Otra tormenta sigue destruyendo emblemático estadio del centro de Cuba

Alejandro Rodriguez

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Por Swing Completo / contacto@swingcompleto.com En Cuba es bastante frecuente la presencia e impacto de las tormentas locales severas, las llamadas TLC. El 19 de abril de este mismo año uno de estos fenómenos atmosféricos hizo fuerte daño en buena parte de la estructura de uno de los estadios de pelota que más importancia tuvo…

Por Swing Completo / contacto@swingcompleto.com

En Cuba es bastante frecuente la presencia e impacto de las tormentas locales severas, las llamadas TLC. El 19 de abril de este mismo año uno de estos fenómenos atmosféricos hizo fuerte daño en buena parte de la estructura de uno de los estadios de pelota que más importancia tuvo en la zona central de Cuba, especialmente lo relacionado con el techo de la instalación al perderse alrededor de 750 planchas de fibrocemento.

Sin embargo, otra tormenta más duradera que la acontecida en aquella oportunidad ha estado afectando desde hace meses, la del olvido y la desatención.

Desde hace días pobladores del municipio espirituano de Cabaiguán han denunciado en las redes sociales, dónde si no, que uno de sus lugares más simbólicos se encuentra en un estado cada vez más deplorable.

Ya no solo se trata del techo que nunca encontró suplencia desde aquel evento natural, sino que parte de la estructura del graderío también está en una situación compleja y eso sumarle el descuido absoluto de la grama.

El estadio Mártires de Cabaiguán ha sido más importante de lo que muchos nacidos después de 1990 pueden imaginar. Incluso muchos fanáticos más allá de Sancti Spíritus y la antigua provincia Las Villas recuerdan el protagonismo que tuvo este centro deportivo en las décadas del setenta y ochenta.

En ese sitio se llegó a jugar de noche por mucho tiempo, como tres estadios de la provincia, pero hubo momentos en que Sancti Spíritus en la Nacional, y Las Villas en la Selectiva, celebraban allí un tercio y hasta más de los que juegos que tocaban de home club por el calendario.

En el caso de las desaparecidas Series Selectivas, los tres territorios villareños (Cienfuegos, Villa Clara y Sancti Spíritus) se rotaban la sede oficial como provincia. Por lo general, a cada provincia la tocaba una temporada completa para poder organizar mejor todo el entramado logístico.

Entre los hechos más llamativos acontecidos en el parque deportivo con capacidad de hasta 5 mil espectadores, estuvo el desarrollo y retiro oficial de la primera gran estrella del béisbol espirituano en Series Nacionales, Owen Blandino, el conocido “Gallo o Tabaquero de Cabaiguán”. Este antesalista fue quien dio origen precisamente al mote con el que hoy se conocen a los conjuntos yayaberos.

Por cierto, fue Blandino el último en decir adiós del juego activo de los 116 participantes de la I Serie de 1962.

Parte del protagonismo del único título de los gallos en los clásicos de la Isla (1978-79) lo tuvo este estadio, en el cual se dio un suceso único entre Nacional y Selectiva cuando dos jugadores de un mismo equipo (Antonio Muñoz y Pedro José Rodríguez) llegaron al último juego disputándose el título de los jonroneros.  Aunque “Cheíto” conectó dos ese día, Muñoz también la sacó para ganar la disputa 14-13 y así llevarse su última corona en este departamento.

Además de acoger hasta tiempos recientes los partidos de la Serie Provincial de su equipo, los Petroleros de Cabaiguán, la Serie Nacional encontró celebración allí en tiempo bastante reciente. Sin embargo, entre la pandemia, la falta de recursos y el relajamiento de las autoridades del deporte y el gobierno con un lugar tan especial para el municipio, y también su significado histórico y deportivo para el territorio espirituano, es lamentable lo que está viviendo este estadio en la actualidad.

Ojalá que las quejas publicadas por muchos de los residentes de esta tierra tabacalera más los ecos por otros espacios como éste, hagan reacciones a quienes tienen la responsabilidad de cambiar esta imagen tan terrible. Claro está, la grave situación económica que vive Cuba podrá limitar considerablemente parte de esa recuperación, en la que es obvio que las luces serán una eterna quimera, y ahora podría sumarse la extinción indefinida del techo, además de la inseguridad que ese terreno vuelva a tener el brillo que lo convirtió una vez en uno de los más seguros para los defensores y de mejor drenaje.

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