Por Alexander García
Lo vi par de veces casi delante de mí, fue hace unos diez u once años, primero en Colón y luego en Perico, Industriales enfrentaba a Matanzas y todos tenían que ver con Alexander Malleta; ya había sido el más valioso de la temporada 2005-2006, en aquella celebre final ante Santiago, con aquel memorable jonrón ante el legendario Ormani Romero, pero la gente lo quería ver.
En la temporada anterior, 2004-2005, Malleta había regresado a Industriales, luego de dos años con los Metropolitanos. A base de sólida ofensiva se adueñó de la primera base y, a pesar de los capitalinos haber quedado fuera de las semifinales, Alexander terminó con promedio ofensivo de 330, sumando 14 jonrones e impulsando 68 carreras.
Sin lugar a dudas, Malleta fue un puntal en la necesaria renovación de los azules de la capital, pues las bajas de Javier Méndez, Kendrys Morales y Bárbaro Cañizares dejaban un hueco importante en la nómina.
Para ese entonces había emergido la nueva Aplanadora de Santiago de Cuba, la dirigida por Antonio Pacheco, la misma que ese año 2005 había vencido a La Habana en la final y se aprestaba a revalidar la corona.
Retomando el hilo de la Serie 45, durante la postemporada, Malleta bateó lo que quiso: 353 de promedio con ocho jonrones y 22 carreras impulsadas, imponiendo un récord para ese entonces y abriéndose “a base de palo” las puertas del equipo Cuba.
Si hay una relación de amor y odio hacia los Industriales, que resulta indisoluble dentro del ambiente beisbolero cubano, lo cierto es que desde ese momento el nombre de Alexander Malleta comenzó a estar en boca de todos, incluso, despertando muestras de respeto en cada rincón del país, como en aquellos juegos contra Matanzas.
Para la Serie 46 Malleta era todo un consagrado y si Industriales pudo llegar otra vez a la final ante Santiago fue en buena medida gracias a su rendimiento, sobre todo en los playoffs, donde bateó casi 400 e impulsó 20 carreras.
Aquí en este punto se impone una pausa, tal parece que el tiempo regresa hacia aquel día de 1995 cuando con solo 18 años de edad debutó en las Serie Nacionales con el equipo Industriales.
No podía haber sido mejor la entrada para él, pues en esa temporada, aunque sumó pocos turnos al bate, promedió para 308 y, lo más importante, fue parte de un elenco que se alzó con el campeonato.
Casi quince años después, en la temporada 2009-2010, cuando nadie contaba con Industriales para nada, tras una agónica clasificación, Malleta -otra vez- se echó el equipo encima en postemporada.
En la final ante Villa Clara fue decisivo con el madero, específicamente en los juegos seis y siete, ello con jonrón incluido. En resumen, durante los playoffs, logró compilar: 388 de promedio, con 4 jonrones y 18 impulsadas, siendo galardonado, una vez más, con el premio al jugador más valioso.
Con la camiseta del equipo Cuba, desde su debut en 2006, siempre sostuvo buenos números y participó en Copas Intercontinentales, Juegos Centroamericanos, la Olimpiada de Beijing en 2008 y el segundo Clásico Mundial en 2009.
Muchos lo recuerdan corriendo a diario allá por la Ciudad Deportiva, entrenando -como pocos ya- con 40 años encima. Lo cierto es que, si hay una figura que es emblemática en la historia reciente de Industriales, ese es Alexander Malleta.
Nos vemos a la vuelta.