La estadística avanzada se ha entronizado en la MLB con un gran abanico de variantes para analizar el rendimiento de los jugadores, entre ellas la referida al porcentaje de embasado (OBP, por sus siglas en inglés).
¿Recuerda ‘Moneyball’, la película donde el gerente general de Oakland Athletics echa mano a unos números “poco ortodoxos” en la búsqueda de contrataciones para un equipo de mercado reducido? Pues bien, su trabajo partía del OBP.
Llegar ‘safe’ a primera (por la vía del hit, el boleto o en última instancia el pelotazo) es el objetivo básico de todo aquel que se para en el home plate. Oficial en MLB desde 1984, esta estadística supera (porque lo perfecciona de manera notable) a su primo hermano, el average.
Más agresivos en la caja de bateo, los latinos no suelen descollar por su capacidad para negociar bases por bolas, de ahí que sus porcentajes de embasado van en desventaja con respecto a los de jugadores estadounidenses y de otras latitudes. El dato no puede ser más elocuente. Incluidas en la ecuación las Ligas Negras, solo tres de los 100 mejores OBP de la historia pertenecen a hombres nacidos en nuestra región (el dominicano Juan Soto, el venezolano Bobby Abreu y el panameño Rod Carew).
¿Y quiénes son los cubanos más destacados en el arte de embasarse? Pues bien, el primero de todos fue una estrella condenada a jugar “donde solo la pelota era blanca”, y los nueve restantes sí hicieron carrera en la MLB.
Cada vez MLB pondera más el OBP
Con un mínimo de 500 juegos jugados, el líder es Cristóbal Torriente gracias a un astronómico .427. El cienfueguero, integrante del Salón de la Fama, es conocido por algunos como “el hombre que humilló a Babe Ruth”, en referencia a un choque celebrado en Cuba en 1920 donde ambos coincidieron y Torriente despachó tres cuadrangulares y un tubey.
Tras él ancla un slugger en activo, Yordan Álvarez (.390), quien apunta a una placa futura en Cooperstown si la salud no le juega una mala pasada.
Las dos plazas siguientes corresponden al legendario Minnie Miñoso (.387) y al lamentablemente olvidado Roberto “Tarzán” Estalella (.383), en tanto el quinto puesto es para otro jugador con una carrera en desarrollo, Yandy Díaz (.373).
Rafael Palmeiro, el mejor bateador cubano en la historia de la MLB, se posiciona sexto con .371, seguido por el grande y subestimado Edmundo “Sandy” Amorós (.361), autor de un memorable fildeo en la Serie Mundial de 1955 entre New York Yankees y Brooklyn Dodgers.
El Top Ten del OBP cubano en MLB lo completan el polémico José Canseco y el inmortal Tony Oliva, ambos con .353, así como Tony “Haitiano” González (.350).