Por Guillermo Sánchez
Randy Arozarena es uno de los mejores jugadores en las filas de Tampa Bay Rays, quizá el mejor para muchos, incluso, hasta de la MLB.
Lo del pinareño en esta campaña es para enmarcar, ha reescrito su historia personal, la de la franquicia y en algunos casos, la de Las Mayores en sí misma. En la jornada de hoy, pese a que no remolcó ni anotó, el outfielder mantuvo viva su racha positiva.
Esta tarde se enfrentaban en el tercero y definitivo de una serie tres, las novenas de New York Yankees y Tampa Bay Rays, ambas con el deseo de ganar y así llevarse los honores, esto debido a que en los compromisos previos habían dividido victorias.
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Habría el encuentro el siempre complicado Gerrit Cole, en el primer inning supo dominar al cubano con un elevado complicado a la pradera derecha a las manos de Isiah Kiner-Falefa.
Para la tercera entrada un batazo de rodado complicado hacia la antesala que defendía el venezolano Oswaldo Cabrera, fue considerado quieto (y sencillo) para Randy Arozarena.
En el quinto capítulo, aún frente a los lanzamientos de Gerrit Cole, el jardinero fue ponchado sin tirarle con una potente recta a cuatro costuras en todo el medio del plato a 98 millas por hora. En el sexto le repitieron la dosis pero esta vez frente a los envíos de Jimmy Cordero.
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Ya en el noveno episodio, Arozarena conectó un pitcheo rompiente a 82 millas por hora que fue a dar al jardín izquierdo con lo que sería su segundo sencillo de la noche, en esta oportunidad ante los pitcheos de Michael King.
Con todo esto el cubano nacionalizado mexicano cerraría la jornada de 5-2 en la victoria de Tampa sobre New York con lo que deja su línea ofensiva en .328/.397/.991 (42 hits) con nueve jonrones, 30 remolcadas y 24 anotadas. Además consigue su 18vo juego embasándose de forma consecutiva.