Por Pablo Pichardo
No todos los años, incluso hasta décadas o siglos, podemos disfrutar de jugadores especiales que sean capaces de enviar las esféricas a más de 400 pies mientras realiza sobre el box salidas de calidad en los diferentes estadios de Grandes Ligas.
Afortunadamente para todos nosotros pudimos presenciar las hazañas de un jugador con estas características que por momentos nos hizo recordar las historias de ese extraordinario jugador que fue Babe Ruth.
Desde que llegó a Las Mayores el japonés Shohei Ohtani todas las miradas de fanáticos que siguen este deporte se posaron sobre él, a la espera de ver si era capaz de repetir sus actuaciones con el equipo Nippon Ham de la Liga Japonesa de Béisbol Profesional ahora con los Angelinos de los Ángeles.
A pesar de su sobrada calidad hubo que esperar tres largas temporadas para poder ver a este extraclase haciendo de las suyas debido a que sus inicios no fueron como se esperaban ni como el madero ni desde el montículo, aunque durante este período también fue necesario que pasara por el quirófano para realizarse una cirugía Tommy John.
Quizás en su última oportunidad para demostrar que es uno de esos escogidos por este deporte el japonés no defraudo a sus miles de fanáticos no solo en Asia sino también en los Estados Unidos con temporada.
Ohtani se robó todos los focos mediáticos y con temporada de 46 cuadrangulares, 100 carreras impulsadas, .965 de OPS, 9 victorias, 3.18 de efectividad y 156 ponches se llevó de forma unánime el MVP de la Liga Americana por delante del dominicano Vladimir Guerrero Jr. y el jugador de Toronto Marcus Semien.
Pero detrás de esta gloria también hubo mucho sacrificio tras las intensas jornadas de juego y gracias a las declaraciones ofrecidas por su intérprete Ippe Mizuhara a la televisión japonesa pudimos conocer como fue todo este agotador esfuerzo del asiático.
“Sus piernas estaban temblando después de cada juego. Tenía sus manos llenas de ampollas. Shohei estaba hecho un desastre. Todo el mundo sabía que si no mostraba resultados este año, su camino como pitcher/ bateador estaría totalmente acabado y tenía la presión de todo ello. Estaba seguro que el quería hacerlo mejor que en otros años”, aseguró Mizuhara.
Una vez más el deporte nos refleja cuanto sacrificio, dedicación y hasta dolor en ocasiones hay que pasar para lograr llevar a cabo los sueños y demostrar nuestro talento.