Por Juan Páez
Luego de comerse las Grandes Ligas, la ronda regular y la postemporada con los Rays de Tampa Bay, en 2021 no hay un pelotero en la Liga Americana que apunte más fuerte hacia el premio al Novato del Año que Randy Arozarena. Pese a que el jardinero va a su tercera campaña en las Mayores, su estatus de novato permanece intacto, por lo que aspirará a llevarse el trofeo a su vitrina.
Para Arozarena, después de hacer historia a lo largo de todos los playoffs, llegó un nuevo momento de cumplir. Gracias a su actuación, tendrá la oportunidad de ser el jardinero izquierdo titular de los Rays desde el primer día de la campaña, por lo que tendría un buen chance de acumular números suficientes para llevarse el premio.
En caso de obtener el preciado galardón, el pinareño se convertiría en el cuarto miembro de su equipo en alzar ese trofeo, junto con Evan Longoria, Jeremy Hellickson y Wil Myers. De hecho, acabaría la sequía de Tampa Bay, pues el último en conseguirlo fue Myers, en la temporada 2013.
Pero en el caso de Arozarena, será cuestión de concretar su favoritismo, retomar su gran accionar de la zafra anterior y concretar. La razón es que sus competidores, aunque quizás no son tan fuertes como los candidatos de la Liga Nacional, no le pondrán el camino fácil. El principal grupo de rivales para Randy podría ser el de los lanzadores.
El primer aspirante que surge en la batalla por el premio aparte del cubano es Casey Mize. Es probable que el abridor de los Tigres de Detroit comience la ronda regular como parte de la rotación felina. Aunque no tuvo un buen año de debut, tiene una gran etiqueta de prospecto e incluso es el mejor de la organización, el undécimo de todo el béisbol para el 2021 y tercero entre todos los lanzadores.
El segundo es Nate Pearson, el hombre que lanza 100 millas por hora para los Azulejos de Toronto. Si bien es cierto tampoco tuvo un estreno tan positivo, se espera que sea el as de los canadienses en el corto plazo. Es el mejor lanzador derecho entre los prospectos y, aunque se recupera de una lesión en la ingle que probablemente lo aleje del Opening Day, se unirá a la rotación de su club más pronto que tarde.
Los otros dos son los derechos Triston McKenzie y Deivi García, de los Indios de Cleveland y Yankees de Nueva York, respectivamente. McKenzie comenzará en el staff de abridores de los Indios y viene de dejar una grata impresión en 33.1 innings el año pasado en las Grandes Ligas (3.24 PCL, 0.90 WHIP), mientras que García ha lucido bien en la batalla primaveral (5.0 EL, 2 CL, 0 BB, 8 K) por ser el quinto iniciador de los neoyorquinos.
A este grupo se le suman bateadores como Nick Madrigal, de los Medias Blancas de Chicago; Jarred Kelenic, de los Marineros de Seattle; y Alex Kirilloff, de los Mellizos de Minnesota. En el caso de Kelenic, aún tiene pendiente su debut en el big show.
Volviendo al plano del cubano, lo mejor que tiene Arozarena, y su mejor ventaja, es que ya tiene recorrido en las Grandes Ligas. Ya sabe lo que es dar palo a los mejores pitchers del béisbol, es el mayor de todos los mencionados y viene de tener una postemporada memorable en la que se coronó Jugador Más Valioso en la Serie de Campeonato de la Liga Americana, ante los Astros de Houston.
Randy, cuyo equipo en teoría daría la pelea nuevamente en el Este del joven circuito, tendrá seis meses para volver a deslumbrar. Así podría convertirse en el sexto cubano en ganar el Novato del Año en las Grandes Ligas y unirse a un grupo conformado por Tony Oliva, José Canseco, José Fernández, José Abreu y Yordan Álvarez.