16 ponches, le batean para un ínfimo 163 AVG y tiene un minúsculo PCL de 0.61. Quizás el incentivo de jugar en un equipo ganador hizo regresar su calidad acostumbrada.